XXV

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El rostro brillante, la sonrisa que mostraba sus dientes, el brillo en sus ojos, la risa risueña, todo desapareció de nuevo; ahora se convirtió en el llanto de las noches, en sonrisas fingidas, vómitos después de cada comida, pensamientos que amen...

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El rostro brillante, la sonrisa que mostraba sus dientes, el brillo en sus ojos, la risa risueña, todo desapareció de nuevo; ahora se convirtió en el llanto de las noches, en sonrisas fingidas, vómitos después de cada comida, pensamientos que amenazaban con su integridad, la sensación de hacer todo mal y la idea de que estaba convirtiéndose en algo terrible.

Jimin se estaba volviendo un desastre.

El golpeteo de la pelota rebotar contra el techo de cemento y caer en su mano, ido en todos los pensamientos que lo atormentan cuando su imaginación está vaga; un suspiro resopló en la habitación, la opresión en su pecho seguía ahí, haciendo un recuerdo a la realidad en la que vivía.

El beso en sus mejillas, la sensación de esos labios intrusos en su piel, y el deseo de que avance a más, se convierta en algo más que en un acto de ternura; el tormento no era solo eso, también fue ese sueño que tuvo en la hora de dormir, donde Kim Namjoon besaba apasionado sus labios y ambos restregaban sus genitales uno encima de otro.

Donde sentía los labios de ese hombrecillo de cabellos castaños besar en cada lunar, en cada parte de su cuerpo.

A pesar de que, para él, fue el más excitante de sus sueños, el arrepentimiento sobre cayó en sus hombros, haciéndolo volver a la cruda verdad, de que aquel hombre ya pertenecía a alguien más y ese alguien, no era nadie más que su propia madre.

La mujer a la que le debe absolutamente todo.

El timbre resonando en toda la casa, le hizo espantar logrando que la pelota que rebotaba contra el techo y su mano, terminara golpeando su frente. Un fuerte golpe que dejó roja la piel blanca de Jim.

Bajó de inmediato, tal vez era su madre, y justamente la voz de la mujer de la casa le llamó, y su instinto fue cierto, pero al lado venía con Namjoon.

Sonriendo con su preciosa sonrisa que mostraba los hoyuelos de sus mejillas. Mordió su labio, dejando pasar a su madre y al chico alto, venían con bolsas de compras para la semana.

-No quise levantarte, te sentías mal por la borrachera de anoche, así que te dejé dormir y me llevé a Nam. -dijo su madre desde la cocina, dejando las bolsas sobre el mesón que había en la cocina y separaba del comedor.

-Está bien mamá, gracias. Justo también me levanté de dormir. -dijo mirando de reojo al chico de cabellos castaños. Dejando las bolsas en el suelo, logrando que sus brazos se tensaran y lograran marcarse con la prenda que cargaba ese rato, lujurioso. Recordó el sueño que tuvo cuando dormía, mordió sus labios y la vergüenza no dudó en aparecer.

-¿De verdad? Entonces ayúdame a preparar la cena.

-¡Cierto mamá! Hoy dije que saldría con Wheein, la banda de Sungjin dijo que tocaría en un bar.

-¡Ah! Es verdad, Namjoon me lo dije ese día en la reunión en la casa de los padres de Nam. -respondió ella. Miró nuevamente al muchacho de cabellos castaño y le ofreció una sonrisa.

NAMMIN || EL NOVIO DE MAMÁ 💋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora