Capítulo 1

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Alana era una mujer casada con uno de los hombres más conocidos de la ciudad, pero no todo era felicidad en su matrimonio ya que ella no se sentía amada como los primeros años de su matrimonio con él.

Justin se la pasaba demasiadas horas metido en su oficina dedicando cada segundo a su trabajo olvidándose de que afuera en el trabajo tenía una vida, una mujer que le esperaba todas las noches.

-¿Alana? - me giro encontrándome con Rosalía la mujer que se encargaba de tener la mansión recogida y limpia.

-¿Sí? - le digo dudosa, estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de su presencia.

-No comiste nada de la comida - miro mi plato viéndole con toda la comida es verdad no había comida nada.

Hago una mueca retirando el plato para después levantarme de la silla.

Un día más en que me encontraba comiendo sola, sin mi marido porque estaba demasiado ocupado con la empresa.

-Lo siento Rosalía no tengo hambre mejor me subo a mi cuarto - la digo pasando por su lado.

Ella levanta su dedo con intención de decime algo, pero deja estarlo cuando lo baja y asiente con su cabeza.

Subo las escaleras que dan arriba para ir a mi cuarto, digo mi cuarto porque parecía más el mío que el de Justin ya que el solo la pisaba para dormir por las noches.

Cuando abro la puerta del cuarto siento el vacío en ella, aunque este llena de muebles y fotos de nuestro matrimonio.

¿Cuándo había cambiado tanto nuestro matrimonio?

Llevaba con el cuatro años de casamiento y todo cambio de la noche a la mañana sin ninguna explicación alguna.

Mi móvil comienza a sonar en la encimera.

En la pantalla ponía Justin, suspiro quedándome unos segundos mirando la pantalla.

Decido por cogérselo porque si no seguirá insistiendo hasta que lo termine cogiendo.

-Alana no me esperes para cenar me salió una reunión a última hora llegare muy tarde a casa, te quiero - suspiro, abro la boca para contestarle, pero no me da tiempo cuando ya él había colgado la llamada.

¿Lo ven?

A esto me refería, no teníamos apenas comunicación, cuando llegaba a casa su mítica frase era:

Alana estoy demasiado cansado hablamos mañana

Y así era todos los días, nada cambiaba al igual que mi rutina que desde hace unos años cambio para ser también la misma.

Solo salía para ayudar a Rosalía a hacer las compras, hacía gimnasio dentro de casa ya que si no tendría discusiones con Justin.

Estudie una carrera en la cual a día de hoy no me vale de nada porque no puedo cumplir mi sueño.

No tienes por qué trabajar cuando yo te doy todo

Justin no era así cuando lo conocí pero con el paso de los años fue cambiando demasiado, no salíamos al cine, ni de paseo como antes lo hacíamos.

No podía quejarme en la parte económica, pero si me quejaba en que extrañaba a mi verdadero esposo.

Decido por tomarme un baño relajante con geles que te dejaban la piel suave y te relajaban los músculos.

Cuando comienzo por quitarme la ropa un mensaje de mi mejor amiga llega a mi móvil.

Lili

¿Acaso te olvidaste de tu mejor amiga?

Enamorada Del MultimillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora