Scorpius dormía con tranquilidad. Los ruidos no se escuchaban gracias a los hechizos que había hecho. Acaricié la cabeza del niño y me puse de pie. Salí de la habitación, cerrando la puerta detrás de mí volviendo a escuchar la pelea de Astoria y Draco, pero ya no eran más gritos.
Paff.
Algo había roto en miles de pedazos en el piso de abajo. Asustada y preocupada, bajé cautelosa las escaleras. Había jarros, platos, vidrios, de todo, roto desparramado por el piso. Astoria gritó con impotencia y locura, pero luego rio. Corrí por los pedazos rotos, agradeciendo tener puestos mis zapatos, hasta llegar a la escena que la morocha estaba haciendo.
Astoria tenia un plato en su mano y miraba directo a Draco que estaba agachado con su brazo sangrando. Cogí mi varita lo más rápido que pude e hice un hechizo que dejó a Astoria atada por miles de cuerdas invisibles.
—¿¡Perra, acaso no te das cuenta de los desquiciada que estás!? —grité sin poder contenerlo más—. Hablas de que tu hijo debería estar contigo, pero haces que tenga ataques de pánico como recién tuvo. Hablas de tener una familia, pero lanzas platos porque no logras lo que quieres. Estás desquiciada. Y sí, quizás no sea de la familia y no tengo por qué meterme en estos asuntos, pero estás lastimando por no tener lo que quieres, física y mentalmente lastimas. Astoria, date cuenta.
—¿Qué me dé cuenta? Lo hago. Me doy cuenta de que eres una ¡perra que se mete en la vida de otros y te crees mejor!
—¡Mamá, basta!—dijo Scorpius que había despertado. sus ojos estaban rojos y llenos de lágrimas—. Basta—repitió pero esta vez sonó como suplica.
Astoria lo miró y como si fuese la primera vez que lo escuchaba, se calmó. Sus ojos pasaron de odio a dolor y pareció haberse dado cuenta de lo que estaba haciendo, como si algún hechizo hubiese frenado sobre ella. Se inundaron sus ojos de lágrimas saladas y sentí como su propio pecho se apretaba. Astoria, rendida bajó su cabeza.
—Solo quiero tener una familia—murmuró casi inentendiblemente.
Mis ojos viajaron a Draco quien miraba a su hijo. En sus ojos se veía el miedo a que Astoria haga algo que lastime a Scorpius. Me sentí de sobra. Lentamente y silenciosamente, caminé hacia una puerta detrás de mí, sabía que era la cocina.
~
Era tarde, pero dormir en esta casa era algo que no logaba. Hace unos instantes había salido de la habitación de Draco y había bajado las escaleras. No había nadie y eso era lo que más miedo me daba, pero con mi varita en mano ese miedo se me pasaba.
Abrí la puerta de mi derecha, no sabía con que me podía llegar a encontrar, pero entré igual. Era la cocina de la casa, enorme y perfectamente todo acomodado. Había una única luz encendida y bajo aquella luz, se encontraba Narcissa Malfoy. Ella se dio la vuelta en cuanto entre. Sentí mis mejillas arder.
—Lo siento—dije bajando mi cabeza, pero ella solo sonrió.
—¿Buscas algo? —preguntó amable
—Un vaso con agua, no puedo dormir.
—Ven, yo te sirvo.
—Muchas gracias, señora Malfoy— agradecí caminando hacia su lado—¿Usted tampoco puede dormir?
—Así es, vine en busca de un limón—dijo confundiéndome. ¿Para que necesitaba un limón? Narcissa sirvió un vaso con agua y me lo entregó—. El limón mejora el estado de ánimo y despeja la mente—explicó—. Ten, toma—dijo entregándome medio limón y ella cogiendo la otra mitad—. Primero, debes olerlo—dijo y acercó el limón a su nariz. Cerró los ojos y dejó que el olor ácido del limón inundara sus fosas nasales. La imité—. Ahora, toma tu vaso con agua y exprime algunas gotas del limón en él—hice lo que dijo mientras miraba como ella también lo hacía—. Y por ultimo, bebe el agua.
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como aquellos de 1995 || Draco Malfoy
FanficLa historia transcurre 20 años después de la Segunda Guerra Mágica. Annette Potter, hermana de Harry Potter, aunque lo único de parecido que tienen es el apellido, es la nueva profesora de Defensas Contra las Artes Oscuras y Hogwarts por fin consigu...