Capítulo 28: Me Gusta

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No, definitivamente Brian no me agradaba y, lo peor, era que Gohan no parecía pensar lo mismo.

No era como que lucieran como mejores amigos, pero ambos parecían agradarse.

Brian era un maldito egoísta, no le bastaba con robarse la atención de Alaska, también parecía necesitar la de mi mejor amigo.

Estábamos sentados en la mesa de un bar que se encontraba medianamente lleno, estábamos en el segundo piso, donde la música no se oía tan fuerte y era cómodo para hablar.

Alaska estaba bebiendo un jugo, pues ella no bebía mucho alcohol y, ya que Brian estaba conduciendo, solo estaba tomando una bebida, mientras nosotros dos tomábamos unos tragos con alcohol.

No sabía si realmente Alaska lo había notado, pero Brian sólo sabía hablar de él. Él había hecho tal cosa, él había logrado tal cosa, él tenía tal cosa y así seguía.

El tipo era el típico actor que había aparecido un poco en un proyecto importante y ya se creía el centro del universo. Tenía algo que decirles a esas personas: los seres humanos estábamos lejos de ser importantes en el universo.

—¿Y la explosión fue real? —preguntó Gohan.

Brian bebió un sorbo de su vaso y luego asintió con una sonrisa.

—Solo teníamos una toma y no podíamos arruinarla —explicó—. Todos estábamos muy nerviosos. Es la escena más difícil que me ha tocado grabar.

Ahí estaba. Era la escena más difícil que a él (destáquese la persona) le había tocado grabar.

—Voy a buscar algo más de beber —avisé, parándome de golpe con una sonrisa fingida.

—Te acompaño —dijo Alie, poniéndose de pie también—. Necesito otro jugo.

No me quedó de otra que asentir y bajé con Alie a la barra para pedir algo.

—¿Y qué te pareció? —me preguntó mientras esperábamos.

—¿Qué cosa?

—Brian, tontito.

—Ah... Brian...

¿Cómo le decía a Alaska que no me había agradado nada y que no creía que fuera para ella sin lastimar sus sentimientos?

Alie me miró impaciente y yo solo sonreí nervioso.

—Es algo... pues es algo egocéntrico —dije, sinceramente.

Alie pareció extrañada.

—¿De qué hablas?

—¿Qué sabe él de ti?

—¿Ah?

—¿Te ha preguntado algo de tu vida? Además de lo básico, claro.

Alie iba a decir algo, pero luego se detuvo y lo pensó un momento.

—Creo que no... —dijo, con algo de decepción.

Yo asentí. Yo ya me lo había imaginado.

Cuando recibimos nuestros vasos, Alie me detuvo.

—¿Crees que sea algo muy malo? —preguntó nerviosa—. El que sea tan egocéntrico...

—Bueno, es poco probable que cambie —expliqué—. Si vuelves a tener algo con él, algo más serio, entonces deberás soportar que no se preocupe de otra cosa más que él... y tú mereces un hombre que se preocupe de ti, incluso más que por él mismo.

Alie bajó la mirada a sus pies y pude notar como sonreía divertida.

—¿Qué pasa? —pregunté.

Alaska va a Los Ángeles [LA #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora