Un nuevo gemido salió por mí boca debido al dolor en mí coño.
–Draco...–supliqué, pero él siguió. –Draco...– volví a decir, pero con lágrimas en mis mejillas.
La polla de Malfoy salió de mí, pero su cuerpo no se había despegado del mío aún. Se acomodó en cima de mí y pasó su pulgar por mis mejillas, limpiando las lágrimas.
–te dije que sería un castigo. –susurró a mí oído. – y sabes que hasta que punto llegan a ser mis castigos cuando alguien me cela..., cuando tú me celas.
~
–Draco, por favor–suplicaba entre estocadas de su polla dura.
Sin embargo, Draco no se detuvo, no hasta lograr que él llegara a su punto máximo.
Las salsas lágrimas de dolor se derramaban por mi rostro, mientras que mis manos se clavaban en la espalda de Draco, haciendo que está sangrara.
Mi coño ardía y dolía como nunca antes. Malfoy al fin había llegado a su orgasmo y salió de mí interior. Me tomó del cuello y me sentó en la cama, aunque ganando jadeos de dolor de mí parte. Me acercó a su pecho y me envolvió en sus brazos.
Su toque me hizo doler hasta el alma. Mi cuerpo estaba demasiado débil y el hecho de estar recuperándome de un orgasmo no estaba ayudando. Nuestras respiraciones se convidaron, agitadas como nuestros corazones.
–te he dicho miles de veces que no me celes...–dijo contra mí oído–, pero tu lo hiciste igual...
El arrepentimiento por haberlo hecho recorrió mí cuerpo.
–dijiste que te gustaban mis castigos..., pero ahora pides que pare.
–y lo hiciste, ¿no?
–lo hice –afirmó–, pero merecías más castigo.
–¿que te hizo frenar? –pregunté, aunque en cierto punto me había arrepentido de aquellas palabras.
–tus lágrimas... –respondió en un susurro casi insonoro.
~
–tus lágrimas –dijo dejando un beso en mí frente. –tus lágrimas me harán siempre frenar mí placer y frenar mí vida.
–no pareció cuando decidiste hacer lo que hiciste. –dije con algo de rencor.
–¿podemos dejar ese tema de lado por esta noche? –pidio agachando su cabeza.
–mañana será de día.
–pues entonces ...shh
Dijo para luego enterrar su cabeza en mí cuello y comenzar a besarlo y luego pasar a mis labios.
Las horas pasaban y el cielo oscuro se tornó a un brillante céleste con una bola de fuego que subía lentamente.
Abrí mis ojos y miré a mí alrededor. Draco se encontraba dormido a mí lado enrrollando mi cintura en sus brazos. Su rostro estaba tranquilo y relajado, con sus ojos cerrados y su boca ligeramente abierta.
Corrí con cuidado su mano y silenciosamente me senté en la cama. Tomé mí bata de seda y la coloqué alrededor de mí cuerpo.
Me puse de pie y caminé hacia el baño. mis piernas temblaban a cada paso y eso hizo que tardará unos cuantos segundos en caminar unos pocos pasos.
Al entrar, cerré la puerta y fui al tocador. Abrí el segundo cajón y saqué de abajo de todo una pequeña caja de metal, con mis iniciales grabadas en ella.
La abrí y saqué un cigarro a medio consumir, pero no lo encendí.
Desarrollé el cigarrillo y dejé que la mariguana cayera en el frío metal de la cajita. Aún con aquel papel en mis manos dejé la caja en el mármol del tocador y lo miré, estaba a medio quemarse.
"D.M" eso era lo único que había quedado.
~
Mis ojos todavía ardían. El frío agua chocando mí cuerpo me quemaba la piel. las manchas de sangre pintaban el agua en un color escarlata, que se mezclaba con la tinta que salía de las cientas de cartas que estaba ahogando. Jugaba con la navaja que había provocado aquellos cortes en mí brazo.
Desde afuera lo más seguro es que parecía una psicópata por estar en una tina llena de agua helada mezclado con sangre y la tinta de cada una de las cartas que alguna vez Draco Malfoy me había mandado, pero yo estaba ahogando ese recuerdo lo más adentro de mí posible, o quizás solo estaba queriendo ahogarme con aquel recuerdo.
"Te amo, D.M."
Mí vista estaba directamente en esa nota, repasando cada curva de cada letra y observando cada marca en el papel arrugado de esa nota.
–y yo te odio. –dije en respuesta.
tomé la nota y quise sumergirla junto a las otras, pero de pronto, en mí mirada se interpuso mí caja de mariguana en mi vista; una redonda y de metal, con mí nombre marcado en ella. Me estiré lo suficiente para llegar. La abrí y puse esa mariguana en la nota. Enrollé aquella nota haciendo mí mayor esfuerzo por no tirar la droga. Chupé el extremo y pegé con mí saliva ese cigarrillo.
Me juré a mí misma matar a Draco de mí vida al cigarro terminarse.
Encendí el cigarrillo y di la primera calada, pero no frené.
Tercera calada, algo en mí me hacía querer terminarlo en ese mismo momento y matarlo ese mismo día.
Quinta calada, los recuerdos felices con él comenzaron a saltar en mí cabeza y por primera vez, quise parar.
paré.
Apagué el cigarro de un impulso, lo más rápido que pude y las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo.
Mis sollozos resonaban por todo el baño. Me sumergí en el agua helada y cerré mis ojos esperando a que lo peor llegara. Si no podía y no quería matar a Draco, quizas podria matarme; quería matarme.
~
tomé el encendedor dentro de la caja de metal, limpiando las lágrimas que habían caído por mis mejillas, mojando mí rostro.
dejé que la llama de fuego consumiera el corto pedazo de pergamino y en cuanto el fuego se apagó, lo tiré por el retrete.
volví a la habitación y en cuanto crucé la puerta, me encontré con Draco apoyado contra la pared al lado de la puerta del baño, solo vestido con su ropa interior.
–mierda– dije llevando una mano a mí pecho. Draco rió un poco y se disculpó, mientras que se enderezaba.
–¿estás bien? –preguntó Draco posando sus manos en mí cintura. Asentí con mí cabeza y acerqué mi cuerpo al de él.
–estoy bien. -le aseguré.
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como aquellos de 1995 || Draco Malfoy
FanfictionLa historia transcurre 20 años después de la Segunda Guerra Mágica. Annette Potter, hermana de Harry Potter, aunque lo único de parecido que tienen es el apellido, es la nueva profesora de Defensas Contra las Artes Oscuras y Hogwarts por fin consigu...