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—Deberíamos ir a la cena—dije acariciando el pecho de Draco.

—Deberíamos—murmuró él con ningún tipo de intención de moverse.

Alcé mi cabeza y miré a Draco con una sonrisa, él devolvió mi sonrisa y acarició mi mejilla.

—Deberíamos—repetí arrastrándome hacia su rostro y pasando una pierna sobre él, me le subí encima y me incliné a besarlo.

—¿Un rapidito y luego la cena?—preguntó con una sonrisa traviesa.

—Mmm... no—dije—. Tengo hambre.

—Pues devórame—dijo y reí a carcajadas, poniéndome de pie. De mala gana, Draco también se paró y ambos nos pusimos de nuevo nuestros zapatos. Draco se colocó el saco de su traje y yo acomodé mi cabello. Salimos de mi dormitorio, tomados de la mano y fuimos hacia el Gran Comedor—. Seré el postre—dijo Draco y besó un lado de mi cabeza. Carcajee nuevamente y entramos al comedor.

Nos sentamos en la mesa de profesores, cada uno en su lugar y esperamos al resto de alumnos antes de dar comienzo a la cena. Draco se quitó su abrigo y lo pasó por mis hombros—Hace frío aquí—dijo y sí lo hacía.

El día había sido particularmente oscuro y frío, sentía que debía tomarlo como una señal, pero a su vez, solo creía que era el clima, se acercaba el otoño y el clima en estas fechas solía ser así.

—¿No crees que algo no debería ser así?—pregunté a Draco.

—Solo estás paranoica.

La profesora McGonagall dio comienzo al banquete. Escuchaba como la gente me hablaba alrededor, pero mi mente se enfocaba en el salón, recorriendo con la mirada a cada uno de los alumnos, buscando eso que no debía ser así.

Las velas se apagaron de pronto y de un brinco me puse de pie. Draco a mi lado me tomó de la mano.

—Todos mantengan la calma—dijo la profesora McGonagll a los alumnos en un intento de callar sus gritos, pero no logro nada.

Hice un hechizo para amplificar mi voz y puse la varita en mi cuello.

—¡Silencio!—dije y mi grito retumbó por todo el Gran Comedor.

—Gracias—dijo la profesora a mi lado—. ¡Todos se quedarán quieto y en calma! ¡Perfectos colaboren y sigan las órdenes de los profesores!

Pero sus palabras fueron interrumpidas por el gran ruido que provocó la puerta al cerrarse de un golpe.  Y pronto, un humo pesado y negro se esparció por el pasillo del Comedor y una persona se apareció en medio del salón. Estaba encapuchado, cubierto de pies a cabeza por una túnica negra.

—Desmaio—dije apuntando con mi varita a la persona frente a todos, pero fue capaz de esquivar el hechizo. Y tras la tela negra que ocultaba su rostro, una sonrisa brilló. Murmuro algo y alzó su varita, apuntándome y pronto un rayo de luz vino hacia mí, pero fue fácil esquivarlo. Uno de mis pies se subió en mi silla y el otro dio un paso sobre la mesa, saltándola.

—¡Annette!—gritó Draco tras mi, pero ya era tarde, el encapuchado volvió a atacarme, pero esta vez no fue solo un esquivo lo que provoqué, ataqué.

Y tras hechizos y maldiciones, una vez más me encontraba en una pelea. Logré llevar al encapuchado fuera de el Gran Comedor.

Alguno de los profesores vinieron a mi defensa, mientras otros se encaraman de calmar y proteger a los alumnos. Y con un poco de suerte, conseguí derribar al encapuchado. Pero me congele al conseguir ver su rostro. No podía ser.  Voldemort.

—Un placer vernos otra vez—dijo con su voz rasposa y fría tal como la recordaba.

*****

Bueno, volví. Una vez más, perdón por la tardanza en subir lo capítulos, siendo honesta  suelo tener la cabeza en otro lado y me olvido que aún está en pendiente, pero no se preocupen, me propuse a terminar la historia antes de fin de año, no sé si lo haré, pero la intención está. Gracias por el apoyo y por lo mucho que hicieron crecer esta historia.

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como aquellos de 1995 || Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora