-Mamá, ésta noche me quedaré en casa de Marcie- le avisé a mi madre mientras terminábamos de cenar. Ella me observó y arqueó una ceja, suspicaz.
Ahora veo de dónde lo heredé…
-¿Marcie? ¿Aquella amiga tuya que luce como una vulgar mujerzuela de cabaret?- dijo ácidamente sin perder la más mínima fracción de gracia y elegancia.
Mi padre se aclaró la garganta.
-Esa misma- dije tranquilamente desafiante.
-No creo que debas seguir juntándote con ella. No es apropiado.
-Te recuerdo que tengo diecinueve años, y puedo elegir mis amistades.
-Y si mal no recuerdo yo, aun vives en ésta casa- me retrucó ella, secamente.
-¿Planeas echarme por tener una amiga que no te agrade? Una madre tan comprensiva… -ironicé.
Al parecer, mi táctica le dio al clavo porque ella suspiró, a modo de rendición.
-¿Cuándo regresarás?
-Mañana por la tarde.
-Más te vale que tengas tu móvil encendido- me advirtió.
¿Quién diablos soy para estar recibiendo su permiso? ¡Tengo la edad suficiente!
(…)
-¡Hoy dormirás con él!- dijo Marcie emocionada y sonriendo frente al espejo. –Oh Dios, ¿estas nerviosa?
Negué con la cabeza, pero fue inútil. No le puedes mentir a tu mejor amiga.
-No estés nerviosa, apuesto a que será muy divertido- bromeó ella y le di un codazo. –No salgas corriendo como lo haces habitualmente.
-Eso es sólo en las exposiciones en la academia, no saldré corriendo en este asunto- le dije sonrojándome.
Al parecer mis nervios irracionales eran un gran tema del que burlarse para Marcie. Malditas sean las amigas.
-Me pregunto que tendrá planeado- dijo curiosa mi amiga, la observé. Yo también me lo preguntaba.
A eso de las once, luego de bailar para un tipo de unos veinte y tantos años, me dirigí a mi receso personal.
En la barra pedí algo de cerveza. Extrañamente, Harry no había aparecido. ¿Se habría olvidado?
Salía por la puerta de empleados al callejón para tomar aire cuando…
-Ésta vez no te me escapas- me dijo alguien al oído y me aparté por reflejo. El olor a alcohol brotaba por todos sus repulsivos poros. –Te saldrá muy caro lo que me hiciste ayer, linda zorra…
Lo observé, fulminante y con asco. ¿Vienes a amenazarme a mí, patético idiota? ¿Justo a mí?
-Pues la de ayer te la merecías, y si no quieres que mi tacón termine enterrado en tu cornea izquierda en este instante, más te vale que te alejes de mí.
-¿Crees que me asustas?- preguntó David riendo. Se secó la boca con la manga de su camisa y luego eructó.
Oh desgraciado, ¿eres un asco de nacimiento o fuiste acumulando puntos con el correr de los años?
Tomé mi celular del bolsillo trasero de mis shorts y marqué el número asignado a marcación rápida. Tom.
-Hola Tom, disculpa por molestarte en tu trabajo- comencé observando la mirada atenta de David al escuchar el nombre masculino. – ¿Recuerdas al idiota del que nos burlábamos el otro día?- hice una pausa. –Oh sí, ese mismo- reí. –Pues, ha estado molestándome últimamente, por eso quería preguntarte… ¿habría forma de qué me ayudarás… uhmm… a alejarlo de mí?
David me observó espantado. Consciente de que Tom era su peor pesadilla, sonreí maliciosamente y luego asentí.
-Gracias Tom, se lo informaré- dije y corté la comunicación. – ¿Quieres que te diga lo que me dijo o prefieres correr ahora?
-¡Eres una perra rastrera!
-Oh… ¿igual de rastrera que tu hermanita menor?- me burlé y él levantó su puño derecho. Al parecer, estaba corto de reflejos porque cuando me moví a un lado ni se inmutó. En un segundo y con ventaja mi rodilla derecha se instaló furiosamente en su ingle.
Un grito agudo me demostró que quizá lo había dejado estéril.
Bien… al menos sus asquerosos espermas no entrarían al banco genético.
Se levantó y se alejó cojeando. Liejett manda. Oh sí.
(…)
A la una de la mañana, ya demasiado cansada para bailar y sin ánimos de quedarme, me senté en una de las mesas lejanas al escenario, con Marcie a mi lado.
-¿Qué pasa, cielo?
-Nada, Harry no ha aparecido en toda la noche.
-¿Ni mensajes ni llamadas?- preguntó sorprendida. Negué con la cabeza y suspiré.
-Se ha olvidado de seguro- apreté los dientes.
No quería pasarme la noche atormentándome con decepción y enojo.
-Puedes venir a casa si quieres- me ofreció Marcie. –Ya que fue eso lo que le dijiste a tus padres…
Sonreí a medias. A veces pienso que todas necesitamos una rubia loca y efusiva que nos saque de quicio como mejor amiga.
-Bueno… -dijo Marcie mirando detrás de mí. –Creo que mejor cancelamos lo de mi casa…
La miré confundida y luego seguí su mirada detrás de mí.
Con su mejor sonrisita de hoy-salgo-con-alguien caminó a través de las mesas hacia nosotras, deliciosamente vestido con un smoking informal de color gris oscuro y el cabello hacia atrás con algo de gel.
Lucía tan… ¿poderoso?
Abrí los ojos como platos cuando llegó a nuestro lado sin preocuparme por disimular que lo estaba mirando de arriba abajo.
«Cierra la boca o babearás» me advirtió una vocecita en mi interior.
-Vaya- fue lo único que dije.
Él sonrió y tomó mi mano sentándose a mi lado.
-¿Qué tal su noche, señoritas?- preguntó tranquilamente mientras con su pulgar acariciaba el dorso de mi mano.
«Hmmm… una caricia tan suave y engañosa.»
-Justo estábamos hablando de ti- dijo Marcie sonriente y lanzándome una mirada cómplice que ignoré. –Así que… ¿a qué se debe que te hayas peinado?- bromeó la rubia y los tres soltamos una carcajada.
-Hoy tengo una cita- le respondió él y guiñó un ojo.
Me sonrojé.
-¿Se puede saber con quién?- preguntó Marcie fingiendo asombro.
-Es una morena, ojos algo verdes, y mirada de manipuladora- comenzó Harry sin siquiera mirarme. –Fuerte temperamento, y caderas de muerte. Es realmente hermosa- concluyó. –Mentira, saldré con ___________.
Marcie estalló en carcajadas y yo me quejé quitando mi mano de la suya y dándole un codazo.
«Conmigo no te vienes a hacer el gracioso, Styles.»
-Oye- se quejó él. –Tus ojos son grises, no verdes. Y no usaría un adjetivo tan básico como “hermosa” para describirte- explicó mirándome a los ojos cálidamente. –Preferiría decir que eres maravillosa.
Me quedé observándola, embobada, con aquel enojo esfumándose.
¿Cómo haces eso, Harry Styles? ¿Cómo me arrastras hasta las estrellas sólo con tu voz o tu mirada?