Capítulo 28

1K 116 69
                                    

—Y aunque hoy no tuve tanto tiempo de sobra, aproveché cierta parte de la tarde para jugar algunas partidas de cartas con el joven Jung, ya que últimamente no nos estuvimos cruzando con mucha frecuencia —seguí relatando, a la vez que fijaba la vista en el dosel de la cama—. Me di cuenta de que estaba haciendo trampa y fingí que no lo había notado para que me pudiera ganar por primera vez... pero perdió de todos modos.

A pesar de que traté de no hacerlo, acabé soltando una risita que me hizo querer desaparecer de la faz de la tierra, puesto que me daba pena reírme de las cosas que yo misma contaba. Sin embargo, no había podido evitar mi reacción al recordar cómo la expresión de Wooyoung había pasado de ser una de picardía a una de decepción, a medida que las partidas del juego iban avanzando y que yo continuaba ganando cada una de ellas.

—Y creo que eso ha sido todo lo que sucedió durante el día de hoy —decidí enunciar por lo bajo, todavía sin apartar la mirada del techo—. Ahora dígame... ¿qué tal estuvo su jornada? ¿Vivió lo mismo de siempre o le sucedió algo interesante?

Esperé por unos cuantos segundos a que Seonghwa me compartiera su respuesta; no obstante, al no oírle pronunciar ni una sola palabra al respecto, supuse que se había quedado dormido mientras le hablaba, lo cual tenía sentido debido a que aquella madrugada se encontraba visiblemente exhausto. Entonces, cuando volteé hacia mi izquierda para ver al monarca, que se hallaba recostado a mi lado, percibí cómo la sangre comenzaba a subir a mis mejillas con fiereza: resultaba ser que, en realidad, el muchacho estaba observándome atentamente con sus ojos grises.

—¿Por qué me está mirando así? —me animé a cuestionarle, para luego apretar los puños con nerviosismo.

—Porque me gusta escucharla hablar de lo que hace a diario —fue lo que contestó él, sin dejar de contemplarme—. Sabe que mis jornadas nunca cambian. Lo único interesante es usted y por eso este es mi momento favorito del día.

Mi cara volvió a enrojecer frente a su réplica. Era un hecho que se había vuelto un hábito entre los dos el charlar sobre nuestro día antes de que nos fuéramos a dormir, y el Rey de Nyati no tenía idea de lo mucho que ansiaba que el sol se pusiera para poder compartir aquella instancia con él, dado a que cada vez era más difícil que nos pudiéramos ver durante la mañana o la tarde. Pero jamás había imaginado que en esa ocasión la situación iba a ser totalmente diferente de su parte.

—Usted cada día siente menos vergüenza —le reproché, sin saber cómo actuar frente a lo que dijo.

El veinteañero largó una pequeña carcajada melodiosa que me llevó a sonreír con ternura: él no sabía lo etéreo que podía llegar a verse hasta ejerciendo las acciones más simples y naturales que un ser humano era capaz de hacer.

—¿Eso es lo que cree? —me preguntó, levantando una de sus cejas de forma juguetona—. ¿Piensa que me estoy convirtiendo en una persona desvergonzada?

—Sí —le respondí con timidez, prácticamente sintiendo mi cara arder en llamas—. Demasiado desvergonzada.

Seonghwa volvió a reír y procedió a analizarme con detenimiento, para segundos después acercarse con lentitud hacia mi rostro y apoyar su boca sobre la mía, lo que provocó que absolutamente todo dentro de mí iniciara a enloquecer en extremo.

Ya tenía más experiencia que antes, por ende, no me había resultado complicado adaptarme al ritmo acelerado en el que mi consorte movía sus carnosos labios, a la vez que me tomaba por la barbilla y que yo me sostenía de su antebrazo.

Sin embargo, el joven de cabellos negros bajó sus manos hacia mis caderas y me elevó para sentarme sobre sus muslos con delicadeza, mientras se aseguraba de que la unión entre ambos no se rompiera en el proceso, puesto que él había optado por mantenerse acostado en su lugar.

INFAMOUS | park seonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora