Sonrió porque pienso que me esta vacilando pero no, lo estaba diciendo muy enserio.
- Abre la boca Alana - me pide el sintiendo todavía algo redondo rozar mis labios.
Abro mi boca haciéndole caso, siento como mete en mi boca lo que parece una fruta, comienzo a saborearla sabiendo al segundo de que se trata.
Hago el típico sonido de cuando te gusta algo, era fresa.
- Ahora dime que estas saboreando Alana - le siento enfrente de mí.
- Fresa - le digo muy segura de mis palabras.
- Perfecto por ahora no fallaste - de nuevo le siento pegado a mí sintiendo de nuevo otro tipo de fruta o otra cosa.
- Abre la boca y me dices - abro de nuevo la boca comenzando a saborear por unos segundos para estar segura.
Ahora lo tenía más complicado porque no estaba cien por cien segura.
Tayler sin duda sabía cómo jugar.
- Creo que es bayas - le digo.
Él se queda unos segundos callado pero siento su rostro a centímetros del mío.
- Fallaste es frambuesa, ahora te toca un castigo dulce Alana - su mano se posa en mí rostro acariciando.
Sus labios rozan los míos, me alzó para poder besarle pero el se aparta para después escuchar una pena risa de su parte.
- Paciencia Alana... - me coge de la mano comenzando a caminar llevándome al saber donde.
Tengo cuidado de no chocarme con algo pero confío en él y se que no me dejara que me golpee con algo.
- Tayler que es todo esto... - le digo intentando saber de una vez cual son sus intenciones.
- Shhhh - solo me contesta él.
Suelta mí mano y puedo sentir como se aleja al escuchar sus pasos.
- No me dejes aquí - le digo rápido.
- Tranquila estoy aquí - hace que de un paso más hacia adelante para después hacerme tumbarme en algo blandito parecía una colchoneta.
Me dejó llevar por el cuando siento como se coloca encima de mí.
Siento como sube un poco mí camisa de pijama, jadeo cuando siento algo frío sobre mí abdomen provocándome sensaciones nuevas.
Si no me equivocaba se trataba de un hielo por su forma al cogerlo.
Va subiendo hasta llegar a la zona de mis pechos donde pasa el hielo por mis pezones.
Estaba helado pero también hacia que sintiera una sensación rara, era extraña pero no era mala, al revés hacia que sintiera excitación con ganas de más.
- Tayler - le digo en un jadeo, si sin duda era como un castigo porque quería tocarle.
Subo mis manos en busca de su torso pero rápido siento su mano atrapar mis dos muñecas.
- Déjame tocarte - le pido ansiosa.
- Todavía no, ese será tu castigo - hago una mueca.
Arqueo mis espalda cuando siento como pasa el hielo por mi clavícula y después por mi cuello.
Su otra mano se poso en mi cintura bajando el pantalón del pijama, sus labios rozan los míos de nuevo, me levanto un poco hasta que él decide besarme.
No puedo explicar con claridad todas las sensaciones que estoy sintiendo ahora mismo con Tayler, en mi vida había echo cosas así todo era completamente nuevo para mí.