Capítulo 1

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-Hoy está más lleno de lo normal- me avisó Marcie mientras subía el cierre de sus botas negras de tacón chino.

«Genial. Más hombres ebrios, más oportunidades, más dinero» pensé.

Marcie, era una de mis pocas amigas en aquel delicioso infierno. Una rubia platinada de ojos azules e implantes en los pechos. Su rostro simétrico como de muñequita de porcelana estaba cubierto por una notable capa de maquillaje, y apostaría lo que fuera a que sin él, era aun más bonita.

-¿Otra despedida de soltero?- aventuré retocando mis mejillas con rubor.

La rubia asintió y me guiñó un ojo.

-Tú encárgate de los sobrios.

-Oye… - me quejé. -¿Porqué yo?

-Pues tienes ese encanto que convence a cualquiera, a comparación de ti, yo tengo cara de zorra –bromeó- y saben que voy directamente por su dinero- dijo ella con una carcajada seca. –Además, recuerda lo que sucedió la última vez que intenté tirarme a un hombre casado.

«Definitivamente eso puede volver a ocurrir»

-¿Cómo va el asunto de tus padres?- preguntó con aire casual.

-No sospechan que salga por las noches ni nada por el estilo. Son dos putos ingenuos- reí y ella me acompañó. –Dame un cigarro- le pedí antes de salir del vestuario.

Sacó un cigarrillo de su pequeña cartera de cuero y lo encendió junto al suyo.

Le di una intensa calada y luego de un momento, solté el aire.

-Vamos por ellos- dijo Marcie palmeándome el trasero.

Con mi conjunto negro y escotado, observé el antro desde las escaleras caracol que conducían al baño.

Marcie desapareció de mi vista en cuestión de segundos mientras yo buscaba mi siguiente víctima.

«El más débil.»

Con mi vista fijada en mi próxima presa, caminé con una sonrisa seductora y una propuesta tácita hacia el hombre que se encontraba en una de las mesas más alejadas del escenario.

-Hola encanto- me saludó el tipo que lucía de unos treinta y cinco años y con mucha pasta. Alto, corpulento y de mirada intensa- ¿cómo es tu nombre?

-Ésta noche no tengo nombre- susurré en su oído y me senté en su regazo.

-Entonces te llamaré por lo que pareces- ronroneó con sus labios carnosos cerca de mi cuello- un ángel.

Arqueé una ceja divertida.

-¿Porqué no pides algo para beber y nos divertimos un rato?- le propuse con una sonrisa.

El asintió y llamó a la mesera que se vestía semejante a una prostituta. Ésta última, tomó su orden y con un guiño poco discreto, se marchó.

Perfecto. El tipo había pedido unas cuantas bebidas, y como yo era la que lo había cautivado, el cincuenta por ciento de lo que gastase en alcohol iría a mi bolsillo.

Una hora después y muy satisfecha, me fui con doscientos dólares metidos dentro de mi sostén. Había sido más fácil de lo que esperaba.

Un par de copas demás, un baile subido de tono y tenía el tipo rendido a mis pies.

Entré al vestuario y divisé a Marcie bebiendo una botella de Brandy. Me acerqué a ella y me senté a su lado.

-La noche recién ha empezado… ¿y ya estas aquí?

-Ésta notablemente no es mi noche- dijo ella con pena.

-¿Qué sucedió?

-Nada, simplemente, no llamo la atención de los tipos.

-Corazón- le dije dulcificando mi voz- creo que estas loca si piensas eso. Simplemente tu vas por los más ariscos, tienes que ir a lo fácil. ¿Quién le ha bajado el autoestima de esa manera a mi hermosa amiga?

Ella rió y bebió otro trago.

-Es un tipo. Uno que está en la mesa… -vaciló- en la mesa tres. Me he acercado y ni siquiera me ha mirado.

-Hay dos opciones: o es un idiota, o es gay.

Ella volvió a reír pero con más ganas y yo la acompañé.

-Parece que tiene mucho dinero. Intenta tú. Aunque luce como una alma en pena, tiene una expresión de desolación fatal… -dijo Marcie riendo.

-Voy por él.

One and Only {Harry&tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora