Capítulo 10

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Continué acariciando la espalda de Seonghwa, a la vez que él lloraba por lo bajo y aferraba débilmente sus brazos a mi cintura.

—Fue sólo un mal sueño —susurré en su oído—. No se preocupe... Lo que pasó ahí no fue real.

Sentí cómo su respiración empezaba a calmarse, y cómo la cantidad de lágrimas disminuía de a poco: finalmente había logrado comenzar a recomponerse.

—Ojalá no hubiera sido real —contestó un par de minutos después y se alejó de mí, para luego secarse sus ojos con una de las mangas de su ropa de dormir.

Consternada, desvié la mirada hacia la superficie de la cama, mientras pensaba en qué responder a tal enunciado.

—¿Quiere hablar de ello? —fue lo que decidí replicar, aunque con miedo a que pensara que quería invadir su privacidad.

—No realmente —dijo en un hilo de voz, y por un momento vi sus ojos cristalizarse de nuevo.

Oh, no...

Tenía que evitar que volviera a romper en llanto. Sin embargo, no sabía cómo hacerlo.

—Bien, no preguntaré nada al respecto —establecí, sosteniéndole la mirada—. Pero quiero que sepa que todo estará bien, y que lo que sea que haya vivido en su sueño ya pasó, y que usted está aquí completamente sano y salvo, ¿sí?

En realidad, no estaba segura de qué decirle. Era un hombre frío, despiadado y cruel que repentinamente se había roto de manera emocional enfrente de mí, por lo que desconocía la forma correcta de tratar con él en esa situación. Evidentemente, tenía que ser cuidadosa con mis acciones, pero si no sabía qué medidas tener en cuenta, ¿entonces qué se suponía que debía hacer?

—Buscaré un poco de agua para usted —dije nerviosa y traté de salir de la cama; sin embargo, Seonghwa me detuvo, rodeando mi muñeca con una de sus manos.

Lo observé, totalmente confundida, e intenté zafarme de su agarre.

—Su Majestad... —empecé a decir, al notar que no tenía sentido ponerme a forcejear.

—No me deje, por favor.

Al oír aquellas palabras, que habían sonado bastante desgarradoras, me congelé en mi lugar: nunca imaginé que vería un lado tan vulnerable y lamentable del intimidante joven de cabellos oscuros.

—No voy a dejarlo —le aseguré, poniendo mi mano sobre la suya, que me sujetaba—. Sólo voy a traerle un vaso de agua de la cómoda.

Me observó con algo de desconfianza; todavía con la tristeza resaltando en su mirada. No sabía cómo explicarlo a través de las palabras, pero me resultaba difícil de creer que detrás de esos ojos grises tan fríos e insensibles hubiera tanto dolor y pena escondidos; porque si algo me había quedado claro de lo poco que habíamos hablado hasta entonces, es que lo que vio en su pesadilla no había sido producto de su imaginación, sino que había sido algo que vivió en la realidad.

Mientras me cuestionaba qué podía ser, el muchacho fue soltándome con lentitud. De manera inmediata, me acerqué al mueble en el que se encontraban apoyados una jarra de agua y dos vasos de vidrio. Posteriormente, tomé uno de los recipientes y lo llené del líquido cristalino, para luego regresar hacia donde se encontraba Seonghwa con el fin de invitarle a que lo bebiera.

—¿Ya se encuentra más tranquilo? —le cuestioné entre susurros, frente a lo que el chico, que parecía hallarse menos perdido que antes, asintió con la cabeza—. Bien. Aquí tiene agua para que tome y no le duela la cabeza más tarde a causa de la deshidratación.

Fijó su vista sobre el objeto, envolviéndolo con sus largos dedos y rozando los míos brevemente, lo que generó que una inofensiva corriente eléctrica se produjera en ellos.

INFAMOUS | park seonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora