como aquellos de 1995 || Draco Malfoy

[13]

Mi vista seguía negra, en mis oídos se escuchaba un zumbido molesto y sentía mi cuerpo débil. Comencé a escuchar los latidos de mi corazón, hasta que por fin mi cerebro se concentró en una conversación.

-¿Cuánto estará así?-escuché la voz de Harry decir.

-no estamos seguros. Podría despertar en unos segundos, en unas horas, en días o incluso en años. –respondió la voz de un hombre.

-pero, ¿Qué fue lo que le pasó? –preguntó ahora la voz de Ginny

-repito, no estamos seguros. –Dijo aquel hombre – hace días que está así, pero todos los estudios dieron que su cuerpo y mente están funcionando completamente bien.

-¿Por qué no despierta?-escuché a Harry gritar y golpear algo.

-tranquilícese, es un hospital. –dijo el hombre

-discúlpelo, es la hermana. Gracias por todo, saldremos un momento.-dijo Ginny y pronto escuché unos pasos alejarse.

Mis ojos ardían y mi mente estaba desordenada, volví a escuchar el zumbido de nuevo, hasta que de pronto, pum, nuevamente nada. Silencio.

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-¿otra vez con droga entre tus dedos?-preguntó él burlesco, a lo que revolé mis ojos. -Dame eso. –dijo arrebatando mi cigarro de mi mano. –tú estás demasiado chica para fumar. –habló dándole una calada.

-¿Qué cuentas?-pregunté, volteando a ver al pelirrojo que se sentaba a mi lado, viendo el horizonte

-¿yo? pues, estoy muerto, no tengo mucho más para contar. Ya sabes toda mi vida, ¿no crees?

-espera, quieres decir que yo...

-no, no, no. –dijo interrumpiéndome. – no estás muerta.

-No entiendo, Fred. –confesé

-era de esperarse. –dijo riendo. – mira, tú estás en una especie de trance. –explicó

-¿Por qué? ¿Qué me pasó?

-¿Qué acaso no te diste cuenta que me has interrumpido?

-lo siento. –dije y él rio

-bien, entonces, tú estás en un trance, yo estoy muerto, nos estamos comunicando porque necesitas alguien que te salve... ¿no era yo tu salvador? Malfoy ya no está, Ginny está ocupada, pero yo siempre estaré, pequeña. Siempre para levantarte.

-¿De qué necesito que me salven? –pregunté mirándolo.

-de ti. –Respondió – te lastimas sola. Así se aprende, sí, pero ya aprendiste mucho a los golpes. Ahora, necesitas alguien que te enseñe a curarte.

Las lágrimas se asomaron a mis ojos.

-¿Qué tal Malfoy?-preguntó dando otra calada al cigarro- ¿aún sigue estúpido como siempre?

-podemos no hablar de él.

-no. él fue tu herida, la cual nunca sellaste hasta el final, la cual fuiste abriendo cada vez más.

-¿y qué quieres que haga?-pregunté tirándome hacia atrás.

-quiero..., quiero muchas cosas. Me encantaría no estar muerto y seguir disfrutando con mi familia y amigos, conocer a mis sobrinos, quizás tener hijos.... Quiero muchas cosas–repitió–, pero solo unas pocas se pueden conseguir... ¿no?-me quedé callada, pensando en cada palabra.- mira, Anne, quiero que cierres la herida.