Mi cabeza daba vueltas. Esa voz rencorosa que pedía por mi muerte se repetía una y otra vez.
—Es ella de quien debes temer.
Obligándome a dejar de darle vueltas al asunto, despejé mi mente. Me puse de pie y caminé hacia el baño. Me di una ducha rápida para luego dirigirme a la cocina a preparar el desayuno. Había prometido llevar a Scorpius a comprar sus útiles, de paso me ayudaría a mí a comprar la cosas que yo necesito y además a despejarme luego de mi sueño.
Un café y unos panes tostados con un dulce de ciruela desayuné mientras repasaba en mi mente lo que necesitaba yo. Al terminar, fui al dormitorio de Scorpius y entré llamando a la puerta. Como era de esperarse, todo se encontraba a oscuras y Scorpius aún dormía. Me acerqué a él y acaricié su espalda llamándolo repetidas veces.
—Nunca lo conseguirás despertar de esa forma—dijo la voz de Draco desde la puerta. Él se encontraba ya con su traje puesto, aunque aun le faltaba cerrar algunos botones que dejaban ver sus abdominales, recostado sobre el marco de la puerta. Su típica sonrisa burlona dibujada en su cara.
—¿Cómo debo hacerlo?—pregunté alzando una ceja y cruzando mis brazos sobre mi pecho.
Draco caminó hacia mí. una vez detrás mío, me tomó de la cintura y me hizo a un lado. Él se acercó lentamente a Scorpius y en cuanto creí que lo despertaría de una forma parecida a la que yo intentaba, le gritó en el oído que se despertara.
Scorpius, sobresaltado, se sentó en la cama de golpe.
—Ya desperté—dijo rápidamente.
—Baja, el desayuno está listo—dijo Draco apoyando su mano en el hombro de su hijo.
—¿Siempre es así contigo?—pregunté al niño.
—La mayoría de las veces—respondió encogiéndose de hombros.
—Ven, déjalo cambiarse la ropa—dijo Draco dándome la vuelta, posando sus manos en su cintura.
—No, aguarda, Scorpius, en media hora salimos—dije apuntando con mi dedo al niño que volvía a acostarse entre las sabanas. Él solo alzó su mano y me mostró su pulgar hacia arriba.
Draco y yo pasamos la puerta y cerramos la puerta detrás de nosotros.
—Buen día, ¿no?—dijo con una ceja alzada.
—No sé si muy bueno...
—Ya deja de pensar en ese sueño, no ocurrirá—dijo seguro.
—Está bien, está bien—dije rendida.
Draco me acercó a su cuerpo y dejó un beso en mis labios, luego uno en mi frente.
—Debo ir al Ministerio.
—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté ante su confesión.
—Tu hermano no ha quitado el juicio. Realmente no lo entiendo, han pasado ya 20 años desde la guerra. Pero debo ir, ya tengo problemas con Astoria y ahora también con esto, tengo miedo de lo que pueda llegar a pasar con Scorpius.
—Te juro que hablé con Harry sobre el juicio, creí que ya había dejado todo eso—confesé.
—Parece que no. Vale, no te preocupes, los llevaré a ti y a Scorpius al Callejón Diagon y luego iré al Ministerio.
—Todo irá bien.
—Si tú lo dices, entonces sí irá todo bien—dijo con una sonrisa dulce en su rostro.
—¿Cómo está tu brazo?
—mejor, pero aún mi polla quiere entrar en ti—dijo con total tranquilidad.
—Malfoy, basta, está tu hijo allí dentro—le recordé.
Draco rió un poco pero luego de unos segundos sus ojos mostraban tristeza. ¿Qué le pasa ahora?
—¿Qué tienes?
—Nada, déjalo.
—¿Qué tienes?—repetí
—Luego te lo digo. Llegaremos tarde—dijo dándome un beso en mi coronilla y se fue, escapando de mi pregunta.
Revoleé mis ojos y me dirigí al dormitorio a cambiar mi ropa.
*****
Bueno, bueno, este ha sido un capítulo sweet, algo tranquilo luego de la pesadilla que tuvo Annette ayer. ¿Qué creen que pasará luego? Me interesa saber.
No olviden votar!!!
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como aquellos de 1995 || Draco Malfoy
FanfictionLa historia transcurre 20 años después de la Segunda Guerra Mágica. Annette Potter, hermana de Harry Potter, aunque lo único de parecido que tienen es el apellido, es la nueva profesora de Defensas Contra las Artes Oscuras y Hogwarts por fin consigu...