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-Bienvenida de vuelta, Annette. –dijo la profesora McGonagall recibiendome en la entrada del colegio. 

-profesora McGonagall, ¿Qué tal todo?- dije abrazándola. 

-El colegio estuvo en orden, aunque un poco triste sin tu presencia.  ¿cómo te encuentras?

-De maravilla. –dije, aunque aún me sentía un poco débil aún. 

-no creas que me engañaras, igual. Ya sé que debes hacer reposo  durante un mes..-venga, todos la están esperando en el Gran Comedor. 

Juntas, caminamos hasta las grandes puertas de roble del Gran Comedor. La profesora abrió la entrada con un movimiento de varita y todos en el comedor voltearon a vernos. 

El comedor se hundió en aplausos y gritos de parte de los alumnos y profesores. Rose, James,  Albus y Hugo corrieron hacia mí y me abrazaron, haciendo que casi cayera al suelo. 

-te extrañamos. –confesó Rose. 

-papá creía que estabas muerta. –dijo Hugo, recibiendo un golpe de parte de Rose. 

-calma niñita. –le dijo Hugo a su hermana frotando su barriga, donde ella le había pegado. 

-¿estás bien?-preguntó Albus aun abrazándome. 

-sí, estoy bien, Albus. Un poco cansada. -admití

-¡pero dormiste dos meses seguidos!-exclamó James

-no, idiota. Cuando estás en coma no estás dormido. –explicó Rose. 

-que delicada tu hermanita, Hugo. –dijo sarcásticamente James

-¿quieres que te golpee a ti también?-preguntó Rose con una sonrisa maliciosa en su rostro. 

-no eres capaz. –le dijo James en tono desafiante

–cinco galones a Rose. –dije a Albus y él estrechó mí mano. 

-¿quieres probar?- preguntó ella acercándose a él. 

-bueno, bueno, bueno…-dijo Hugo separándolos

-Qué gran ejemplo. –dijo irónicamente  McGonagall desde atrás, a mí. –bueno, niños, vamos a cenar y luego continúan mimando a su tía. 

Los niños me dieron un último abrazo y se fueron a sentar. Junto a la profesora, caminamos al frente y yo me acerqué a mi lugar, pero alguien estaba sentado en él.  

-¿perdón? –dije con  una sonrisa falsa 

-oh, tanto tiempo, Annette. 

-¿Qué hace esta aquí? –pregunté a McGonagall

-esta, tiene nombre. –dijo Astoria 

–ajá, sí. ¿Que hace esta aquí? –repetí

-veo que no te lo informaron… , soy la profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras. –dijo, a lo que me reí. –¿Crees que es una broma? 

–sí, y a decir verdad, a comparación a las que solías hacer cuando eras la niña insoportable...,  bueno, sigues siendo insoportable, es muy buena. Veo que haz mejorado. Ahora, muévete. 

–¿Disculpa? 

-que creo que hay un lugar por allí, ¿Por qué no vas a sentarte, linda? – dije señalando a una silla vacía al  final del pasillo de sillas. 

-porque es tú lugar y este es mío. –dijo transformando su cara de seriedad a una de burla. 

-¿tuya? –Reí- qué ingenua. 

-Tú eres ingenua. El puesto de defensa contra las artes oscuras es mío. 

-era. –la corregí.- ya no más. 

-es. –Me corrigió- hasta que tú vuelvas, es. 

-así que eres un reemplazo simplemente.   Perfecto. Vete de mí silla a aquella. –dije señalando la silla aún vacía, mientras mi mirada seguía en sus ojos. 

-no, ve tú. 

Ya casi sin paciencia, me di  media vuelta y comencé a caminar hacia la silla, mientras que ella sonreía victoriosa y se volvía a sentar. 

–estás en problemas Astoria –escuché a Malfoy decir 

En cuanto su mirada estaba al frente, me giré y caminé hacia ella. Agarré el respaldo de la silla con fuerza y lo corrí hacia atrás. Levanté el respaldo, haciendo que la silla se inclinara y Astoria cayera al piso. 

-ya volví perra. –masculle y la corrí a un lado con mi pie. Apoyé la silla en mi lugar y me senté, mientras escuchaba a ella quejarse. – MI lugar, MI puesto, Mi silla. –dije mirando al frente. 

-mi chica. –susurró Draco para que solo yo escuchara. 

-¡LA JEFA VOLVIÓ!-gritaron los de séptimo y el comedor se volvió  a hundir en aplausos y gritos que protón fueron interrumpidos por la profesora McGonagall. 

*****

como aquellos de 1995 || Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora