Sin embargo, no fui presa del pánico. No me intimidó que Harry estuviera viéndome tan enfadado, incluso su mirada me incitó a que continuara bailando.
Y no dejé de hacerlo, fui consciente de que seguía cada uno de mis movimientos, dedicándoselos sutilmente a él.
Cuando terminamos de bailar junto a Marcie ella rió y los hombres estallaron en aplausos.
Incluso Harry, que aun seguía mirándome enfadado.
-Espero hayan disfrutado el show, chicos- les dijo mi rubia amiga recibiendo al menos cinco fajos de billetes. –Tengan una buena noche- les guiñó un ojo y me tomó del brazo dirigiéndonos al vestuario de nuevo.
Oh diablos, ¿porqué me siento emocionada? ¿Esto es normal?
Harry está allí fuera con su peor cara de “háblame-y-te-descuartizaré” y yo estoy aquí, con ganas de provocarlo aun más.
-¡Estoy tan cansada!- dijo Marcie quitándose los tacones y arrojándolos a un rincón. –Ésta ha sido la noche más movida de mi vida. ¡Y aquí tenemos al menos mil dólares!
Yo sonreí pero aun seguía pensando en el rizado.
-Harry te matará- me advirtió mi amiga. –He visto su cara, créeme que está enfadado.
-También lo vi…
-Tan tranquila tú siempre…
-Lo sé, creo que estoy… ¿emocionada?
-Estás loca- me dijo riéndose y yo la acompañé. -¿Harás algún otro baile ésta noche?
-No lo sé, quizá. Obtuve quinientos dólares en una hora y media, será algo avaro continuar por hoy.
-¿Avaro? ¿Desde cuándo crees que obtener dinero por ofrecer un servicio es malo?
Solté una risita.
-Me causa gracia el termino “servicio”.
-Pues eso es.
-Bien, vamos, un baile más y ya.
Ella sonrió complacida y luego de echarnos un retoque al cabello, salimos en busca de más dinero.
Cuando pasamos por las tres mesas en las que aun estaban todos esos hombres, los chiflidos y halagos reanudaron y de buena gana volvimos allí.
-¿Qué tal algo más que un baile?- preguntó Niall a Marcie y ella rió tontamente.
-Sólo contigo, cariño- le dijo mi amiga acercándose a él.
Gelga y otra prostituta se acercaron al oír lo de “algo más que un baile”, todas tenían bien en claro que con Marcie nuestro único trabajo allí eran los bailes provocativos.
Sonreí y supuse que debería irme de allí, pero el castaño de ojos miel que nos había gritado antes me detuvo, sentándome en su regazo, de espaldas a Harry.
-¿Eres tan buena en la cama como lo eres bailando?- preguntó en voz alta y se escucharon risas.
-Eso tú nunca lo sabrás- dije divertida y el hizo un patético puchero mientras todos volvían a reír.
-Me sentiría como un dios sabiendo que soy él único que te ha llevado a la cama, en éste lugar. Eres un encanto- besó mi mejilla.
Me paré de su regazo y arqueé una ceja intentando poner distancia.
Harry me observaba desde la otra punta de la mesa mientras tomaba un vaso de cerveza.
La mitad de los hombres allí había desaparecido, y supuse que fue por la llegada de las prostitutas.