Capítulo 3: Fiesta

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Gohan parecía estar en el paraíso entre las cajas de donas. Mientras Ash y yo comíamos de a una dona a la vez, Gohan mordisqueaba una de cada sabor.

—Eres un animal —comentó Ash.

Los tres estábamos sentados en el sofá de la sala, con Gohan al medio, viendo televisión.

—Ni que tu fueras muy educado.

Ashton no respondió nada, solo miró la televisión y frunció el ceño.

—No me gusta esta película, cámbiala —pidió Ash.

Gohan comenzó a buscar el control remoto, el que terminó estando bajo su trasero. Luego de tener el control en su mano, cambió el canal y se detuvo en una película romántica.

—Uh, me gusta esta —dije yo.

Ambos me miraron asqueados.

—Iugh, es cursi —me dijo Gohan.

—¿Cuántos años tienes? ¿Nueve?

—No... —Gohan miró la pantalla justo cuando los protagonistas se estaban besando—. Ay, que asquito —dijo tapándose los ojos.

Ash rio.

—Que descaro de tu parte, Han.

—Le está metiendo la lengua a la boca, ¿sabes cuantos fluidos y gérmenes comparten?

—Tú has metido tu lengua en más de una boca y en cosas peores.

Fingí un escalofrío.

—No quiero saber de sus vidas sexuales —dije.

—No me refería a eso, degenerada —aclaró Ash—. Una vez Gohan metió su lengua dentro de mí nariz por cinco dólares.

Yo lo quedé mirando asqueada.

—Cada día que pasa me dan más asco... yo lo haría por diez.

Gohan y Ash se dieron miradas de complicidad.

—Ah, no, no. Era broma —aclaré antes de que pudieran dar una mala idea.

—Si metes tu lengua en mi nariz por cinco segundos, te doy diez dólares y pagamos tu cena por un mes —ofreció Ash.

El dinero se me comenzaba a acabar y que ellos financiaran mi cena durante tanto tiempo sonaba como una buena oportunidad.

—Dos meses y es mi última oferta.

—Hecho.

Estrechamos nuestras manos y Ash me acercó su cara. Yo me acerqué con algo de asco y saqué mi lengua con lentitud.

Gohan seguía entre los dos, mirando la escena, divertido.

Cuando sentí la punta de mi lengua tocar el interior de la nariz de Ash, sentí un escalofrío, pero aguanté y dejé parte de mi lengua dentro de su nariz por cinco segundos.

—¡Lo hizo!

Me separé de golpe y dejé mi lengua afuera para no ensuciar mi boca. Me paré del sillón y corrí hacia el baño para limpiar mi lengua con agua y jabón. Prefería mil veces sentir el sabor del jabón de lavanda antes que la mucosidad de la nariz de Ash.

Cuando volví, ambos comenzaron a burlarse.

—Te ganaste tus diez dólares y las cenas de dos meses —me dijo Ash.

—Que bien porque al paso que voy, no conseguiré trabajo más que en un comercial de esos que dicen "¡llame ya!".

—Uh, yo siempre he querido llamar —confesó Gohan—. Una vez vi una sartén azul con cerámica, ¡y nada se le pegaba!

Alaska va a Los Ángeles [LA #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora