-No es tan mayor como crees- simplemente dije. Ella abrió los ojos como platos ante la confirmación poco explícita.
Tomó aire y vació la copa de un solo trago. Negué con la cabeza intentando mantener la calma, su dramatismo estaba irritándome.
-¿Lo conozco?
-Su nombre es Harry Styles- dije observando su expresión. Arqueó una ceja, algo curiosa, y suspiré cuando noté que no estaba teniendo ninguna clase de crisis o ataques de pánico. –Tiene veintiséis.
Casi se me sale la mandíbula de lugar cuando la escuché suspirar y vi como relajó los músculos. Mamá tranquila ante semejante bomba, ¿esto es real?
-Oh gracias al cielo, creí que tendría que explicarle a tu padre que estarías saliendo con un tipo de su edad.
La observé atónita y con la boca literalmente formando una “o”.
¿Cómo es que no estaba gritándome y arrojándome mis cosas en la cara? ¿Cómo es que estaba tan tranquila y simplemente se dignaba a mirarme esperando más información?
-¿Estás ebria?- pregunté intentando ocultar mi asombro. Ella me observó, ofendida.
No, no estaba ebria. ¿Esto es real o estoy alucinando? Mierda, ésta señora no es mi madre.
-No conozco a su familia- dijo ella rellenando su vaso con un líquido color rojo.
-Sus padres fallecieron- expliqué. –Él es fotógrafo y tiene un estudio- me encontré a mi misma contándole a mi madre de Harry, más de lo que me gustaría revelarle. Es que simplemente, una vez que abrí la boca, no pude detenerlo.
Lo quería tanto y por alguna razón quería que mi mamá también lo quisiera.
Ella escuchó atentamente y luego suspiró.
-¿Porqué me mentiste?
Puse los ojos en blanco.
-Pensé que ibas a ponerte histérica. Honestamente no me esperaba esta reacción de parte tuya. Creí que Liam era el “indicado”- enfaticé- lo conoces, es educado, viene de buena familia, tienes negocios con sus padres…
-No me agrada del todo. Una amiga me ha contado que su hija salía con él el año anterior, y le fue infiel con una prostituta. Qué desagradable, dios mío.
Solté una risita y luego tosí para disimularla.
-Bien. Sólo espero que ésta relación sea discreta, ya sabes lo que dice la gente. Y también que nos lo presentes formalmente- concluyó saliendo de la cocina.
Me senté sin poder controlar mi pulso acelerado o el parpadeo nervioso. ¿Acababa aquello de pasar? Mi madre aceptaba que tenía una relación con alguien bastante mayor que yo.
Oh Dios, mi preocupación fue tan enfermiza.
Corrí a la sala y observé por la ventana. El coche de Harry aun estaba allí.
Abrí la puerta e intenté no parecer desesperada por llegar al auto. En fin, dos segundos después me encontraba sentada en el asiento de copiloto intentando controlar mi respiración y soltarle todo el cuento a mi novio.
-¿Es enserio?- dijo con el mismo asombro que yo tenía cuando la escuché. –Entonces, ¿no te echó de la casa?
Asentí tontamente.
-Estoy que no me lo creo.
-Yo tampoco, ya había hecho espacio en casa para que vengas a vivir conmigo- dijo y supuse que bromeaba por lo que empecé a reír. El me observó confundido. –Es enserio.
-Oh- fue lo único que pude decir y me sentí una torpe. –Bueno, eso es muy considerado…
-Sabes que puedes quedarte conmigo si quieres- dijo en voz baja jugando con un mechón de mi cabello.
Wow. Qué rápido cambia el curso de la conversación.
Mordí mi labio intentando ocultar mi sonrisa divertida. Harry era tan decente para algunas cosas y tan irracional para otras.
Se acercó a mí y plantó un beso suave en la comisura de mi boca. Lo observé como diciendo “¿eso es todo?” y él soltó una carcajada. Entonces se acercó de nuevo, llevando su boca a mi garganta, y presionando sus labios allí, luego sentí la humedad de su lengua dar un corto recorrido desde la garganta hasta mi hombro. Me mordió suavemente el hombro mientras su mano se hundía entre mis piernas. Gemí cuando sentí uno de sus dedos dentro de mí.
La excitación me nubló los sentidos y pasé por encima de la palanca de cambios para sentarme sobre su regazo. El se perdió en la curva de mi hombro, y yo me ocupe de explorar su cabello con mis manos. Jadeé cuando sentí un segundo dedo dentro de mí.
-Estoy mandando al diablo la advertencia de mi madre de una relación discreta- gruñí en voz baja. Volvió a mi boca riéndose, y adentró su lengua con fiereza.
-No más que esto- me avisó moviendo sus dedos en mi interior. Los retiro y solté un bufido. Lo observé ardiendo interiormente y gemí cuando se llevo ambos dedos a la boca.
-Claro y me dejarás con las ganas- me quejé en un susurro. –Eso no vale.
Él sonrió divertido.
-Ahora que tengo el permiso de tu madre para estar contigo, tendremos más tiempo para ocuparnos de ello- me dijo con una mirada pícara.
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