Narra Tayler:
Me paro enfrente de una floristería dispuesto a comprar las rosas más hermosas para Alana se merecía eso y mucho más.
Abro la puerta escuchando al momento unas campanitas que había arriba de la puerta, miro a la mujer un poco mayor que estaba colocando unas flores en un gran jarrón bien decorado.
-Disculpe – llamo su atención cuando deja de hacer lo que estaba haciendo. - Me gustaría comprar un ramo de flores grande si puede ser con las rosas más bonitas que tengas en tu tienda – ella me mira con una gran sonrisa en sus labios.
-¿Y puedo saber para quien será? ¿Un familiar? ¿O una persona especial? - no dudo en contestarla.
-Para una persona muy especial, tan especial que me gustaría que en un futuro se convirtiera en mi esposa y la madre de mis hijos – su sonrisa aumenta haciéndose a un lado para comenzar a caminar siguiéndola yo por detrás.
-Entonces caballero estas en la floristería adecuada para eso – me lleva hasta unas rosas preciosas eran todas del color rojo menos una que estaba en medio que era blanca.
-Este ramo es hermoso yo creo que es el indicado – estaba seguro que Alana no se lo esperaría ni que me presentara en su casa cuando supuestamente estaba en Italia ni que apareciese con un ramo como este.
-Estoy segura que a la chica que se lo regales se enamorara aun más de ti es el mejor ramo que tengo en mi floristería hasta ahora – asiento con mi cabeza, prácticamente solo me faltaba un anillo.
Pero todo a su tiempo...
-Entonces sin dudarlo me llevo este – ella lo coge llevándoselo hasta el mostrador que tenía.
-¿Te gustaría ponerle algún mensaje? - me pregunta ella mirando la pantalla del ordenador que tenía al lado.
Me lo pienso unos cuantos segundos antes de contestarla.
-Si claro me gustaría que la pusieras esto – cojo un pequeño papel que tenía en el mostrador para comenzar a escribir la frase.
Ahora lo que me sostiene no es la gravedad sino tu amor
Ella coge el pequeño papel leyéndolo para después comenzar a teclearlo en su ordenador, espero a que termine cuando una tarjetita pequeña sale de una impresora especial perfectamente escrita con una letra preciosa.
Me la da para que la pueda observar mejor, paso mis dedos por las letras sintiendo el calor en la tarjetita al salir hace nada de la impresora.
-Me encanta, dime cuanto es todo – sonrió agradecido por su buen trabajo.
-Cuarenta euros señor es un placer poder ayudar a que empiece un gran amor con su amada – niego con mi cabeza sonriendo.
-Toma cincuenta quédate con lo demás, muchas gracias – saco mi cartera dándole un billete.
-Gracias a ti caballero no cualquiera me da una propina tan buena por mi trabajo – prepara rápido el ramo metiéndola la tarjetita en un sobre para después dármelo y coger el dinero.
-No es nada es un placer hasta luego y gracias espero volver más veces – la sonrió despidiéndome de ella.
Ella también se despide de mí cuando estaba a punto de marcharme, salgo de la floristería levantando mi brazo agitándolo llamando la atención del hombre que me había traído hasta aquí, se acerca hasta estar a mi lado.
-¿Si, señor? - me dice quitándose las gafas negras que tenía puestas.
-Te doy el día libre me iré en taxi si en algún momento te necesito te llamare - prefería presentarme en la casa de Alana en taxi para no levantar sospechas, la gente era habladora.