Capítulo 23

955 115 26
                                    

—¿Que usted quiere hacer qué?

Seonghwa se acarició el puente de la nariz, mientras trataba de no perder la compostura: era un hecho que aquel muchacho no era exactamente la persona más paciente que conocía, y parecía ser que el castaño que nos acompañaba había olvidado ese peculiar detalle sobre él.

—¿Cuántas veces se lo debo repetir, Mayordomo Choi? —preguntó de manera retórica, con un toque de frustración en su profunda voz—. Quiero comenzar con los preparativos de la coronación.

El joven observó a su amo, completamente estupefacto; y es que estábamos tomando el té junto al Jefe de Cocina de forma pacífica, cuando el Rey de Nyati apareció de la mismísima nada, tomando asiento a mi lado en la pequeña mesa de la Cocina Real, para luego hacer tal anuncio que -aparentemente- a uno de sus súbditos le costaba bastante digerir.

—Seong- Su Majestad —empezó a decir el chico, a la vez que se rascaba la nuca con nerviosismo—. Supongo que sabe lo que conlleva hacer lo que acaba de decir. Es un evento muy grande y, por supuesto, muy importante. No puede hacerlo a escondidas como a su boda.

—Lo sé —contestó el monarca, para después posar su mirada sobre la superficie del mueble que nos enfrentaba—. Estoy consciente de que será una ceremonia pública, de que asistirán muchas personas y de que puede que mi bienestar esté en riesgo durante ella.

》Pero ya han pasado más de seis meses desde el fallecimiento de mi padre y hemos visto como la paz ha estado abrazando nuestro territorio a partir del día que contraje matrimonio. Además, tanto Su Majestad como yo hemos estado trabajando duro para asegurarles a nuestros ciudadanos que con nosotros estarán a salvo y creo que de a poco lo han estado notando. Así que considero que este es el momento adecuado para dar el próximo paso y reforzar mi poder como Rey de Nyati... y vine a decírselo ahora por si luego me arrepentía.

Sabía que no había sido nada sencillo para él haber caminado hasta allí y haber pronunciado aquellos vocablos: el modo en el que jugaba con los dedos de sus manos por debajo de la mesa lo evidenciaba. Después de todo, Seonghwa siempre lucía como alguien intimidante y fuerte y, de hecho, lo era; sin embargo, también tenía muchas inseguridades e incertidumbres que lo rodeaban y debilitaban en gran manera.

Aprovechando que el par de amigos estaba demasiado concentrado analizando lo que mi consorte había dicho, deslicé mi mano hacia la suya con el fin de darle suaves caricias, ante las que el muchacho detuvo su juego ansioso y volteó a mirarme con cierto sonrojo y ternura. Claro estaba que mi acto lo había tomado por sorpresa, pues apenas la noche anterior nos habíamos besado verdaderamente por primera vez y él no era alguien que estaba acostumbrado al contacto físico; no obstante, se encargó de entrelazar nuestras extremidades de inmediato, haciendo que mi corazón palpitara con emoción.

—¿Está seguro, Su Majestad? —cuestionó el Mayordomo, todavía notablemente preocupado—. ¿Qué tal si él intenta hacer algo en su contra? ¿No deberíamos derrotarlo antes de llevar a cabo semejante evento?

Casi al instante, el chico de ojos grises apretó un poco su agarre y me miró de soslayo, luciendo parcialmente alarmado: él no estaba consciente de que yo entendía que el joven Choi estaba haciendo referencia a su problemático y cruel medio hermano, y tal vez temía que comenzara a preguntarle con respecto a lo dicho por el joven de hoyuelos.

—No creo que se anime a atacarme... su desaparición durante todo este tiempo me lo ha demostrado —replicó, intentando sonar convincente—. Pero si lo hiciera, yo estaré listo para enfrentarlo. Me prometí no volver a caer de rodillas frente a él y lo cumpliré.

El Mayordomo y el Jefe de Cocina se observaron entre sí de maneras muy distintas: mientras el castaño tenía una expresión consternada, el rubio tenía una de reprensión; lo que me permitió comprender que el hombre de hoyuelos todavía estaba en contra de lo decidido por el Rey y que su íntimo amigo, en cambio, estaba a favor de ello.

INFAMOUS | park seonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora