Capítulo 9

902 131 55
                                    

Nunca antes me había costado tanto levantarme de la cama. Supuse que se debía al hecho de que la noche anterior había llorado silenciosamente en demasía, por lo que mis párpados se sentían pesados y mi estado de ánimo estaba por los suelos, lo que hacía que mi cuerpo estuviera exhausto y que quisiera quedarse acostado durante el resto del día. Sin embargo, no podía darme tal lujo, y a pesar de haber ignorado los llamados de Hyeri y las sirvientas −quienes no se atrevían a sacarme a la fuerza de entre las sábanas−, terminé poniéndome de pie una vez que oí los pasos de Seonghwa atravesando la entrada de los aposentos.

No tenía idea de que él se encontraba en el palacio. Generalmente desayunaba sola debido a que el Rey se iba a cumplir con sus responsabilidades bastante temprano, así que aquel día procrastinar un poco no me preocupaba tanto. No obstante, al notar que sí se hallaba presente y que estaba caminando en dirección hacia mí, no tardé en sacar todas las fuerzas posibles de mis interiores para pararme en frente de él; lo último que quería hacer era impacientarlo, sobre todo luego de haber escapado al pueblo a pesar de sus advertencias y de que él me descubriera casi de inmediato.

—Buenos días, Su Majestad —fue lo primero que dijo, después de detenerse a dos metros de distancia de mí. Al analizarme, lo vi abrir sus ojos, notándose algo asombrado. Tal vez lucía más deplorable de lo que me imaginaba.

—Buenos días —contesté al instante, y me incliné con suavidad ante él para demostrarle mi respeto—. ¿Qué lo trae por aquí?

—Se suponía que debía levantarse hace una hora, y como parecía no querer hacerlo en ningún momento, decidí venir a ver qué estaba pasando —replicó, manteniendo el semblante inexpresivo—. Su Dama de Compañía estaba preocupada por usted.

Ante sus palabras, observé de reojo a Hyeri, quien junto a las criadas prestaba atención a nuestra conversación.

—Ah... —susurré, para luego tragar con dificultad—. Todo está bien, es sólo que quería dormir unos minutos más. Les ofrezco una disculpa a todos por si les hice intranquilizar de alguna manera.

Hice una reverencia y mi consorte se limitó a asentir con la cabeza, para luego darse la vuelta y retirarse de la habitación. En cambio, Hyeri se acercó a mí con una sonrisa reconfortante, y tomó mis manos entre las suyas.

—El desayuno ya está listo —dijo por lo bajo—. Las damas la ayudarán a vestirse.

Una vez que pronunció aquellas palabras, salió del dormitorio y cerró las puertas detrás de sí, dejándome con las muchachas que me ayudaban a prepararme todas las mañanas. Cuando ya me hallaba completamente lista, salí hacia el pasillo y noté que Seonghwa, Hyeri y el Mayordomo Choi me esperaban allí, aunque al principio no pude comprender realmente el motivo.

—Buenos días, Su Majestad —se inclinó el joven de hoyuelos encantadores—. Oh... ¿se encuentra bien? Se ve algo decaída.

Frente a su pregunta, las otras dos personas que nos acompañaban fijaron su mirada en mí. Sintiéndome ligeramente sofocada, reprimí las ganas de suspirar; pero antes de que pudiera responderle al castaño, mi Dama de Compañía comenzó a cuestionarme.

—Su Majestad, ¿estuvo llorando anoche? —empezó a decir, con una pizca de preocupación en su voz—. Tiene los ojos hinchados.

—En absoluto —contesté rápidamente y miré a Seonghwa por el rabillo de ojo, quien ya no parecía estar muy interesado en la charla—. Anoche no pude dormir bien, así que mis ojos están prácticamente luchando por mantenerse abiertos.

La joven asintió con la cabeza, dando a notar que había entendido mi explicación sobre lo que me había pasado; lo cual era, por supuesto, una total mentira. Claramente, no podía admitir que había estado llorando por lo mucho que extrañaba a mis seres queridos, y que en parte también me había deshidratado por el hecho de que no había recibido respuesta de parte de Yunho. A decir verdad, era raro que no hubiera contestado mi carta, pues él siempre era rápido cuando de comunicarse conmigo se trataba; por lo que la falta de réplica me hacía pensar que estaba enfadado, que algo le había sucedido, o que el mensaje enviado nunca había llegado a su destino.

INFAMOUS | park seonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora