Capítulo 70

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Me observé fascinada frente al espejo. Aquel vestido púrpura oscuro envolvía mi piel de forma exquisita, acentuando delicadamente cada curva estratégica. Sólo un par de centímetros por encima de las rodillas y algo de espalda desnuda. Admito que mamá había hecho una buena elección.
El maquillaje en proporciones adecuadas y el cabello suelto, una sedosa cascada.

Sonreí. Siempre he sabido que me veo bien en ligueros y tacones aguja, pero de alguna manera me hace sentir bien que también puedo verme bonita sin estar semidesnuda y con cuatro capas de maquillaje sobre mi piel.

Oí el tintineante timbre en la sala y luego se escuchó un taconeo precipitarse por la escalera. Medio segundo después alguien tocó la puerta de mi habitación.

-Puedes pasar- avisé distraídamente mientras me acomodaba el sencillo escote.

-Señorita Liejett. El joven Styles está esperándola en la sala- me avisó Greta, otra de las mucamas. Hice un mohín hacia ella. Detestaba tanta formalidad. –Por favor, __________- rogó ella ante mi expresión fulminante y yo solté una risita.

-Dile que bajaré en un minuto.
Greta asintió y salió disparada escaleras abajo.

Hoy era el día de la gran fiesta en la mansión de los amigos de papá. Sus empresas se habían unido para lanzar un nuevo producto al mercado por lo que ésta sería la fiesta de presentación.
Mamá y Amelia –la mujer de la otra familia- habían organizado minuciosamente aquella celebración, sin molestarse por el dinero, cubriendo absolutamente cada detalle. Realmente sería algo grande.

Taconeé hacia la puerta luego de tomar mi abrigo y mi bolso. Bajé cada escalón con cuidado de no tener ningún accidente debido a los altos y finos tacones que llevaba en mis pies.

Me dirigí a la sala, no sin antes echarme un rápido vistazo al espejo que cubría una pared del vestíbulo. Una vez más, contenta y emocionada llegué a mi destino.

Harry iba con un esmoquin gris oscuro y como siempre, aquel sexy cabello alborotado. Una corbata en el mismo tono, y unos notablemente caros zapatos italianos.
Me entregó una sonrisa pícara y se acercó besando mi mano.

-Estás bellísima- dijo con voz tranquila y tomó mi mano. – ¿Lista?
Asentí.

(…)

-Liam… puede que se encuentre allí junto a su familia- le dije mientras conducía a través de Los Angeles hacia la mansión.
El me lanzó un breve vistazo y luego suspiró jugando con su mano derecha sobre el volante.

-Está bien.
Lo observé intentando deducir si lo decía en broma o realmente estaba bien con ello. Por su expresión seria noté que le molestaba, pero tenía métodos placenteros para resolver eso.

-Bebé…-dije poniendo mi mano en su muslo en una ligera caricia. –Te amo.
Él refunfuñó dándose cuenta al instante de mis deseos de distraerlo.

-¿No me amas?- cuestioné haciéndome la ofendida.
El soltó una carcajada.

-Te gusta que lo repita, ¿verdad?
Asentí con una sonrisita.

-Pues claro.

-Entonces… -dijo deteniéndose ante un semáforo en rojo. -… te amo. Más que a nada- me dio un tierno beso en los labios y acarició mi cabello.

Aquello produjo una sensación de dulce ardor en mi pecho y me sonrojé sin poder evitar la sonrisa tonta.
Entrelacé mis dedos con los suyos y continuamos el resto del viaje en un relajado silencio camino a la impetuosa casa.

(…)

-Es un gusto que estén aquí- dijo mi madre mientras se acercaba y detrás de ella un mozo con una bandeja llena de copas.
Harry tomó dos, ofreciéndome una.

-El vestido es un encanto- halagué la elección de mi madre y ella sonrió satisfecha.
Mi novio sonrió y puso una mano en la curva de mi cintura.

-¿Ya les han dicho cuál es su mesa?- preguntó mamá observando el amplio jardín repleto de elegantes mesas bastas de vajillas de cristal, como si se tratara de un palacio.
Asentimos con la cabeza y entonces ella concluyó:

-Pueden ir por allí, los veré en un rato. Disfruten la velada.
Y taconeó por el delicado sendero hacia la casa.
Harry suspiró.

-Pareces tensa cuando estás cerca de tu madre- dijo envolviéndome con un brazo mientras que observaba el lugar escépticamente.

-Aún sigo esperando que me diga que me desheredará por estar contigo. –El frunció el ceño. –Sabes que no me refiero a eso- dije apretando una mano contra su pecho. –Sólo que cierta vez…
Me quedé callada, sopesando el asunto.

-¿Cierta vez…?- me animó Harry ahora con la curiosidad picando.
Solté el aire.

-Mi primer novio, Cal. El tenía tres o cuatro años más que yo. Yo tenía dieciséis y seguía en el instituto, pero él ya estaba en la universidad. Era conocido como… -levanté una mano haciendo comillas con los dedos- “el chico malo”. Se saltaba todas las reglas, y me arrastraba a mí con él. Mis padres estaban furiosos y me habían dicho que debería salir con alguien de mi edad e intereses, pero yo… lo quería. Realmente fui una estúpida.
Harry parecía sorprendido ante la nueva revelación, sin embargo, luego de unos segundos de vacilarlo, dijo:

-¿El fue con quién tuviste tu primera vez?
Y ahí fue cuando yo me tensé.
Me aclaré la garganta.

-No es necesario entrar en detalles…

-Responde- pidió él con una risita pero noté que también tenía curiosidad e incluso algo de enfado por el tema.

-Sí, fue él.
Entonces se quedó callado y supe que por más que se lo esperaba, la noticia le había caído como un balde de agua fría.
Me apresuré a añadir:

-En aquel momento tenía casi diecisiete años, no sabía lo que realmente quería.

-¿Y ahora estás segura?- preguntó él en voz baja y frunciendo el ceño.

-¿Siquiera lo dudas? Estoy completa y estúpidamente enamorada de ti.
Harry sonrió y se formó un adorable hoyuelo en su mejilla. Lo besé y le devolví la sonrisa.

-¿Vamos a la mesa?- preguntó y yo asentí.
Caminamos de la mano, totalmente conscientes de que todas las miradas estaban en nosotros.
Esto era algo así como la nueva primicia. La hija de los empresarios Liejett con su nuevo novio. Si no es que hubieran inventado un rumor como que él en realidad era un hermano perdido al que me follaba, o algo por el estilo. Digamos que mi reputación no es precisamente impecable.

-Me siento observado- dijo mi novio entredientes y solté una risita mirando a una pareja que nos observaba sin descaro. No aparté mi vista hasta que se sintieron lo suficientemente incómodos para hacerlo ellos.
Supongo que no sólo me sentía intimidante cuando estaba semidesnuda y moviendo las caderas para incitar a los hombres. Alguna parte de mí, siempre ha necesitado esa clase de poder-personal, en el que no necesitas de nadie para deshacerte de pormenores.

Nos sentamos en nuestra mesa, que llevaba en una brillante placa “Styles – Liejett”. Sonreí. Alguien se llevaría a casa esa cosa luego de la cena.
Y cuando digo “alguien”, me refiero a mí.

Cuando todo el mundo estuvo sentado, de unas plataformas cayó un telón color crema que impedía nuestra vista a la casa y dejaba aquel jardín un poco más privado del exterior.
Los mozos llegaron con lo que vendría a ser el plato principal y mamá y Amelia se pararon frente al telón, que presentí, no estaba allí sin algún motivo especial.

Amelia comenzó hablando de estar agradecida a todos por venir, y especialmente a mi madre por ayudarla con toda esa mierda.
Escuché sin atención el discurso, mientras mantenía la mirada fija en la sexy boca de Harry.
Pensar que yo había estado tantas veces allí, saboreándola y deleitándome con ella.

One and Only {Harry&tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora