Narra Tayler:
Deje de teclear en él portátil terminándome el contenido que me quedaba en el vaso suspirando para levantarme y estirar un poco mis piernas.
Llevaba bastante tiempo dejándome los ojos en la pantalla sin parar de mirar documentos y concretar reuniones nuevas que tenía antes de ir a Rusia para ver a Alana.
Camino de nuevo a mi mesa cogiendo el teléfono fijo marcando el número de unos de los trabajadores que tenía en la empresa.
Tenía mucha confianza en él y le necesitaba para resolver una duda que me había estado dando vueltas en mi cabeza después de que apareciese Elizabeth por mi despacho.
-Necesito que vengas a mi despacho en cuanto puedas es importante - le digo serio para colgar cuando escucho un vale jefe de su parte.
Vuelvo a rellenar mi vaso caminando hasta llegar a las ventanas grandes donde puedo ver a la gente caminar por la calle.
No puedo dejar de pensar en Alana en como el imbécil de mi hermano puede seguir comportándose de esa manera con ella.
Dos toques en mi puerta se hacen presente para después abrirse apareciendo mi secretario.
-Mario - le llamo acercándome hasta él. - Necesito que investigues a esta persona quiero saber todos los detalles de ella donde vive, si está trabajando, sus contactos hasta sus secretos más escondidos - me acerco a la mesa sacando un papel pequeño apuntando el nombre y apellidos.
Claro que le había dado un cheque, pero aun así no terminaba de fiarme de ella lo de su embarazo me lo creía porque no vi en sus ojos ninguna mentira.
-Si señor ahora mismo me pondré con ello, ¿Cuánto tiempo dispongo? - le doy el papel mirándole seriamente.
-Si puede ser lo quiero para esta noche pásame todos los datos e información a mi Gmail por favor - le había elegido a él porque era muy bueno investigando.
Siempre que necesitaba información de alguna empresa o persona él sacaba todo en menos de veinticuatro horas.
-Está bien jefe así será esta misma noche lo tendrá todo - me sonríe amable. - Ahora si me permite me retiro para comenzar con mi trabajo - levanto mi brazo indicándole la puerta asintiendo con mi cabeza.
Él teléfono fijo comienza a sonar haciendo que vuelva a mi silla para contestar y seguir con el trabajo.
Iba a acabar estresado con tanto trabajo, pero lo que fuera para adelantar todo lo que pudiera e ir lo más antes posible a Rusia para verla.
Esperaba no encontrarme nada raro con el tema de Elizabeth si no tendremos serios problemas...
Narra Alana:
Me dolía mi abdomen de tanto reírme y mis mofletes mientras que estaba enseñando a Rosalía unos pasos de baile mientras que la música retumbaba por toda la casa al ritmo de nuestros cuerpos moverse.
Una de las cosas que no podía hacer en presencia de Justin poner música en casa mientras hacía cosas mientras bailaba.
Él odiaba la música alta no le gustaba nada que bailara siempre me regañaba haciéndome sentir la culpable, pero las cosas cambiaron y ahora al no estar en su casa podía hacer lo que quisiera sin que él me estuviera comiendo la oreja todo el rato.
Habíamos hecho la comida juntas, recogido la casa limpiándola organizando todo a nuestro gusto y ahora estábamos pasándolo bien bailando.
Hacía mucho que no veía una sonrisa tan grande en el rostro de Rosalía, sin duda éramos como dos pájaros en libertad.