-Ya casi termina el fin de semana- me quejé mientras me acurrucaba con Harry en el sillón.
En la televisión pasaban la publicidad de una película de la que jamás había escuchado hablar.
-¿Quién dijo que tiene que terminar ahora?- preguntó en mi oído y su tono me pareció demasiado ambiguo para no cuestionárselo.
-¿A qué te refieres?
Él me observó y de repente sentí el aire cargarse de intensidad. Así solía suceder cada vez que mis ojos y los suyos hacían conexión. Era notable el cambio en nuestras respiraciones, y el ligero rubor cubriendo mis mejillas. Me sentía trágicamente vulnerable junto a él, y lo más raro es que no me importaba.En otras circunstancias y algún tiempo atrás me hubiera sentido estúpida al ser débil ante un hombre, pero Harry era tan dulce conmigo, tan increíblemente cariñoso, que tan sólo con un gesto elocuente me demostraba su afecto.
Si pudiese comparar el tipo de pensamientos que rondaban por mi cabeza hacía casi cuatro meses, y lo que pensaba en ese instante del amor,… probablemente el contraste sería máximo.
Harry era el equilibrio y desequilibrio de todo.
Sí, diablos, lo amaba.Éste era mi primer gran amor, y esperaba que nunca acabase como toda estúpida adolescente.
Mi mente no concebía finales tristes, simplemente no me imaginaba el final de aquello.Cuando volví a la realidad tenía a Harry besando mi cuello y haciéndome cosquillas con su cabello cerca de mi barbilla.
Solté una risita y me hice a un lado.-¿Qué propones?
-Vamos a un autocine- dijo él y su mirada se cargó de lascivia. Golpeé su hombro. –Oh vamos,… no creerás que usaré ese viejo cliché para pasar mi brazo sobre tu hombro, ¿verdad?
-De hecho… -comenté yo- no esperaba precisamente que pasaras tu brazo por mi hombro. ¿Desde cuándo ese gesto tiene que planearse?- bromeé divertida. –No me hagas pensar que estoy saliendo con un anciano, Styles. Eres un chapado a la antigua.
-Éste chapado a la antigua te llevó a la cama… así que tu argumento es inválido, milady- dijo teatralmente y me eché a reír. El me acompañó.
-Sí- asentí con una sonrisa. –A la cama... al sofá, a la ducha, a la cocina, al escritorio en tu oficina… -enumeré y el negó con la cabeza.
-¿En la cocina? ¿Cuándo fue eso?- preguntó frunciendo el ceño. –Nunca te follé en la cocina- dijo naturalmente.
Arqueé una ceja.-¿Disculpa? ¿Qué tu me follas a mí?- repetí intentando sonar atónita y ofendida. –Yo soy la que te folla a ti Harry, yo te incito a hacerlo.
-Los hombres follan, las mujeres sólo… están ahí- objetó no muy convencido de su poco brillante explicación. Solté una carcajada.
-¿Estás provocándome?- pregunté casi de un modo retórico.
-¿Funciona?
Negué con la cabeza y me reí. ¿De dónde salen estas conversaciones tan extrañas?-Supongo que olvidas el pequeño episodio en tu oficina… así que yo solo ‘estuve ahí’- reformé la cita de sus palabras.
-Bien, con “ahí”, me refiero a… aquí- dirigió una breve mirada a sus pantalones y sonreí pícara. –Bien, sí, quizá tu me follas a mí- concluyó rindiéndose y recostándose sobre el sofá.
-Buen chico- halagué acariciando sus rizos. Él sonrió y se formó un hoyuelo en su mejilla izquierda. Pese a su edad, aún parecía tan joven.
-Hey hey hey- dije llamando su atención. –Dijiste que iríamos al autocine- le recordé y el bufó.
-Nuestro debate me ha dejado cansado, y es domingo por la noche. Debo llevarte a casa- bromeó y se puso boca abajo, enterrando el rostro entre los almohadones.
Me senté sobre su trasero y el automáticamente levantó la cabeza, curioso.-¿Qué haces?
Deslicé mis manos hacia la parte posterior de su cabeza y lo empujé de nuevo contra el almohadón.
Luego las reacomodé sobre sus hombros, y comencé a apretar suavemente, mientras hacía círculos con mis pulgares sobre sus omóplatos. El gimió, al parecer no esperaba el gesto.-¿Me harás masajes?- preguntó con voz ronca y me detuve. El soltó un sensual gruñido.
-Sólo si me llevas al autocine luego.
-Hecho- aceptó él automáticamente.
-Promételo.
-Lo prometo, pero ahora vuelve a hacerlo- me incitó con la voz ronca. –Menos mal que estoy recostado boca abajo, porque si no terminaríamos…
Golpeé su hombro interrumpiéndolo y el soltó una carcajada sofocada por el almohadón.Como amo a éste tipo.