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Brisa

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Brisa






Desperté saludando el dolor de cabeza infernal, el cual solo amenazaba con partir mi cabeza a la mitad en cualquier momento.
¿Por qué mierda había tomado tanto? ¿Por qué seguía siendo tan jodidamente inconsciente?

Seguía permitiendo que las cagadas de Jerry me lastimaran y no tenía que ser así. Sí, se había metido con mi mejor amiga, con quien era como una hermana para mí, pero ellos deberían sentirse mal, fueron ellos quienes me traicionaron, quienes me jugaron chueco, por lo que no debía sentirme miserable por esto. Era su pérdida, no la mía.
Pero no, siempre terminaba sintiéndome herida, con mi orgullo pisoteado una y otra vez.

Al voltear, me encontré con una imagen ya conocida, con un Luc dormido, entregado a un sueño que se negaría a soltarlo.
Por lo que sin ganas de intentar despertarlo, me puse de pie y rebusque por la habitación, tratando de encontrar un pedazo de papel y un bolígrafo.

Cuando finalmente, me di cuenta de que para encontrar algo útil, debía buscar en el bar, salí del cuarto y caminé por el pasillo, deteniéndome detrás de la barra.
Una vez con lo necesario, las palabras surgían como si nada.

“Perdón por las molestias que pude ocasionarte, anoche no estaba bien. También te quiero agradecer por escucharme y cuidar de mí.
Prometo compensarlo.”

Eso debía ser suficiente, tampoco tenía mucho por explicar, ya que seguramente lo había hecho la noche anterior.
Volviendo a su habitación, dejé la nota sobre el mueble junto a la cama y poniéndome mis zapatillas, salí, dispuesta a dar la cara y dejarles en claro a todos, que ya no volverían a engañarme.

Sabía que me veía como la mierda misma, pero eso no me detuvo de caminar, directamente, hasta el bar de Mario. Él sería el primero al que enfrentaría, ya que él también me había mentido.
Entendía que Débora es su hermana y yo solo una amiga, pero él sabía lo mucho que este tema dolía y aún así cubrió a Jerry y a su hermana en sus andadas.

En otro momento me diría a mí misma que sea más comprensiva, que no me deje consumir por la rabia y haga alguna cosa de la que pudiera arrepentirme, pero no ahora, ahora quería dejarme llevar por estos sentimientos que solo crecían en mi interior.
Por ser buena es que estaba en esta situación, fui yo quien les permitió que me vieran la cara de tonta y me tratarán como a una, pero ya no más. 

Con esta nueva actitud, me adentre por las puertas del bar, en el que no había trabajado ni una semana completa y ya tendría que renunciar.

—¡Lo sabías! — grité, al verlo sentado, tan tranquilo como si nada hubiese sucedido.

No sabia si había hablado con su hermana y está lo había puesto al tanto, pero no me importaba, ya que está gata había descubierto la ratonera.

—No puedo creer que seas tan hipócrita como ellos, siempre confié en ti.

—Espera Brisa, ¿Por qué estás diciéndome estas cosas? ¿Qué pasa contigo? — preguntó con el ceño fruncido.

Definitivamente no había hablado con Débora…

—Ya lo sé todo. Ahora entiendo también porque me contrataste, te sentías culpable. Y claro, ¿Por qué no lo harías? Si estabas cubriendo sus engaños. —entonces lo señalé y sintiendo el verdadero peso de la traición continué. — ¡Ellos me ponían los cuernos y tú me los lustrabas! ¿ Cómo pudiste Mario?

—¿Y qué se suponía que te diga?

—¡La verdad!

—No era algo que me correspondía a mí decirte.

—Pero yo confiaba en ti. Me viste apoyarme en tu hermana y contarle todo lo que sucedía, creyendo que le importaba y lo único que hacía era señalarle el lugar exacto en el que apuñalarme.

—No puedo ponerme en medio de ambas.

—Pero lo has estado. Sé que nunca me elegirás, ya que ella es tu hermana, pero al menos esperaba que me lo dijeras. ¿No crees que me merecía al menos eso, luego de tantos años de amistad?

Si quería quedarse a Jerry, se lo regalaba, pero no me sentía cómoda al descubrir que para ellos fue más fácil dejarme en la oscuridad, viéndome sufrir, sin sospechar que la mujer por quién todos mis planes se derrumbaron, era mi mejor amiga.

—Siempre les dije que debían decirte la verdad, que sería peor cuando te enteraras por otro lado, pero nunca me escucharon. En el fondo, creo que ambos temían tu reacción cuando lo descubrieras y ahora al verte tan enojada, puedo entenderlos.

—¿A ellos? Dime algo, ¿Cómo debería reaccionar? ¿Feliz? —reí sin gracia, era ilógico lo que estaba pidiéndome. — Débora me vio conocer a Jerry, enamorarme de él, vivió cada uno de los planes que hicimos como pareja y ahora resulta que fue quien se interpuso entre ambos. Por otro lado, Jerry me pide un tiempo, se lo doy y luego hace de mi vida un infierno para que vuelva con él y mientras yo sufro por culpa de ambos, ellos disfrutan de su romance oculto. Perdón por reaccionar de manera tan exagerada.

Decirlo en voz alta era aún peor, era como si lo estuviera viviendo todo desde otro plano. Uno en donde los amigos a los que elegí como familia, ya no podían ser considerados cercanos y confiables. 

—Brisa, te entiendo. Sé que esto es algo horrible, pero…

—Renuncio.

—Brisa, espera. — trató de acercarse a mí, pero me aleje. —No estás pensando, estás dejándote llevar por todo lo que descubriste.

—¿Y qué si lo hago? ¿Acaso ahora te importa si estoy enojada, triste, feliz o malditamente decepcionada?

—Claro que me importa, eres mi amiga desde hace años. —Estalle en carcajadas.

No podía decirme esto justo ahora, no cuando acababa de descubrir todo lo que me ocultaban.

—Un amigo no hace esto.

—Tampoco podía traicionarla, ella es mi hermana.

—Lo se, pero, ¿Quién me entiende a mí? —cerré mis ojos y suspiré, tenía que irme. — Necesito tiempo, porque aunque puedo entender las razones que te llevaron a traicionarme, rompiste mi confianza y ahora mismo solo quiero distancia, tanto de ti, como de los demás.

—Lo que menos quería hacer era herirte.

—La boda va a continuar, no pienso cancelarla Mario, así que te recomiendo que vayas a consolar a tu hermana.

—¿De verdad piensas seguir con esa locura?

—A mí me obligan. Si no quieres que me case, habla con el hombre que comparto con tu hermana, es él quien insiste en casarse conmigo, aún cuando se acuesta con ella.

Lo vi con intención de responderme, también vi la decepción y el dolor apoderarse de su mirada, pero no importaba, ellos me habían lastimado primero.




Martinis, amor y ¿Estacas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora