Veintinueve

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- ¿Estás lista para esto? – Pregunta Wilson, yo niego con la cabeza-. Es más de lo que esperaba.

Llevo tres días sin dormir bien a causa del contenido escondido en esa cámara de video y justo ahora estamos a punto de saber que contiene ¿Por qué esperamos tanto? Ninguno de los dos se sentía preparado para lo que nuestros ojos están a punto de mirar. No estamos listos para deja ir a Antuan, sabemos que abrir la grabación confirma su muerte.

Wilson hace unas cuantas cosas en el teclado de su ordenador. No es un cerebrito en estas cosas técnicas, pero debo admitir que se le da bien. Tarda unos minutos vinculando la mini cámara de video a la computadora. Según me explicó así es como funcionan todas las áreas de vigilancia, vinculan las cámaras a las pantallas y listo; obtienen una imagen directa e ininterrumpida de lo que capte cualquier cámara. Aunque para lo que nosotros queremos ver solo tiene que buscar entre los videos que quedaron grabados en el mini artefacto. Unos minutos de espera mientras la información carga.

-Qué extraño-el tono de Wilson capta mi atención, se está frotando la barbilla, pensativo-. Aquí solo hay una grabación guardada.

Da clik en un botón y la pantalla reproduce el video. Aparece una luz de fondo, deslumbra a la cámara y no deja ver nada; como si alguien estuviera captando con ella la intensa luz de un foco. Ambos acercamos la cabeza al aparato sin entender. Se supone que lo que debería aparecer en la grabación es el área de cómputo, no esto. La imagen se mueve bruscamente, el sonido está ahogado; se oyen golpes y de pronto se ve una imagen más clara. Azul cielo. La cámara es movida nuevamente y esta vez lo que observo me hiela la sangre.

- ¡Dilo! -ordena una voz distorsionada- ¡Vamos, dilo!

La cámara enfoca a Antuan, está tendido en el piso, respirando. Sus ojos se abren cuando le acercan el aparato que lo está grabando. Se oye una voz en la habitación nuevamente, pero yo solo puedo ver la cara del chico. Sigue vivo, en el video está vivo, respirando. Una sensación contradictoria me golpea, es duro verlo de nuevo después de haber ido a su funeral.

- ¡Que hables, te digo! - insiste la voz- ¡Dilo! Dile a tus amiguitos que no pueden hacer nada.

Antuan se retuerce cuando parecen darle un golpe en el estómago, escupe sangre por la boca y llora en silencio. Me llevo una mano a los labios, un mareo me inunda la cabeza y por un momento siento caer de la silla donde estoy sentada.

- ¡Habla, maldito idiota!¡Habla! -. Grita la voz distorsionada y monstruosa detrás de la cámara sin que se pueda identificar al agresor.

-No busquen más problemas- susurra Antuan sobre su piso de madera, el mismo que pisé hace unos días-. Dejen... dejen todo como está, salven sus vidas. Solo dejen de buscar o perderán-. El chico respira lentamente, parece que le falta el aire. Tiene la cara completamente manchada de sangre.

- ¿Ya lo escucharon? -la voz distorsionada resuena en el audio, es una voz molesta y gruesa. Podría jurar que es la voz de un hombre, pero a estas alturas sé que cualquiera puede truquear una grabación-. Dejen de jugar a ser héroes ¿Quieren terminar como él?

- ¡No, por favor! -. Se oye el grito de Antuan fuera del alcance de la cámara que está grabando la cama del cuarto.

-Saben que les hablo a ustedes. Saben que los observo, que son los siguientes en la lista. No tengo que decir sus nombres.

La cámara enfoca nuevamente a Antuan, esta grita una palabra:

-¡Bahh...!-. Es lo último que dice antes de que su asesino muestre un cuchillo que entierra rápidamente en el pecho de Antuan para callarlo. La imagen es salvaje y cruda. Cierro los ojos sin poder callar un grito de terror. La cámara hace un corto y aparece el cuerpo de Antuan sin vida, manchado de sangre, estrujado. La imagen se corre, la pantalla se vuelve negra y la grabación termina. Las lágrimas de coraje inundan mis ojos, aferro mis puños a la mesilla de madera.

SANGRE RUDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora