Capítulo 30

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La luz del sol paulatinamente empezaba a hacerse presente en el reino, mediante diversos rayos resplandecientes que atravesaban el único gran ventanal que era parte de nuestra habitación; y, como resultado, los rincones más oscuros de aquel espacio comenzaban a volverse visibles, además de cada una de las facciones de mi consorte, quien miraba con detenimiento las mías desde su lado de la cama, aunque estando a tan sólo unos centímetros de distancia.

La intensa iluminación del amanecer hacía inmensamente gratificante el poder tenerlo así de cerca: me calentaba el corazón la posibilidad de estudiar a detalle su rostro divino, su cabello lacio, sus clavículas marcadas y su hombro desnudo. Se sentía como un privilegio del que sólo yo era capaz de disfrutar, por lo que me veía en la necesidad de sacarle provecho cada vez que contaba con la oportunidad, tal como estaba haciendo en ese preciso momento.

De repente, Seonghwa acercó una de sus manos a mi cara, con el fin de poner un mechón de cabello detrás de mi oreja, para luego acariciar mi mejilla derecha con suma delicadeza, ante lo que mi piel no tardó en erizarse. Sonreí ligeramente al reafirmar lo que pensaba en cada ocasión en la que me tocaba: lo hacía con extremo cuidado, como si cierto miedo a lastimarme rigiera en sus interiores.

—Son alrededor de las seis de la mañana —fue lo que pronunció, después de posar su vista detrás de mí—. Esto es señal de que debo prepararme para irme.

Su voz ronca inevitablemente denotaba que, al igual que yo, apenas se había despertado.

—¿Es imprescindible que usted vaya? —pregunté por lo bajo, sonando un poco cohibida.

—Lo es —decidió replicar el hombre, mientras pasaba a dejar algunas caricias sobre mi brazo, que estaba al descubierto—. Es mi responsabilidad resolver estos asuntos. A estas alturas, y teniendo en cuenta lo que hemos estado descubriendo durante estos últimos días, utilizar un intermediario me generaría desconfianza.

Lo observé con una pizca de pena en mis ojos color café.

—Pero-

Ni bien traté de iniciar a explayar mi opinión, el joven me silenció con un corto y profundo beso, el cual me quitó brevemente el enojo que sentía hacia él.

—Shhh... —procedió a susurrar, provocando que mis labios cosquillearan a causa de los suyos—. No intente convencerme de que cambie de idea, pues me temo que no lo va a lograr, señorita.

Ahogué un suspiro sonoro de frustración, a la vez que pretendía no darle importancia a la manera insinuante en la que había pronunciado aquella última palabra.

—Necesito que me entienda... —establecí de inmediato, al mismo tiempo que buscaba esconder la desesperación que me recorría el cuerpo—. Me preocupa su seguridad cuando esté fuera de este país, sin importar cuántos caballeros tenga a su disposición.

—Y yo también necesito que me entienda —contestó el monarca, alejándose lentamente de mí y manteniendo sus dedos alrededor de mi brazo—. Estoy más que confiado en que Kim Hongjoong no se atreverá a atacarme hasta que llegue la Coronación, y fue debido a ello que cuando volvimos de Werans no sucedió nada, así que estaré bien. Además, no podré estar preparado para el verdadero peligro si no me encargo yo mismo de mi plan. Tengo que emprender este viaje de todos modos.

Sintiéndome completamente rendida, ya que el rey no parecía estar dispuesto a dar marcha atrás con sus intenciones, opté por no añadir más al respecto y arrastré una de mis manos por mi pelo, consiguiendo que luciera aún más desastroso.

Voy a perder la cabeza.

Ya no sabía cómo demostrarle mi punto de vista: por supuesto que comprendía de dónde provenían sus suposiciones, y no dudaba que era muy probable que el muchacho estuviera en lo cierto; sin embargo, me ponía demasiado nerviosa que, a pesar de que existía un margen de error en lo que proponía, igualmente quisiera hacer todo por su propia cuenta, sin considerar que cualquier cosa podía ocurrirle en el transcurso. Irse solo de su reino por primera vez en su vida era una gran hazaña, y en tiempos tan turbulentos como ese, la idea no me daba muy buena espina.

INFAMOUS | park seonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora