Harry aparcó frente a la casa de Marcie, e inmediatamente me sentí terrible.
No es que no apreciara la compañía de mi mejor amiga, pero luego de lo sucedido aquella mañana y la noche anterior, diría que prefería pasar mi tarde de domingo de la misma manera.
-¿Cuándo nos volveremos a ver?- preguntó él sacándome de mis pensamientos.
«Eso _________, ¿cuándo?» dijo burlonamente una vocecita en mi interior.
-Pues…
-No me digas que el próximo viernes, por favor- me interrumpió el rizado jugando con mi mano.
-Casual- recalqué atreviéndome a mirarlo a los ojos. Oh vaya… ¿qué es eso? ¿Decepción?
Créeme ricitos, yo me siento igual.
-Cuándo dices que esto es algo casual… ¿es porque le temes a una relación seria, o simplemente porque estás pasando el rato conmigo?- soltó bruscamente. Apartó su mano y algo bailó dentro de mí. Esa misma fierecilla que se divertía la noche del viernes cuándo Harry me miraba enfadado.
Volví al presente cuando el suspiró.
-Nos veremos el próximo viernes entonces- concluyó debido a mi silencio y fruncí el ceño.
-Yo no le temo a una relación seria- refunfuñé mirándolo algo enojada. – ¿De dónde sacas esas tonterías?
-Zayn me ha dicho…
-No me interesa saber lo que piensa Zayn- lo interrumpí. – ¿Qué es lo que opinas tú?
Él arrugó la frente y desvío la mirada, entonces supe que mi intuición aquella mañana era cierta. Algo sucedía.
Él silenció mientras miraba a través del parabrisas.
-No me bajaré del auto hasta que no me digas- le avisé soltando mi cinturón de seguridad pero reacomodándome en el asiento.
Él me dio una breve miradita y suspiró. Luego de unos segundos en los que pareció estar buscando las palabras adecuadas, dijo:
-Quizá yo no sea suficiente para ti.
Tragué saliva y luego quise reír pero preferí evitarlo. ¿A qué demonios se refería?
¿Él? ¿Él no es suficiente para mí? ¿Acaso éste chiflado no tiene espejos?
-Volvemos al asunto del poco autoestima… -dije entre dientes y él negó con la cabeza.
-No es autoestima, ____________. La noche anterior y ésta mañana han sido una de las mejores cosas que me han pasado, y créeme que me gustaría que fuera así todos los días- dijo con el ceño fruncido como si estuviera en una lucha interna y me derretí. –Pero yo,… tú tienes todo lo que deseas, eres joven, tienes talento bailando, en el arte, y estoy seguro de que en muchas cosas más. Tu clase es mucho superior a la mía, y no estoy seguro de que…
Lo tomé por la camisa y estampé un duro y posesivo beso.
¿De dónde sacaba tantas idioteces? Oh por favor, esto era lo más estúpido que había escuchado. ¿Quién ha hablado del tipo de clase o de la edad?
De repente me sentí mal, ¿y si todo era un pretexto? ¿y si en realidad sólo quería acostarse conmigo y luego irse?
Lo solté, respirando agitadamente.
-No puedo darte lo que quieres- musitó totalmente tranquilo, a comparación de mí que sólo era jadeos y respingos.
- ¿Cómo sabes qué es lo que quiero?
Él lo meditó durante unos segundos.
-Déjame reformular mi oración- pidió con suavidad. –No puedo darte lo que necesitas.
Lo miré atónita.
Entonces… ¿eso es todo?
-Lo sabía- suspiré y me sentí más débil, usada y desvalorizada que nunca. –Esto es una excusa, ¿verdad? Tú eras realmente quién sólo quería algo casual. ¿Sólo una noche? ¿Te ha bastado con eso?- escupí con acidez. –Pues genial. Ha sido un gusto conocerte.
Rápidamente abrí la puerta del asiento copiloto y bajé del coche.
Me sentía decepcionada, humillada y triste. Esperaba mucho más de aquello.
De un segundo a otro, sentí una superficie dura a mi espalda y me encontré acorralada contra el coche de Harry. Con él mirándome fija e intensamente.
-Me volverás loco- se quejó y entonces tomó mi rostro entre sus manos. Plantando un profundo y desarmador beso que me dejó en las nubes. Me besó y me besó. Consciente de que estábamos en plena luz del día, y mi casa no estaba demasiado lejos de la de Marcie.
Nos soltamos para tomar aire, y lo observé.
-No entiendo una mierda- me quejé en voz baja y él sonrió pero asintió.
-Yo tampoco entiendo nada. Quizá debería haber callado y dejar todo como estaba.
Negué con la cabeza.
-No, me gusta que me digas lo que piensas- afirmé y arqueé una ceja. –Aunque me confundas más y me enfades.
-¿Te enfado?- preguntó divertido y asentí haciendo un mohín. Él besó la punta de mi nariz. –Lo siento. No quise hacerte enfadar, ni tampoco que me malinterpretaras.
Asentí.
-Dime… ¿de dónde sale esa inseguridad, Harry?- pregunté en un tono más bajo. – ¿Es por Becca?- me atreví a agregar.
Él se quedó helado, pero no me arrepentí de haberlo dicho. Necesitaba saberlo. Necesitaba saber si debía cavar un pozo en mi jardín y arrastrar el cuerpo ensangrentado de aquella maldita zorra hasta allí.
-No lo sé- admitió al fin y tomó mi mano derecha. –Sólo se que necesito más que un fin de semana contigo… me encantas, _________. Quiero… necesito conocerte más a fondo, pasar tiempo juntos, quizá salir…
«Oh Dios, quita esa sonrisa de idiota de tu cara» me gruñó mi subconsciente.