≫ ──── ≪ CAPÍTULO 20: MANZANA DE LA DISCORDIA ≫ ──── ≪

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Artemisa planeó por un año la venganza contra aquellos vampiros, ella sabía que había algunos que iban de cacería, mayormente los empleados humanos que poseían, tenía que hacer que uno de la guardia la encaminara hacia el camino de la venganza

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Artemisa planeó por un año la venganza contra aquellos vampiros, ella sabía que había algunos que iban de cacería, mayormente los empleados humanos que poseían, tenía que hacer que uno de la guardia la encaminara hacia el camino de la venganza.

Su oportunidad llegaría de la mano del mismísimo Caius.
Ella odiaba a Caius, él quemó a su padre, pero tenía que ceder ante él, si eso le aseguraba una venganza exitosa.

Caius paseaba por el bosque, cuando escuchó un grito desgarrador y el olor a sangre se hacía presente, decidió ver qué ocurría y descubrió algo que lo dejó impactado.
Vio a una mujer parecida a Dydime atrapada en una trampa de cacería,él decidió ayudarla ya que le recordaba a Dydime y este parecido le podía ayudar para que Hurrem fuera suya.
Artemisa vio su oportunidad, ambos se utilizarían para un fin en común.

Caius llegó con Artemisa en brazos,mientras Artemisa lloraba de dolor.
-Traigan a un médico, ahora.- Gritaba Caius, con desesperación, si Aro y Marcus estuvieran ahí sabrían que ambos estaban fingiendo, sin que ellos mismos se dieran cuenta de la mentira del otro.
Demetri fue el primero en acercarse y quedó estupefacto  por el parecido de esta mujer con el de Dydime,de inmediato a avisarle a un médico, y en 15 minutos ya estaba el médico presente.
Lo guiaron a una habitación de visitas, donde se hallaba Artemisa y Caius.

Corin y Sophia presenciaron todo el drama que hizo Caius por una simple esclava,porque eso parecía con esos andrajos y esa suciedad en el cuerpo.
Se lo contaron a las reinas.
Las tres reinas estaban en un mismo lugar, desde que se enteraron del embarazo de Hurrem, querían estar con ella, Ravenna estaba que no soportaba estar a lado de Hurrem y mucho menos soportar la mirada asesina de Félix.
- Sus majestades.- Hablan las dos vampiras al mismo tiempo.
-¿Qué pasa Corin?.- Pregunta Sulpicia con curiosidad.
- El amo Caius trajo a una mujer al palacio.- Responde Sophia.
- ¿Y cual es lo que las tiene asombradas?.- Pregunta Athenodora con un tono de voz oscuro. Si bien sabía que Caius la engañaba con humanas, no imaginó que iba a traer a una al castillo.
- La mujer se parece a la fallecida Dydime.
Las 4 mujeres quedaron en shock, si bien Hurrem no tenía que temer, ella sabía que si se parecía a Dydime, Marcus querrá estar con ella para ver si realmente es Dydime.
Todas se miraban entre sí, hasta que Aro llamó a Sophia y a Corin.
-Corin, Sophia, necesito que traigan toallas y ropa limpia para nuestra visita en lo que se recupera.
Las tres reinas estaban preocupadas pero más Athenodora, la pobre mujer creía que era una amante de Caius.

Marcus estaba en la biblioteca, pero de un momento a otro abrió un pasadizo secreto que lo llevaba a otro lugar, un lugar que nadie conocía, ahí en una pared estaba una pintura de Dydime.

Marcus estaba en la biblioteca, pero de un momento a otro abrió un pasadizo secreto que lo llevaba a otro lugar, un lugar que nadie conocía, ahí en una pared estaba una pintura de Dydime

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- Amore mio, perdón por no venirte a ver, pero mi esposa me quita tiempo, no quiero que creas que no eres importante, al contrario yo te he amado con toda el alma.Pero no creo tener tiempo de verte ,estoy esperando un hijo, algo que queríamos pero nunca pudimos.
Marcus era feliz con Hurrem pero no era tan feliz como lo fue con Dydime, la extrañaba, en sus pensamientos, todo hubiera sido mejor si Dydime estuviera viva y hubiera sido mucho mejor que Dydime fuera la que estuviera embarazada.
Pero él hubiera no existe.
Con dolor en su pecho Marcus se retiró del lugar y fue a ver a Hurrem.

Hurrem comía felizmente sus codornices, hasta que decidió pedir más.
- Sophia.
-Sophia no está pero estoy yo, que necesitas.- Responde Demetri con una sonrisa.
- Me traerías más codornices, por favor.
- A este paso dejarás a Volterra sin aves, pero está bien,¿algo más?
-No, nada más eso.- Respondió con una sonrisa.
Demetri se fue a las cocinas, Hurrem era graciosa, él deseaba que ella viviera una vida larga y feliz.

Marcus iba caminando perdido en sus pensamientos, cuando vio a una hermosa mujer de cabello negro, sentada de espaldas en una fuente del castillo.
-¿Acaso eres?......
Cuando se acercó a la muchacha, se impresionó por el gran parecido que tenía con Dydime, cuando lo mujer lo miró, quedó fascinado.
-¿Cuál es tu nombre?

-Mi nombre es Artemisa

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-Mi nombre es Artemisa.
Marcus estaba feliz, es como si Dydime hubiera reencarnado.
Artemisa, al ver la mirada enamorada de Marcus decidió que él iba a ser el primero en ser derrumbado.
- ¿Cuál es el suyo?apuesto caballero.- Artemisa pregunta con una sonrisa.
- Mi nombre es Marcus, me tengo que retirar, espero volverte a ver y espero convivir más contigo.

Marcus no podía creerlo Dydime volvió, quizás era una señal divina, pero no estaba seguro si ella sería igual que Dydime o sería totalmente diferente, estaba tan confundido, vio los vínculos y aún no estaban de un color establecido, pero el de Hurrem era color oro brillante, ella era su verdadera compañera, pero Artemisa podría ser Dydime.
Estaba tan perdido es sus pensamientos que una voz le quitó la concentración.
- Hurrem es mejor que Artemisa, de eso no tengo duda.- Habló Aro.
-No sabía que estabas detrás de mí.
- Es idéntica a mi hermana, pero no puedes cambiar oro por cobre.
- Pero.....
Cuando se dio cuenta ya estaba en sus aposentos.
-Te dejo, disfruta a tu familia.- Se despidió Aro con una sonrisa.
Marcus ingresó y vio a una Hurrem una sonrisa se formó en la comisura de sus labios, Hurrem le sonrió,no notó nada raro.
- Amore mio, es un placer verte a ti y a mi hijo.
-El placer es nuestro, Amore mio.- Respondió Hurrem mientras le daba un tierno beso.
Marcus amaba a Hurrem, de eso no había duda, pero estaba tentado, y si....conquistaba a Artemisa y la volvía su amante.A Hurrem no tendría que molestarle, Athenodora y Sulpicia le han soportado infidelidades a Aro y Caius,¿Por qué Hurrem no lo haría? Además las tres reinas no tienen a nadie más que estén enamorados de ellas, si Hurrem quisiera divorciarse se quedaría sola por el resto de su vida.
Hurrem notaba distinto a Marcus, si bien era frío podía sentir la calidez en sus abrazos, pero está vez no.
¿Acaso será esa mujer?
Hurrem estaba confundida. Quien diría que un mes más tarde descubriría algo que le helaría la sangre.
Ravenna estaba pensando en cómo destruir a Hurrem, pero al ver la mirada de Marcus hacía Artemisa, decidió otro plan, uno mejor que el anterior.
-Que bueno que llegaste Artemisa, ya es tiempo de que por fin sirvas de algo.

Amor reencarnado (Marcus Vulturi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora