Me senté en el pequeño sofá negro junto a la ventana calentando mis manos con la taza de café. Aprisioné mi labio inferior entre mis dientes. ¿Cómo saldría de ésta?
Si le digo a mi madre que Liam y yo no estamos saliendo entonces me preguntará dónde estuve el fin de semana. Sabe que no estuve con Marcie, y obviamente con Liam tampoco, ¿qué demonios le digo?
Estoy un ochenta por ciento segura de que si le cuento la verdad me echará de la casa. Harry no tiene nada de malo, obviamente no.
Pero incluso podría ponerme desde el punto de vista de mi madre y armar una lista de razones por las que no debería estar con él.
-Relájate, Liejett. Si tu madre te corre de la casa entonces te vienes a vivir conmigo- bromeó mi amiga sentándose a mi lado. Tomó un sorbo de su té sin dejar de mirarme y luego añadió: -Cambia esa cara, _________.
-No puedo- dije sintiéndome como la mierda. –Luego de cómo traté a Liam es obvio que le dirá a mi madre que es mentira que salimos. Soy tan estúpida.
-Hey, no digas eso, princesa- escuché a mi espalda. Marcie y yo volteamos asombradas.
Harry me miraba fijamente con una sonrisa. Me sentí aun más deprimida. No quería tener que alejarme de él.
Marcie se paró sentándose en el sillón de en frente, y dejándole el lugar libre a Harry a mi lado. Oh, eso es una amiga.
El rizado se sentó y acarició mi espalda.
-Hablaré yo mismo con tus padres si quieres- dijo en voz baja apoyando su frente contra la mía. Entrelazó nuestros dedos sobre mi pierna.
Negué con la cabeza.
-A estas alturas ya se deben haber enterado- dije mirando el reloj en la pared.
Habían pasado al menos dos horas del alboroto con Liam. Suspiré. Marcie nos observaba con una sonrisita.
-Así que, ¿lo golpeaste, eh?- preguntó Harry divertido.
Reí sin ganas.
-¿Cómo sabes de eso?
-Zayn me contó.
-¿Y cómo supiste que estábamos aquí?
-Marcie me contó.
Bufé.
-Ya no se puede confiar en nadie- dije haciéndome la ofendida y Marcie soltó una carcajada.
-Apuesto a que me lo estás agradeciendo mentalmente- dijo haciendo una seña indiscreta a la mano de Harry sobre mi muslo. Me sonrojé y Harry rió.
Sonó mi teléfono dentro del bolsillo delantero de mis jeans.
Lo tomé observando la pantalla. Era mi madre.
-Quiero que regreses a casa en este instante- dijo fríamente y colgó.
Y en ese momento mi temor se confirmó. El idiota de Liam le había contado todo.
(…)
-¿Estas segura que no quieres que entre contigo?- preguntó Harry.
Esta vez se había estacionado justo en frente de casa, supongo que ya no había mucho que ocultar.
Asentí con la cabeza y tomé coraje.
Abrí la puerta y escuché un “estaré aquí si me necesitas” antes de cerrarla de nuevo.
Una vez dentro de la casa no me hizo falta preguntar para saber donde estaba mamá.
-¿Dónde estabas?- preguntó ella cuando llegué.
-En la cafetería.
-¿Con quién?
-Marcie- suspiré desganadamente. Mi madre me fulminó con la mirada. –Podríamos evitarnos todo éste drama, ¿para qué me has llamado?
-Liam- contestó ella y me sorprendí al ver que tenía una copa de alguna bebida alcohólica en la mano. –Me ha dicho que me mentiste, y que estás saliendo con un tipo mucho mayor que tú.