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Luc

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Luc






Estos últimos días el bar me había tenido como un verdadero prisionero.
Desde el día en que llevé a Brisa de regreso a su casa, he tenido que hacerme cargo solo del bar, ya que Yael fue arrastrado por mi madre y mi hermana, a una dichosa reunión familiar. Solo esperaba que esa ridícula celebración, no nos trajera ningún nuevo problema.

Esas dos juntas, nunca traían nada bueno y me preocupaba que lograrán convencer a mi viejo amigo, con la idea de que Brisa no era una persona en la que pudiéramos confiar.
Esta vez no iba a permitir que interfirieran en mi vida, ya estaba cansado de ambas y por esa razón fue que preferí alejarme.

Pero dejando eso atrás, hoy por fin volvería a ver a Brisa, me dijo que debía contarme algo importante y no podía esperar descubrir de lo que se trataba.
El bar está noche permanecería cerrado, ya que no permitiría que por un segundo de distracción algo le sucediera. No, a diferencia de la última vez, está vez me mantendría atento, no solo a su llegada, sino también a sus necesidades.

*Brisa: Llegaré en quince minutos. No te preocupes, nada sucederá.

Aunque lo dijera mil veces más, no me sentiría tranquilo, no hasta verla.
Así que sin esperar más tiempo, tomé una cerveza y caminé hasta la puerta , sentándome en los escalones de la entrada. Estaría aquí cuando ella llegara, la estaría esperando y que el diablo me carbonice, si no estaba listo para besarla.

Él gran flujo de personas que circulaban está noche, sin ninguna preocupación o problema aparente, ignoraban mi presencia, perdidos en sus teléfonos o en alguna conversación con sus acompañantes.
Para cuando el taxi se detuvo frente a la entrada del bar, estaba tomando un sorbo de cerveza, pero enseguida la baje y me concentré en el caminar de Brisa.

Ella no imaginaba la cantidad de pensamientos que ahora se habían apoderado de mi mente. Unos más pervertidos que otros, pero todos a la espera de convertirse en realidad.

-¿Desde ahora me esperaras afuera cada vez que venga a verte? Sin dudas una chica podría acostumbrarse fácilmente a este tipo de trato.

-Tú solo di las palabras, cariño y me tendrás aquí esperando por ti a diario. -Cuando llegó a mi alcance, tomé su cintura y la atraje hacia mí. -Aunque eso tendrá un pequeño costo, uno muy fácil de pagar.

-Siempre hay un costo contigo. -respondió rodando sus ojos, con una sonrisa pintada en su rostro, antes de inclinarse y darme un pequeño roce de labios. - ¿Será esto suficiente?

-No lo creo. -Profundice el beso, está vez besándonos como se debía, como sabía que ambos ansiábamos tras tantos días de no vernos. - En serio te extrañe.

-Lo sé, ya no puedes vivir sin mí.

Para ella podía ser una broma, pero en verdad estaba notando su ausencia más de la cuenta y eso solo significaba una cosa y es que ella estaba convirtiéndose en alguien importante para mí.

Martinis, amor y ¿Estacas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora