Capítulo 3

4.8K 214 1
                                    

Después de que el chofer me dejara en casa Rosalía estaba en la cocina preparando la cena.

- Mmmm huele genial - la sorprendo, me río cuando veo su cara de susto.

- Alana mi vida me asustaste - me dice ella sonriéndome.

- ¿Lo siento? - digo sonriendo.

- ¿Y esa cara de felicidad que me traes? - me cruzó de hombros quitándole importancia.

- Nada Rosalía - me siento en la silla.

- ¿Arreglaste las cosas con Justin? - me pregunta ella interesada.

- Bueno hablemos, la carta que te dieron la otra noche era el hermano de Justin invitándonos a un evento importante, ya sabes como es él que no se apunta aunque sea importante - vuelvo a cruzarme de hombros. - Al final termine convenciendo a Justin e iremos al evento hasta llamó a su hermano para confirmárselo que iremos - Rosalía sonríe dejando un plato encima de la mesa para luego servir la cena que era lasaña.

- Me alegro mucho mi niña, Justin tiene que salir no es bueno que siempre tenga esa rutina de despacho a casa y nada más - asiento dándola la razón.

- Si bueno, echo de menos muchas salidas - hago una mueca cogiendo el tenedor.

- ¿Alana y porque no abres tu propio estudio? - me pregunta ella.

- Ya sabes Rosalía serían problemas con Justin de verdad que me gustaría poder exponer mis propios cuadros y que la gente lo puedan ver y hasta comprar si se puede, pero bueno me conformó con pintar en mi tiempo libre que es bastante - Rosalía retira la silla que había a mi lado sentándose para después mirarme.

- Alana te e visto dibujar y créeme cariño tienes un talento increíble, se que el matrimonio va de cosa de dos pero Justin no tiene porque decidir por ti, lucha por tus sueños otras personas no pueden hacerlo porque no tiene las herramientas necesarias para comenzar - mis ojos se humedecen cuando la escucho porque tenía toda la razón.

- Lo se, pero es tan difícil cuando tu propio marido no te apoya en lo que verdaderamente quieres... - las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas sin poder detenerlas.

Dejó el tener en el plato cuando Rosalía me abraza fuerte, no aguanto más y la presión que llevaba guardada de hace tiempo explota.

Comienzo a llorar fuerte pero esta vez no estoy sola, esta vez tenía un hombro para llorar que en este caso era él de Rosalía que para mi era como mi madre.

Se que dolor se siente cuando pierdes a tu madre por eso le decía a Justin que disfrutara de sus padres antes de que fuera tarde porque luego, no había vuelta atrás.

El tiempo perdido no se recupera nunca más.

- Desahógate mi niña sabes que siempre me tendrás para lo que sea, no dejes desperdiciar tu gran talento, todos nacemos en esta vida con un propósito y lo tuyo es dibujar aparte de escribir - sonrió entre lágrimas porque ella y mi mejor amiga eran las únicas que me levantaban un poco más los ánimos y me daban motivos para seguir hacía adelante.

Me paso unos minutos más abrazada a ella mientras que ella acaricia mi cabeza dejando besos, no es mi madre de sangre pero lo siento como si lo fuera, en estos momentos sentía el calor de una madre cuando estaba hay en tus peores momentos.

Apartó mis lágrimas separándome de ella sonriéndola cuando ella me sonríe.


- Gracias Rosalía no se que haría sin ti - la agradezco ella niega posando sus manos en mi rostro quitando más lágrimas.

- No me las des mi vida yo solo digo la verdad, lucha por lo que verdaderamente quieres y nunca te detengas porque siempre va a ver alguien que quiera detenerte, la envidia existe mi vida es muy mala, solo piénsalo - asiento.

Con eso se da por finalizada la conversación y sigo con mi cena sintiéndome más desahogada después de haber llorado.

Rosalía se entretiene recogiendo la cocina cuando al cabo de los minutos término de cenar la puerta principal de la casa se escucha.

Seguro que ya había llegado Justin de trabajar.

Me levanto dejando el plato en el fregadero para comenzar a limpiarlo pero Rosalía como de costumbre no me deja.

- ¡Alana! - Justin me llama desde la entrada camino asomándome encontrándome con sus ojos mirándome fijamente.

- Hola cariño - le saludo amable.

- Me voy a dar una ducha - rápido me sonrisa se borra cuando lo escucho.

¿Enserio todo iba a volver a ser como siempre tan rápido?

- ¿Me llamas solo para decirme que te vas a duchar? - el niega.

- No, solo quería saber que estabas en casa - le miro molesta.

Había sonado sus palabras tan mal.

Enamorada Del MultimillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora