Capítulo 43: ¿Quieres Hacerlo?

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Estaba quedándome dormida, cuando oí que alguien entreabría la puerta. No me moví, pero pude ver que Ashton entraba a buscar algo en su cómoda.

—¿Qué pasó?

Mi voz provocó que Ashton diera un salto y me miró aterrado.

—No hagas eso... me asustas.

Yo me senté en la cama y me quedé mirándolo.

—Me cuesta dormir.

Él me miró enternecido y se sentó en el borde de la cama.

—La leche tibia ayuda a dormir, ¿quieres un poco?

—No, está bien... no creo que algo me pueda ayudar —dije con sinceridad.

—Cariño —dijo Ashton después de unos segundos.

—¿Ah?

Ashton se puso de pie y volvió a sentarse a mi lado, pero esta vez, mirando en la misma dirección que yo y comenzó a acariciar mi cabello.

Bueno, eso me hizo sentir mejor, ¿pero a quien no le gustaba que le acariciaran la cabeza? Solo a raritos.

—¿A Gohan le molestara si te quedas un poco más?

—Esta casi muerto —respondió con una risa—. Vine a buscar hierba porque tampoco podía dormir con el espacio que me deja en la cama. En el último tiempo ha estado más inquieto, se mueve mucho más que antes.

Suponía que Gohan tampoco tenía muy lindas noches o sueños, no después del asunto con su padre.

Yo me acomodé para acostarme y Ashton se acomodó a mi lado. Yo le di la espalda y el siguió jugando con mi cabello, provocando que de vez en cuando sintiera escalofríos y, luego de varios minutos, me quedara dormida.

[...]

Cuando desperté en la mañana pude sentir que Ashton estaba aún conmigo, en especial porque me estaba abrazando por la espalda.

Pude notar que seguía dormido y también noté que tenía algo duro entre las piernas.

«Oh, no».

Intenté separarme de apoco, sin hacer movimientos bruscos, pero Ashton solo me apretó más contra él.

No tenía otra que despertarlo, por más vergüenza que me diera, pero entonces, comenzó a frotarse contra mí levemente.

Tenía dos problemas con eso: el que estuviera dormido y el que me estuviera provocado cosas... cosas que me gustaban.

—Ash... —susurré, pero no despertó, por lo que debí subir la voz—: Ashton.

Entonces se detuvo y pude sentir sus pestañas batirse contra mi piel.

Casi inmediatamente se separó de mí y yo me volteé a mirarlo un tanto avergonzada.

—Perdón, yo... me quedé dormido y bueno... lo siento mucho, no quería...

—¿Tendrías sexo conmigo?

Eso hizo que Ashton me mirara con sorpresa.

—Y-ya lo he hecho...

—Nunca tú solo.

Hubo un silencio un tanto incomodo.

—Bueno... ¿quieres tener sexo ahora? —preguntó inseguro.

Sabía que me arrepentiría después de lo que estaba haciendo, pero en ese momento solo estaba pensado con la parte lujuriosa de mi cabeza, con la que solían pensar los adolescentes, no con la parte racional, con la que pensaba... ni un puto ser humano en la tierra realmente.

Alaska va a Los Ángeles [LA #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora