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PUEDES PELEAR CONTRA MI,PERO TE VUELVO LOCO

No es difícil sentirte diminuto cuando caminas bajo la sombra de cuatro gigantes de acero, hormigón y cristal de doscientos cincuenta metros de altura.

No es difícil sentirte desamparado cuando la ciudad del oso y el madroño está desierta.

No es difícil sentirte melancólico cuando todo lo que te rodea es silencio, calor y soledad.

Así se sentía Yoongi ese viernes de mediados de agosto a las cuatro y media de la tarde: insignificante, solitario y triste.

El paseo de la Castellana, en el que normalmente se congregaban tantas personas que apenas si se podía caminar, era en esos momentos un espacio despoblado de todo rastro humano. El trafico que a diario se colapsaba bajo las Cuatro Torres, el rugido de los motores, la indignación del claxon, no existían. Apenas había coches, apenas había gente.

Madrid, la ciudad del oso y el madroño, donde no había osos y apenas quedaban madroños, la capital llena de gente, humo y coches estaba desierta.

Yoongi alzó la vista e hizo visera con la mano. La Torre de Cristal destellaba bajo el manto celeste, tocando las nubes mientras él permanecía anclado al suelo. Suspiró y comenzó a caminar de nuevo, de nada le servía mirar al cielo cuando no podía tocarlo. Había estado a punto de acariciar las estrellas con las yemas de los dedos, había volado hasta casi llegar al sol e, igual que Ícaro, había acabado chamuscado. Negó con la cabeza, no le gustaba pensar esas cosas. Él estaba bien tal y como estaba. O estaría bien. Cuando llegara septiembre. Cuando Madrid volviera a llenarse de vida, de atascos, de empujones y carreras. Cuando su niño regresara a casa. Entonces y sólo entonces, dejaría de sentir esa horrible soledad arañándole las entrañas; dejaría de sentirse insignificante y desamparado.

Dos semanas. En dos semanas dejaría de estar solo.

¡Era de locos!

Jamás se había sentido tan desvalido, ni siquiera cuando se separó de Taemin y su cómoda y rutinaria vida reventó en mil pedazos. Ahora era peor, mucho peor. Su mundo estaba intacto, nada había cambiado; su casa, su trabajo... todo seguía en el mismo lugar, era él, el que estaba hecho trizas.

Caminó y caminó, dejó atrás las Cuatro Torres, paseó bajo las Torres Kio, deambuló hasta que los pies comenzaron a dolerle. Vagó sin rumbo bajo el tórrido sol de agosto con la mirada fija en las puntas de los zapatos. Se detuvo por fin en una parada de autobús y cuando paró el circular, montó. Lo llevaría a casa pero, ¿cuál era realmente su casa? Apoyó la cabeza contra el cristal de la ventana y pensó. Pensó en aquello que no se le iba de la cabeza desde que había abandonado el pueblo: que quizá se había equivocado.

El sábado, cuando llegó a Madrid, se sintió aliviado; alejado de todo peligro, seguro, relajado...
Pero ahora, casi tres semanas después, se daba cuenta de que esa primera noche sólo había sido una ilusión; cuando despertó el domingo se le vino el mundo encima. Las cosas más tontas le hacían llorar. Había bajado a la calle a comprar y se había sentido perdido. No conocía el nombre del dependiente que le vendía el pan, ni el del chico del kiosco de prensa, ni el de la mujer que vendía la fruta un poco más allá. No tenía ni idea de si quien le sellaba la lotería tenía hijos o si el camarero del bar estaba casado. Eran sólo sombras, igual que él. Gente con la que se cruzaba cada día, a la que saludaba amablemente, más por educación que por reconocimiento, y de la que se despedía por inercia. No conocía a nadie y nadie lo conocía a él. Sólo eran figuras anónimas en su vida.

Él mismo había sido una sombra hasta que llegó el ardiente verano, el pueblo, ÉL.

Allí llamaba a la panadera por su nombre, sabía quiénes eran su marido y sus hijos, de hecho la consideraba una amiga; había jugado a las cartas con su suegro y vivido como si fueran propias las historias que le había contado; conocía a muchas personas, las conocía de verdad, desde el muchacho con acné que atendía el kiosco, hasta al alcalde que destilaba orujo. Allí no había sombras, sino luces.

Sueños Ardientes De VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora