¿Recuerdas de tu canción favorita? ¿La que cantamos esa noche...?
Si te veo de nuevo,
Te miraré a los ojos y
diré que te extrañé.
En un recuerdo extasiado
está lloviendo cuando baile sólo
Pero cuando esta niebla se despeje
estaré corriendo con mis...
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—Jimin... —llamó Wheein. Ambos estaban sentados en un pedazo de tronco que estaba cerca de un estanque, a unos metros de donde estaban las tiendas de campar.
Era de noche, ya habían cenado, y se habían ido a dar unas vueltas con el fin de escapar de los juegos de adivinanzas de los adultos. Ambos yacían sentados allí, jugando a lanzar piedritas pequeñas en este; hacía frío, tanto que el helado viento atravesaba las telas de sus acogedores abrigos.
Jimin miró con atención a su mejor amiga, esperando a que ella hablara, pero se quedó en silencio cuando la vio con una afligida mirada, casi pareciendo que estaba por llorar.
Suspiró y después dejó escapar una sonrisa lineal. Llevó su mano derecha rodeando la espalda de su mejor amiga, para después colocarla en el lado externo de la cabeza y lograr que ella se arrimara a su hombro, ofreciéndole apoyo, ofreciéndole confort, paciencia y sobre todo un hombro en el cual llorar.
Él conocía muy bien lo destrozada que estaba ella, lo sabía tan bien porque nunca en sus tantos largos años de amistad la había visto de esa forma; su sonrisa fingida, su intento de "avanzar" y de sentirse "mejor".
Acarició sus cabellos azules con completa suavidad mientras oía los sollozos de la muchacha. La abrazó con fuerza y besó la coronilla de su cabeza, el frío les abrazaba a ambos, la luna junto a ellos, y tal vez unos ojitos curiosos de color marrón los veían desde lejos...
—Eso... déjalo salir... —susurró Jimin. —
Wheein lloró durante varios minutos en los hombros de su mejor amigo, y poco a poco sentía que la calma venía a su consciente, se iba sintiendo un poquito mejor, y aun más gracias al chico rubio que le ofreció tanto amor y cariño.
Y cuando se sintió plena, dijo:
—Quiero quedarme contigo Jimin. No iré con mi hermano Hoseok, tal vez unas semanas de vacaciones después del semestre, pero no tengo razones para ir a vivir allí. Aquí estás tú, mi hermana Soo, y mi sobrino que viene en camino.... aquí está mi vida, y sé que para avanzar tengo que superar esto aquí... o si no, veré mi país natal como el lugar que más malos recuerdos tuve, y sé que mi mamá estaría orgullosa y se me ve bien desde aquí... si me ve avanzar...
—¿Estás segura? No soy nadie para frenar tus ideas, tus decisiones, pero quiero que lo pienses bien... y veas que es lo mejor para ti, yo estaré muy orgulloso de tus decisiones y siempre sabes que te ayudaré a confrontar las situaciones.
—Estoy segura Min-nie. Quiero quedarme aquí y sé que con tu ayuda saldré muy bien de aquí porque tu estarás a mi lado... —se separó de su mejor amigo y tomó su mano derecha para planta un sutil beso en los nudillos de esta. —Me quedaré Jimin.
El muchacho sonrió con dulzura y se acercó a la cabecita de su mejor amiga, dejando un tierno beso en los delgados cabellos azules de ella.
La relación que tenían ambos era una muy bonita, los unía el apoyo incondicional que se proporcionaban ambos, los sentimientos bonitos que sentían uno por el otro, no de la forma romántica, era simplemente el sentimiento de una amistad tan única, y sobre todo la confianza que se tenían, tanto como para mostrarse destruidos uno al otro y así ofrecer el hombro en el que puedan recostarse y llorar.
