Narra Justin:
Él día había llegado hoy volvía a Rusia donde estaba Alana seguramente esperándome.
Ya había hecho todo mi trabajo aquí, habían pasado dos días desde que Alana se fue no hable con ella.
No es porque yo no quiera si no porque llego un momento en que ella dejo de contestarme a los mensajes dejándome en visto, tampoco cogía una sola llamada mía.
Claramente tenía un mal sabor de boca porque eso solo significaba una palabra y era problemas, las cosas no me olían para nada bien.
Tenía mi avión privado preparado esperando a que yo me subiera para volar hasta Rusia, pero primero tenía que despedirme de mis padres y de mi hermano también.
Desde que me dijo mi padre sobre lo de su infarto estos días le prestaba más atención incluso no le dejaba trabajar como él quería me adelantaba para quitarle todo el trabajo que tenía de la empresa familiar.
Mi hermano le quitaba casi todo el trabajo diariamente pero mi padre era cabezón con el tema del trabajo y no quería quedarse quieto.
También había sido más cariñoso con mi madre, sé que tuve que tratarlos así antes pero ahora que se cómo están las cosas me siento muy culpable.
Me sentía como la mierda.
Aunque volviera a Rusia con Alana sentía ese malestar en el corazón al tener que dejar a mis padres en Italia.
Termino de hacer mi maleta ya había organizado bien toda la ropa que me traje al igual que mis zapatos y mis cosas de aseo.
Miro a mi alrededor recordando el momento en que entre con Alana cuando volvimos a Italia, él día en que este cuarto se convirtió en una peluquería de belleza cuando vistieron a Alana para él día de nuestra boda.
Aun puedo recordar los nervios que sentía ese mismo día al estar esperando a que Alana caminase por esa alfombra larga roja hasta llegar a mí.
Desde entonces las cosas habían cambiado demasiado, yo sentía que la misma chispa o química como lo quieran llamar ya no existía como cuando empezamos de novia y cuando nos casemos.
Eso se fue perdiendo al cabo de los años, pero aun así yo no quería dejar a Alana tan fácilmente me había acostumbrado a su presencia desde que me acuesto hasta que me levantaba al día siguiente.
Por primera vez le había contado a mi madre la situación de nuestro matrimonio, sus gestos no me dejaban para nada tranquilo.
Hijo tienes miedo a la soledad
Esa fue una frase de mi madre que me dejo marcada, le había contado todo menos la infidelidad.
Eres capaz de hacer cualquier cosa para no quedarte solo
Otra frase de mi madre que me hizo también muchas cosas que replantearme.
Cojo la maleta que la tenía encima de la cama, termino por cerrarla para después dejarla en el suelo y comenzar a arrastrarla saliendo del cuarto.
Se que están todos en el salón esperando a que yo baje para despedirme, por eso no pierdo más tiempo y me voy directo al salón.
Dejo la maleta afuera a un lado, admito que estaba un poco nervioso no se si era por la situación con la que podría encontrarme en Rusia o tener que despedirme de mi familia.
-Vengo a despedirme de vosotros - hablo cuando entro al comedor y los tres me están mirando.
-Hermano - mi hermano es él que se levanta primero caminando a mi dirección.