Capítulo 86

18 3 0
                                    

Telefoneé a mi madre tras cruzar la primera calle.

Ella atendió a la llamada rápidamente.

—Hola, cielo.

—Mamá —suspiré, intentando formular oraciones coherentes a partir de mis pensamientos dispersos. Aún mantenía la cálida adrenalina del momento en mi sistema.

—¿Pasa algo?

—Pues... puedes ponerlo así.

Me detuve en la acera tras percibir una sensación de inquietud. Tenía el presentimiento de que alguien me estaba observando, pero no logré dar con ninguna persona que tuviera su mirada fija en la mía.

Sin darle importancia, retomé la caminata.

—¿Recuerdas aquel día que hablamos sobre las oportunidades laborales y lo que significaría para mí encontrar empleo en una galería de arte? —inquirí, intentando que concibiera la idea a partir de la parte positiva.

Mi madre, sin embargo, soltó un bufido al otro lado de la línea.

—Sí, lo recuerdo. Pero, escúchame, Thea...

—Pues me aceptaron en una —confirmé, irrumpiendo cualquier idea que fuera a manifestar.

Lo siguiente que fui capaz de oír fue silencio. Un silencio sepulcral, mortal, por lo que consideré que quizás la llamada se había cortado.

—¿Mamá? —indagué.

—¿Qué quieres decir con que te aceptaron? —increpó, segundos después.

—Pues eso. Que tengo un empleo nuevo. Acabo de renunciar al salón de belleza.

—¿Renunciaste? —repitió, con su tono de voz elevándose varias octavas.

—Sí —afirmé.

—Pero... Tú... ¿Cómo sabes que...? Thea, era un trabajo seguro.

—Seguro, claro —farfullé, con sarcasmo, poniendo los ojos en blanco mientras cruzaba otra calle—. Lo único seguro de ese lugar era la forma en que me explotaban.

—Maldita sea —masculló mi madre, y yo me asombré. No solía maldecir en voz alta ante mi presencia—. Thea, ¿cómo se te ocurre...?

—Eh, que ha sido una decisión acertada. Podrías oírte un poco más feliz sobre el asunto, ¿no crees?

—¿Cuánto te pagan ahí? —Cuestionó ella, con severidad. Parecía como si me estuviera castigando por haber roto su jarrón favorito, como a una niña de seis años— ¿Acaso cubre la cuota? Te recuerdo que me es indispensable el dinero... —Mi madre inspiró profundo—, no puedo cuidar de Cassie sola.

—Todo está bien, mamá —prometí—. Es un buen salario, incluso casi dobla al anterior.

—¿Lo duplica? —Había consternación en la voz de mi madre. Incredulidad también. Lo atribuí a la conmoción del momento, dado que yo también había gozado de una reacción similar.

—Es perfecto —asentí, tratando de que lo viese de la misma forma que yo—. Lo tiene todo, mamá. Es un ambiente hermoso, y las tareas que debo cumplir se ajustan a mis capacidades...

—¿Cuándo...? —Mi madre carraspeó— ¿Cuándo es que inicias allí?

—Aún no lo sé —confesé—, pero debo dar una respuesta antes de mañana por la noche. He revisado el contrato y me encontraré en un período de prueba por tres meses. Luego, si me desempeño eficientemente, firmaré por tiempo ilimitado.

—Mm. Pues no suena tan mal.

Sonreí, inevitablemente.

—¿Verdad? Y todo fue gracias a Kaiden...

Lo que sangra el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora