INFAMOUS | park seonghwa

Capítulo 11

Después de casi dos meses desde que dejé mi nación, finalmente se hizo un anuncio oficial a los habitantes de Nyati acerca de mi matrimonio con Seonghwa, y sobre mi ascenso a Reina consorte de sus tierras.

Pero, con el pasar de los días, noté que la opinión pública se encontraba bastante dividida con respecto a ello. Había algunos que decían que la unión entre Nyati y un reino prestigioso como Werans significaba una posible salida de la miseria económica, social y política que vivían; y que probablemente podría brindarles más opciones para negociar con Sionillu y acabar con los ataques bélicos, y así, terminar con la inestabilidad del territorio. Otros clamaban que era sospechoso el acuerdo entre un rey malévolo y un reino tan poderoso, y que si teníamos algún objetivo en común que nos llevaba al casamiento, entonces seguramente era poco moral.

Sin embargo, había otros comentarios que apuntaban directamente contra mi persona, y no al vínculo entre los dos reinos: muchos afirmaban que mi mando llevaría a Nyati a hundirse más profundo de lo que ya estaba. Creían que, porque tenía apenas diecinueve años, era incapaz, poco conocedora e inexperta. Además, establecían que jamás habían oído sobre mí, por lo que nunca antes había estado activamente involucrada en la política; a diferencia de mis hermanos, quienes sí lo estaban.

Y no importaba cuánto quisiera negarlo: tenían toda la razón.

Durante toda mi vida, no me había preparado para tener un reino bajo mi contro, ya que la idea de casarme fue esfumándose de a poco, por lo que nunca se me instruyó sobre nada político, y dediqué mis años de juventud a aprender distintos idiomas y asignaturas. No obstante, con la extraña muerte de los padres de mi consorte, el susodicho terminó tomando el mando y arrastrándome a mí con él de manera repentina.

—¿Su Majestad? —una voz me hizo voltear, encontrándome con que pertenecía al Mayordomo Choi—. ¿Qué hace en el Jardín Real de nuevo?

Le di una media sonrisa forzada y dirigí la mirada hacia los guardias que se hallaban custodiando la entrada del palacio.

—Estoy pensando en este reino y en las expectativas que sus habitantes tienen de mí —me sinceré, evitando mirarlo a los ojos, aunque de todas maneras noté que tenía el semblante preocupado.

—¿Se refiere a lo que estuvieron hablando los ciudadanos estos últimos días? —preguntó desconcertado, y asentí con la cabeza en forma de respuesta.

—Algunos tienen fe en que esta unión matrimonial salvará Nyati, otros piensan que desatará algo peor para el país —empecé a decir, mientras entrelazaba mis manos sobre mi vientre—, y después están los muchos que piensan que fracasaré por mi nula experiencia y carencia de conocimiento sobre la política, y que los condenaré aún más a perecer.

Lo escuché acercarse un poco más hacia mí, pero sin atreverse a posicionarse a mi lado.

—Su Majestad... —comenzó a pronunciar por lo bajo— Usted no tiene que permitir que comentarios así la derroten con tanta facilidad. Su reinado apenas ha iniciado, todavía tiene un largo camino por recorrer y en el que aprenderá y experimentará lo necesario para ser la dirigente ideal.

Tímidamente, me di la vuelta para verlo, ante lo que él formó una pequeña sonrisa.

—Entiendo que usted nunca se imaginaba que terminaría en este puesto tan importante. Pero las cosas siempre pasan por algo, y si usted acabó siendo la Reina consorte, es porque estaba destinado a ser así. Por ende, no se preocupe por lo que digan los demás, ya que con el tiempo podrá ordenarse y manejará todo con más sencillez. Además, no está sola: me tiene a mí, a Lady Hyeri, y por supuesto, a Su Majestad.

Estiré los labios con suavidad, casi imperceptiblemente.

—Muchas gracias, Mayordomo Choi —le agradecí con genuinidad—. Tendré en cuenta sus palabras de ahora en adelante, y haré lo posible para no decepcionar a nadie en este reino.