Capítulo 34

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La cena transcurrió con demasiada lentitud.

Y es porque cuando te aburres, los minutos son eternos.

En el receso que había entre el plato final y el postre, la madre de Liam casi lo obligó a que me sacara a bailar. El aceptó, con una sonrisita y parándose a mi lado, extendió su mano en propuesta.

¿Acaso hay algo más humillante que esto?

Observé a mi madre que me hacía una seña con la cabeza.

«Ve con él» gesticuló.

A regañadientes, tomé la mano de Liam y nos dirigimos hacia la desértica pista.

Él llevaba un esmoquin negro y lucía realmente bien.

El cabello hacia atrás, y se había instalado en su rostro una sonrisa de chico malo.

Esto es ridículo.

La melodía de una banda de jazz acompañaba el ambiente. Había dos o tres parejas bailando.

Probablemente todas mayores de cincuenta años.

Liam posó una mano en mi cadera, y con la otra tomó la mía. Me acercó a él y comenzó a moverse junto a mí.

-Gracias por mentir- le dije mientras miraba por encima de su hombro a la mesa de nuestros padres que nos observaban como si fuéramos el mayor espectáculo que hubieran visto.

¿Mencioné que esto es incómodo?

-No hay problema- respondió él con el rostro cerca del tope de mi cabeza. Me llevaba unos cuantos centímetros. Y al parecer, lo notó al mismo tiempo que yo. –Ya estaba acostumbrándome a esos tacones de muerte que usas.

«Y la tenías que cagar, Liam…»

-No quise molestarte- dijo inmediatamente y deduje que fue por mi expresión de fastidio.

-No lo haces- mentí.

Él sonrió y negó con la cabeza.

Luego de unos minutos de charla sin sentido, me atreví a preguntarle: -¿No harás la pregunta que todo mundo quiere saber en Anacks?- le pregunté con una sonrisita arrogante.

Él me miró, desafiante.

-¿Cuál pregunta?- dijo haciéndose el inocente.

Negué con la cabeza arqueando una ceja.

-La de “¿porqué trabajo en un antro de mala muerte si soy de clase social alta?”- dije burlonamente recordando cuándo Harry me había formulado esa pregunta.

-No, porque ya lo sé- respondió él y me hiso girar entre sus brazos.

-Oh… ¿enserio?- dije divertida. Él asintió. -¿Y cuál es la respuesta según tú?

Él se detuvo pero no quitó sus manos de mí.

-Eres joven, __________. Estás acostumbrada a la clase alta, a los bailes importantes, a las cenas entre socios de tus padres, a tener que comportarte como una muñequita de porcelana frente a todo el mundo. Sin embargo, debajo de toda esa buena educación que aparentas tener, escondes algo indomable. Ese algo es lo que te lleva a Anacks. ¿Me equivoco?

Lo observé impresionada. El tipo se merecía un aplauso.

-Bastante bien- lo apremié y él continuó con nuestro baile.

-Y he de suponer que amas bailar, por cómo te mueves… -dijo en voz más baja y me apegó a su cuerpo.

Él era realmente atractivo. Pero de alguna manera, me sentí incómoda.

Y no porqué nuestros padres estuvieran observándonos desde la mesa. Era algo más parecido a la culpa. ¿De dónde diablos sale esto?

Luego de unos minutos, me excusé para ir al baño.

Necesitaba usar el móvil sin tener la mirada insistente de todos en la mesa.

« ¿Recuerdas a Liam Payne? ¡Él está aquí!» tecleé a Marcie.

Al instante sonó el “beep” y me sorprendí. ¿Cómo responde tan rápido?

Pero no era Marcie…

Jesús, Harry.

« ¿La estás pasando bien?»

Estúpidamente miré hacia ambos lados. Me sentía espiada.

El “beep” sonó de nuevo.

«No puedo creerlo, ¿es el guapo de cabello castaño, verdad? ¿No es ese amigo de Harry?»

Sí, demonios, sí.

No contesté ningún mensaje.

Me preguntaba a qué coño se refería Harry.

Tomé mi cartera y salí del tocador de damas dirigiéndome de nuevo a la mesa. En el trayecto me quedé estática cuando noté la figura masculina que se hallaba a tan sólo unas cuantas mesas de la mía.

Harry.

Estaba vestido de manera elegante y acompañado.

¿Acompañado?

Una rubia con siliconas vestida informalmente se hallaba a su lado.

Esa no era Becca…

One and Only {Harry&tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora