Brisa
Cuando el lunes llegó, algunos de los moretones aún seguían en mi piel y aunque traté de cubrirlos con maquillaje, no era muy buena haciéndolo.
Hoy empezaría a trabajar en el bar de Mario y a pesar de que era un gran amigo, un hermano postizo, mejor dicho, no le había contado nada acerca del ataque.Sabía que solo con enterarse, esté enloquecería y al igual que Luc, trataría de que me esconda en su casa.
¿Qué lograba escondiéndome? Nada, absolutamente nada, ya que una vez que salga, porque no podía vivir oculta, mis problemas seguirían allí.Había tomado mi decisión y por muy difícil que sea para ellos entenderlo, había decidido continuar con la boda. Sin embargo, esperaba que mi plan funcionará y que no tuviera que casarme con ese desgraciado de Jerry.
¿Cómo pude estar cinco malditos años con alguien, para descubrir que no lo conocía realmente? Porque este no era el Jerry del que me enamoré, definitivamente estaba ciega y me negaba a ver su cambio durante estos años.Pero apostaba mi vida a qué eso era culpa de la harpía de su madre.
—Hola nuevo jefe. — saludé, apenas entre.
Era una suerte que él se encontrará distraído con algunos papeles y no me mirara, de lo contrario, tendría que explicarlo todo.
Era cuestión de tiempo para hacerlo, pero quería retrasarlo lo más posible.—Brisa, ¿Qué tal te ha ido estos días? —habían sido días para el olvido, la verdad.
—Mmm… bien, no me quejó. — ¿Qué ganaría con ello? Nada. —¿Y por aquí?
—Con bastante trabajo, así que espero que estés descansada, porque estos últimos días han sido bastante agitados. —entonces levantó el rostro y me miró, por lo que no me dio tiempo a esconderme. —¿Qué te paso?
Se levantó y tras acercarse a mí, tomó mi rostro entre sus manos y comenzó a evaluarlo.
Sabía que no se veía tan mal, pero conociendo a Mario, creería que acababan de golpearme y que deberíamos correr al hospital.—No es nada, ya estoy bien.
—No me mientas, solo basta con mirarte para ver qué nada está bien. ¿Quién te golpeó Brisa? —su pulgar acarició, con cuidado, mi mejilla derecha.
—No sé quién fue.
—¿Cómo que no lo sabes?
Suspiré, sintiendo que era el momento para decirle la verdad, sino no podríamos comenzar a trabajar.
—Hace unas noches fui al bar de un amigo. Y antes de entrar alguien me jalo y me atacó, pero aunque vi su rostro, no lo reconozco. —ese era un resumen de mi altercado, uno donde no lo preocuparía de más con todos los detalles.
—¿Por qué no nos llamaste Brisa? Pudo pasarte algo grave.
—Pero estoy bien, mírame sino. — levanté mis brazos y di una vuelta, para que pudiera comprobar que no tenía que seguir preocupándose. — Fue más el susto que otra cosa. En serio Mario, no tienes que preocuparte, ya no me duele.
Había tomado un antinflamatorio antes de venir a trabajar y traía otros en el bolso, en caso de que el dolor regresara.
—De cualquier manera nos hubieras llamado y no tendrías que haberte quedado sola.
—¿Y preocuparlos por nada? No exageres, —comencé a golpear su brazo de manera suave. — ahora pongámonos a trabajar, que por lo que me dijiste hay mucho por hacer.
—¿Fuiste a la comisaría?
—No. No tengo pruebas, así que sería una pérdida de tiempo, ya viste lo que dijeron la última vez. —por eso a la mala, yo me libraría de mis problemas.
—¿Por qué siento que sospechas algo? —sentí su mirada quemar en mí y resople. —¿Qué no me estás diciendo?
—Creo que quienes organizaron todo esto fueron Jerry y su madre. Sé que parece algo paranoico de mi parte, pero un día antes me encontré a Jerry en ese bar y tuvimos una discusión, la cual no terminó nada bien.
Pero ya me cobraría cada uno de los golpes que recibí, el gusto de verme herida, no les duraría demasiado.
¿Cómo podían mandar a una persona a dañar a otra? Yo no podría hacerlo, por más despreciable que fueran conmigo, pero al parecer algunos no tenían los valores correctos.—¿Entiendes lo que estás diciendo? ¿Entiendes cuan grave es esa acusación?
—¿Por qué te crees que aún no he hablado con las autoridades? No soy tonta, sé que no puedo señalarlos así como así, pero algo dentro de mí, me dice que ellos son los responsables.
—¿Y qué piensas hacer?
—Al salir del trabajo iré a ver a Jerry. —debía hacer algo para que detuvieran sus ataques contra mí. — He decidido continuar con la boda, ellos ganaron, me rindo.
Por alguna razón prefería mantener para mí la verdad, no lo se, tal vez por un tiempo, pero creo que es mejor que él y todos crean que en verdad he dado mi brazo a torcer.
—¡¿Qué?! —Sus manos tomaron mis hombros y me sacudió suavemente. — No lo estás pensando correctamente, él te engañó y te dejó.
—¿Pero qué más puedo hacer? Solo mira Mario, desde que terminamos, no ha dejado de acosarme, se las arreglaron para hacer que me despidieran y encima me mandan a agredir. — contabilice cada hecho con mis dedos. —Si no hago esto, ¿Quién me garantiza que no intentarán algo peor?
—No los creo capaz de tanto.
—Yo tampoco y mírame, me mandaron golpear.
—Pero tiene que haber otra solución, no puedes dejar que te dobleguen de esta manera.
Y no lo harían, solo tenían que creer que lo habían hecho y para eso necesitaba que incluso mis amigos lo creyeran.
—Por ahora esto es lo único que se me ocurre y lo haré, debo protegerme. —sonreí y me adelante, pasando mis brazos por debajo de los suyos. —Quizás se arrepienta, ya lo hizo una vez.
—Brisa…
—Dejemos de hablar de esto y pongámonos a trabajar. ¿Por dónde debería comenzar?
Él me observó unos momentos y finalmente se dio cuenta de que no lograría convencerme.
—Creo que luciendo así, es más conveniente que me ayudes en la cocina. —comenzamos a caminar hacia allí, pero antes de entrar, aún sin voltear murmuró. — En serio creo que está no es la salida, debe haber otra cosa por hacer.
—Puede ser, pero esto es lo único que tengo, por ahora.
Por ahora… esa era la verdad, porque esperaba conseguir información que me ayude a librarme de ellos y está vez para siempre.
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Martinis, amor y ¿Estacas?
VampireLuego de que su novio rompiera con ella, Brisa Pizarro, solo quiere una cosa y es distancia de cualquier sentimiento que se asemeje al amor. Pero cuando su mejor amiga Débora Cabrera la desafía a jugar con dos jugadores en el campo de los coqueteos...