Capítulo 3

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Finalmente, el poco esperado momento había llegado.

Me hallaba en las afueras del palacio, acompañada de mis familiares y mis amigos. Frente a nosotros, había un elegante carruaje, en el cual algunos lacayos guardaban las tantas maletas que había preparado con ayuda de Jinha la noche anterior, razón por la que no pudimos dormir las horas suficientes.

Di un suspiro profundo, intentando quitar los pensamientos ansiosos de mi cabeza.

—No me gustan mucho las despedidas... —empecé a decir, poniendo la mirada sobre el suelo—. Pero quiero que sepan que voy a extrañar mucho a cada uno de ustedes. No tengo dudas de que mi vida no será la misma desde ahora en adelante, porque ya no contaré con su compañía a diario. Y por eso me entristece no haber podido apreciar bien mis últimos días en casa.

Mi hermana mayor sonrió con ternura.

—No te preocupes, Sunhee. Iremos a verte con frecuencia —fue lo que afirmó, aunque en sus ojos fue notable que rápidamente se había retractado de sus propias palabras, al caer en cuenta de que entrar a Nyati no era algo muy recomendable.

—No creo que esa sea una buena idea, Areum —le contesté, riendo de manera forzada—. Ni siquiera quiero que vayan a la celebración del matrimonio. De todas maneras, haré todo lo posible para visitarlos seguido.

O, al menos, esperaba poder tener la oportunidad de hacerlo.

A decir verdad, no tenía intenciones de asegurarles algo que no sabía si iba a poder cumplir, dado al tipo del lugar al que me estaba por dirigir y a la clase de persona a la que me iba a unir, sin embargo, tampoco deseaba ser tan pesimista cuando ni siquiera había puesto un pie fuera del reino. No obstante, la pura realidad era que, una vez que me fuera de allí, lo que vendría después iba a ser completamente incierto.

Una vez más, observé a mis seres queridos, quienes parecían no desear decirme adiós en absoluto, pues sus miradas consternadas daban a entender ese mensaje. Fue debido a eso que mi padre se limitó a rodearme entre sus brazos, seguido de mi madre y de mis hermanos; probablemente creyendo que, al mantener ese tipo de frialdad entre los seis, la situación no dolería tanto, habría menos lágrimas, y así las cosas serían más fáciles de digerir.

Posterior a ello, Jinha se acercó para abrazarme con delicadeza.

—Te voy a echar mucho de menos —susurró la ojiverde, haciendo que me emocionara por haberme tratado de manera informal—. Deseo que puedas regresar a vernos pronto y que las cosas allá salgan como lo planeado. Ten un buen viaje.

Me aferré a ella con más fuerza, a pesar de que para algunos miembros de mi familia eso no fuera muy adecuado, ya que no la consideraban más que una simple criada. Pero en mi vida, ella era una fiel amiga, y un gran vacío me abrumaba cuando me cuestionaba qué iba a hacer sin su presencia en mi día a día en aquel reino que desconocía totalmente.

—Espero que cuando venga de visita me sigas hablando de esa forma —bromeé y ella rio por lo bajo—. También te voy a extrañar, Jinha. Prometo que voy a estar bien, y te enviaré cartas para que lo sepas, ¿sí?

Ella asintió y apretó sus labios, desviando sus ojos hacia cualquier otro lado que no fuera mi rostro. Era notorio que quería tragarse el nudo en su garganta, y la verdad era que yo también intentaba hacerlo, pues estábamos siendo separadas luego de más de una década estando juntas. Y el hecho de no saber cuándo podríamos reencontrarnos, o si siquiera tendríamos la posibilidad de hacerlo, era un peso en los corazones de ambas que iba a ser complicado de llevar.

—Sunhee...

El Príncipe de Tepira me miraba de manera melancólica. A mi amigo íntimo –aquel muchacho tan maravilloso al que le encantaba molestarme, que visitaba con frecuencia nuestro reino y por el que mi corazón latía con fuerza–, lo miré detenidamente mientras las lágrimas se me acumulaban de a montones. Y aún con mi vista borrosa debido a ello, analicé cada una de sus facciones una vez más: sus grandes ojos oscuros, sus finos labios rosados y su bonita nariz de botón.

INFAMOUS | park seonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora