Capítulo 71

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Kaiden nos llevó al bar que quedaba a poca distancia de casa. Era el mismo en donde había conocido a Calvin, donde Lydia había dado inicio a su relación con Isaac. Y donde comenzaron a aparecer las señales que indicaban que mi enemistad con Kaiden no se categorizaba como tal.

Sin soltar nuestras manos, ingresamos al local. La música estaba a tope, haciendo que los altavoces hicieran manar los acordes de Why'd You Only Call Me When You're High? de Arctic Monkeys.

Kaiden nos guio a ambos hasta llegar a la barra. Tomé asiento en uno de los taburetes mientras él hacía lo mismo a mi lado.

Sin perder ni un segundo, ordenó algo para comer.

—¿Beberás algo? —inquirió, con su voz tranquila.

—Una cerveza —pedí.

Él repitió la orden al chico tras la barra, y entonces se volteó hacia mí. Me atrapó jugando con los dedos de mis manos sobre la tela del vestido.

—Oye —Su mano cayó en mi rodilla. El tacto hizo que la piel se me erizara, y lo hizo aún más sabiendo que el vestido era lo único que estaba usando en aquellos momentos para cubrir mi cuerpo. Y si hacía que su palma ascendiera por mi pierna...—, tranquila. Yo también estoy nervioso.

Aquello hizo que mis ojos encontraran los suyos.

—¿Tú, nervioso?

—Así es —afirmó.

—¿Por qué?

Él suspiró.

—Porque eres tú.

Fruncí el ceño, sin comprender ni una palabra.

—Porque se trata de ti, no de una conquista más —aclaró—. Te lo había dicho, y lo decía en serio. Puede que deba explicar unas cuantas cosas más respecto a eso, siempre que estés dispuesta a oírlo.

La compresión se asentó en mi cuerpo.

Se estaba refiriendo a aquellas veces en las que lo había encontrado acompañado.

Me relamí los labios resecos.

—Pues por eso estamos aquí, ¿no? —Respondí— Es todo el punto.

Kaiden esbozó una sonrisa pequeña de alivio. ¿Él creía que saldría corriendo? ¿Después de todo lo que había sucedido entre nosotros? ¿Después de la semana de expectación que me había hecho transcurrir? No, que lo olvidara.

El chico detrás de la barra hizo acto presencia, colocando nuestras cervezas y la comida entre nosotros. Al hacer recaer mis ojos en ésta última, no pude evitar sonreír. Eran patatas fritas con kétchup a un lado.

—De acuerdo —musitó Kaiden—. Quizás deba empezar por el principio.

—Toda buena historia lo hace —repuse.

—Ya, pero no es hasta entrados varios capítulos que notas si es buena o no —replicó él, siguiéndome el juego.

—Asumiré el riesgo —declaré, incitándole a que prosiguiera.

Asumiría cualquier riesgo si con aquello lograba tenerle cerca.

Kaiden suspiró. Tomó el vaso de su cerveza y le dio un trago.

—La verdad es que me encandilaste desde la primera vez que te vi, en el mejor sentido de la frase —confesó.

Y aquello me dejó aturdida. ¿Había oído bien?

—¿Qué?

—Es cierto —confirmó—. En el momento en que puse mis ojos en ti, no hubo manera de quitarte de mi mente.

Lo que sangra el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora