-Se que nunca lo admitirías pero eres increíblemente dulce… aunque de un modo bastante particular… -me alagó él con una sonrisa.
«Sí, tu también. Tan dulce que te comería a besos.»
¡¿Qué diablos?!
-¡___________!- gritó Marcie emocionada mientras se acercaba.
-¿Qué sucede?- le pregunté con una sonrisa, confundida.
La rubia se sentó sobre mi regazo y empezó a parlotear animadamente sobre la invitación que había recibido para ir a cenar.
-¿Cómo dices que se llama?- preguntó Harry y luego le dio un sorbo a su vaso de whisky.
-Niall. Niall Horan, es un bombón- comenzó ella. –Tiene veintitrés años, es soltero, está estudiando medicina y no lo sé… ¡está jodidamente bueno!
Yo reí y Harry me acompañó.
-Niall es uno de mis mejores amigos- dijo Harry como si nada y ambas lo miramos espantadas. El frunció el ceño como si no entendiera nuestra reacción y luego pareció caer en la cuenta. –Oh no,… por favor no…
Harry se vio interrumpido por la –repentinamente- efusiva Marcie.
-¡Dime todo de él!- exigió ella.
Harry resopló y le dio un par de detalles acerca de Niall, que resultaba ser el rubio con el que yo la había visto la noche anterior.
Una vez que Marcie estuvo satisfecha, me guiñó un ojo de manera pícara y se marchó al vestuario. Yo suspiré dándome cuenta de que junto a mi acompañante, el tiempo siempre se me pasaba volando.
-Bien, espero hayas disfrutado la noche, debo irme.
{Narra Harry}
« ¡No dejes que se vaya! ¡Piensa en algo!»
-_____________- la llamé dos segundos luego de que ella se pusiera de pie. –Yo…
«Piensa, vamos, Harry»
-¿Qué?- inquirió ella con confusión.
-Baila para mí.
Ella me miró sorprendida, pero sin embargo, no dijo nada. Se limitó a tomarme de la mano y arrastrarme hasta una sencilla puerta negra que conducía a un pasillo angosto, el cual se encontraba tenuemente iluminado por luces color amarillo pálido.
Al final del pasillo, abrió otra puerta y se apartó para que yo pasara.
La pequeña habitación consistía en un amplio sillón de cuero al lado de un mini bar. Un poste se extendía en una esquina. Junto a un moderno sistema de sonido.
Ella me guió hasta el sillón de cuero y luego de unos segundos, rió.
-Pareces tan asustado como un adolescente a punto de tener sexo por primera vez- bromeó mientras se dirigía al mini bar.
Me fue casi inevitable no observar su perfecto trasero cubierto tan solo por aquellos minúsculos shorts de cuero.
« ¿Qué demonios estas haciendo?» se reprochó mi consciencia.
______________ se acercó con dos copas de champagne y me dio una. Bebí el contenido de la copa de un solo trago y ella me observó arqueando una ceja.
-Harry, sólo será un baile- me aclaró ella, divertida.
-¿Podrías traerme otra copa de esto? O de lo que sea- le pedí con un temblor en mi voz.
Ella asintió y volvió al mini bar mientras yo volvía a observar su trasero.
«¡Eres un maldito depravado! ¡¿Qué hay de Becca?!» gritaba mi fuero interno, pero para ese momento yo ya no tenía la más puta idea de quién era Becca.
Sólo era consciente de _____________... y sus sensuales movimientos de caderas muy cerca de mí.
{Narras tú}
Podía notarlo en su expresión, mientras yo meneaba las caderas de un lado a otro, él lo estaba disfrutando.
De alguna manera, eso me hacía sentir aun más poderosa. No es que Harry estuviera teniendo una reacción diferente a cualquier otro hombre… pero –extrañamente- tener la certeza de que yo podía provocarlo me hacía sentir completamente dichosa.
De un momento a otro, Harry –que se encontraba cómodamente sentado en el sillón de cuero- me tomó de la cintura y me sentó a horcajadas de él.
Para el segundo en el que yo reaccioné, el ya tenía su boca devorando mi cuello y sus manos apretándome contra si.
« ¡Se supone que esto no debe pasar de un simple baile!» me advirtió una vocecilla en mi cabeza, pero la ignoré.
El ardor de sus dulces labios contra la piel sensible de mi cuello me desmoronaba. Gruñí cuando el mordió el lóbulo de mi oreja.
-No, Harry- dije más para convencerme a mí misma, que a él.
Él me ignoró y continuó con sus besos hasta llegar a mi boca. Entonces fue cuando lo noté… Harry no tenía la más mínima idea de lo que estaba ocurriendo. Estaba completamente ebrio.
-¿No te aprovecharás de mí?- se burló y contuve un resoplido. Sin esperar respuesta, me tomó el rostro entre las manos y me plantó un intenso y largo beso.
