Capítulo III. La llamada

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— Bolita moteada ¿Qué voy a hacer contigo?— preguntó Earth mientras sostenía en sus brazos al gatito, sentado en el suelo del departamento; sin pensarlo su primera reacción fue no dejarlo solo así que bajó la comida y al gato, intentó ver si aún estaba aquella persona escondida en el pasillo inferior a su piso, pero en verdad había desaparecido. La casera fue muy enfática cuando tocó el tema de las mascotas pero no pudo ser indiferente a esta situación.

—En fin, ya veremos mañana que se me ocurre—Fue a la cocina y sacó una caja de entre la basura de la mudanza que ya había desempacado y la llenó con camisetas viejas, la acomodó a un lado la cama y metió al gato.

Cuando la mañana clareo, algo rasposo y húmedo frotaba sus dedos y entre abriendo sus ojos vio esa "bolita moteada" lamiendo su mano, entonces tuvo la necesidad de preguntarse — ¿Qué demonios hago yo con un gato en mi cuarto?—

En la madrugada no lo pensó bien, no sabía nada acerca de gatos; lo levantó de la caja y frotó suavemente su cabeza poniéndolo en su pecho — ¿si me quedo contigo como haré para que la casera no te descubra? ¿Cómo compraré cosas en el supermercado y sacaré tu basura sin que ella lo note? — pero el gato parecía no entender nada, solo sintió el calor del cuerpo del pelinegro y comenzó a ronronear haciendo que el rostro preocupado de Earth se suavizara y mostrara una dulce sonrisa.

También pasó por su mente dejar una nota en el cuarto de servicio, algo así como "búscalo en el apartamento del 5to piso" pero creyó que aquella persona tendría miedo de mostrarse, quien confiaría en que le devuelvan al gato y esperar a que no le denunciaran con la casera, seguro daba por perdido a su mascota.

Mientras seguía perdiendo el tiempo metido en su cama y jugueteando con el gato sonó el celular, el identificador mostraba "casera" por lo que contestó rápidamente —Buenos días señora, diga— Nadie contestó y de inmediato se cortó la llamada, le pareció extraño pero no tenía tiempo para pensar en eso, el pequeño felino comenzó a maullar insistentemente con el sonido del celular. — ahora qué pasa ¿Quieres comer?— le dijo al gato alzándolo con ambas manos y acercándolo a su rostro, recibiendo como respuesta un áspero lengüetazo. —Gato loco...— Sonrió y llevó al gato con todo y su cajita al baño, justo a tiempo antes que la casera volviera a llamar, tomó el móvil y fue hacia el balcón—Si ¿diga?—.

—Joven Pirapat, disculpe si lo desperté, tengo una llamada perdida en el identificador fijo, llegué apenas hace una hora y mi nieto dice que no escuchó el teléfono, quizá ni siquiera estaba en casa el malcriado...— como buena persona mayor gustaba de platicar muchas cosas a la vez, lo que le inquietaba a Earth pues el gato comenzó a desesperarse en el baño—pero ya conoce a los muchachitos, justo ahora le dije que le llamara pero dijo que usted no contestó por eso insistí ¿tuvo algún problema anoche?—

— A...ah pues... —No tenía la más mínima idea de que contestar que no lo delatara— pues cuando estaba a punto de dormir, escuché un ruido muy extraño que venía de la azotea, así que solo cerré mi puerta con llave y le marque, al no recibir respuesta preferí no salir— dijo con cierto remordimiento por engañar a la mujer.

—hizo bien en no salir, la inquilina del 4to piso dijo que escuchó alguien corriendo por las escaleras, si mi nieto no estuvo al pendiente pudo entrar cualquiera, lamento que tuviera un mal momento recién llegado al edificio— la pobre mujer se lamentaba por el suceso, mientras que al pelinegro le preocupaba que aun en donde estaba atendiendo la llamada los maullidos del gato comenzaban a ser notorios.

—No se preocupe y no sea tan dura con su nieto, era sábado, estar solo probablemente lo aburrió— Earth trato torpemente de terminar la conversación pero en vez de eso la casera comenzó a extender sus argumentos.

—si usted lo conociera.... ya tiene 20 años y aún tengo que obligarlo a ir a la escuela... parece un chiquillo de 15... no sabe cómo sufro con él y...— la conversación parecía interminable para Earth, si así era ahora, como sería más adelante el asunto del gato.

HAY UN GATO EN EL TEJADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora