________ se recargó en su banca mientras Victoria se había ido a preguntarle algo a el maestro.
Se preguntó si solo era una casualidad en la que Krystal solo estaba enojada ese día o si de verdad la odiaba sin razón.
-Tu respuesta esta correcta-dijo haciendo puchero-te comprare algo rico después.
_______ sonrió triunfante y borró la respuesta de Victoria.
-El error esta desde aquí.
Shin Jae miró a _______ como si fuera una loca y la empujo fuertemente a la puerta del gerente.
_______ se recargó en la pared para no estrellarse contra la puerta y miro a Shin Jae enojada.
-Tú…
-Hey, no seas niña y ve… explícale que el horario te afecta un poco.
-No hoy.
Shin Jae suspiró un poco roja del coraje y subió las manos suspirando.
-Ok… ok-suspiró mientras _____ temía por su vida- No hoy-repitió.
______ la miró detenidamente.
-No te voy a obligar-lo intentaremos mañana-continuó- Hay clientes esperando.
Se puso delante de ______ y justo cuando esta iba pasando por la puerta Shin Jae se regresó bruscamente y tocó la puerta del gerente.
-Adelante-dijeron al otro lado de la puerta.
_______ asesinó a Shin Jae con la mirada mientras se daba la vuelta triunfante.
_______ puso la mano en el picaporte y suspirando abrió la puerta.
Un tipo de menos de 30 años miró a ______ y le sonrió ligeramente.
-Hola ______....¿cómo sigues?
-Hola sunbae… -saludo tímida- Estoy mucho mejor.
-Dime Leeteuk, por favor.
_________ asintió mientras se sentaba nerviosamente en la silla.
Shin Jae despidió a los clientes y se sentó en la barra mientras movía los pies de un lado a otro.
______ apareció sonriendo.
-Puedo irme a las siete.
-Te dije! eso es genial _______
_________ sonrió y asintió.
-Fue más fácil de lo que creía.
-Te dije que lo hicieras.
Después de unas horas más _________ dejó sus cosas en el casillero y se despidió de Shin Jae.
Salió un poco mas aliviada de lo normal y sonrió para sí misma.
El aire le rozaba las mejillas delicadamente y hacía que el cabello de la frente se revolviera.
Llevó una mano a su flequillo y trato de peinarlo mientras cruzaba la calle.
Quería ir a comprar unas cosas por el mercado que estaba cerca así que se desvió un poco, pero al cabo de unos treinta pasos, antes de doblar a la esquina, se paró en seco y se mordió el labio recargándose en la pared de un local de helados.
A pesar de que llevaba un poco más de un mes viviendo en Seúl, no sabía cómo llegar a tal lugar y aun no había estado por alguna avenida grande.