INFAMOUS | park seonghwa

Capítulo 15

Mientras estuviera en el Reino de Werans, me veía obligada a pasar tiempo con Seonghwa.

A diferencia de meses atrás, ya no consideraba estresante ni me generaba ansiedad el hecho de tener que convivir con él durante ciertos momentos del día. Tampoco lo encontraba gratificante, pero al menos ya no era algo que me destruyera la psiquis porque él me aterraba. Todo gracias a que, a medida que había pasado el tiempo, comencé a conocerlo y a tener más en cuenta mi propia percepción sobre su persona. Sin embargo, eso no significaba que estaba exento de sospechas, ya que para eso todavía tenía pendiente descubrir muchas cosas más.

Aun así, por cuestiones de comodidad y de confianza, la verdad era que prefería pasar el rato con Jongho. No obstante, eso significaba que el Rey de Nyati se quedaría solo demasiado tiempo, y aunque él era un ser que notablemente disfrutaba de la soledad, habría sido irrespetuoso de mi parte dejarlo de lado. Era un visitante, que yo no planeaba traer, pero al fin y al cabo era un visitante, particularmente especial, y que merecía ser tratado de esa forma.

Por tal motivo, en el segundo día de nuestro viaje, lo invité a dar un paseo por el palacio; y él, sin pensarlo dos veces, terminó aceptando mi amigable propuesta.

Así que, una vez que acabamos de desayunar, caminamos por la mayoría de los pasillos que conformaban mi hogar, a la vez que le explicaba de manera general que había en ciertas habitaciones, y le contaba un poco acerca de la historia de aquella construcción que me había visto nacer, crecer, y volverme una adulta que todavía no podía sentirse como tal.

Por supuesto, nos cruzamos con algunos criados en el recorrido, los cuales demostraron su respeto de manera confusa, mientras que otros nos observaron horrorizados, pues probablemente llegaron a la conclusión de que el joven de tez dorada y cabellos negros que me acompañaba era esa persona temida de la que tanto se hablaba esos días, además de que ya era de público conocimiento que había contraído matrimonio con él.

Empero, a pesar de las miradas de todo tipo, Seonghwa no parecía estar afectado al respecto. O, al menos, pretendía no estarlo.

—Nuestro palacio no es tan enorme como otros —le dije, una vez que salimos del edificio—. Sin embargo, tiene algo que considero que lo hace muy distinto a los demás, y que usted probablemente ya vio al llegar.

Dicho eso, lo dirigí hacia el Jardín Real, que tantas veces me había reconfortado y llenado de alegría durante mi vida. Era inefablemente agraciado, y tenía todo tipo de flores en él, como rosas, jazmines, azucenas, margaritas, violetas y claveles. Y juraba que nunca antes había conocido un jardín tan colorido como el nuestro, y también creía que le daba una imagen de felicidad y de calma al reino, razones por las cuales aquel era mi lugar favorito en el mundo.

—Veo que le gusta mucho el Jardín Real —comentó mi consorte, mientras me sentaba en un banquito que estaba en uno de los pequeños caminos que había entre las flores.

—Bastante —contesté, a la vez que notaba cómo Seonghwa se ubicaba a mi lado, pero a una distancia considerable—. Venía aquí cada vez que estaba triste, y también cuando necesitaba pensar o reflexionar sobre algo. Observar tantos colores me inspira a visualizar las cosas de forma distinta, o al menos a sonreír un poco. Así que siempre me sentaba aquí, oyendo a las aves, viendo a las abejas, sintiendo una brisa contra mi rostro, y luego volvía a mi habitación más contenta o segura de mis decisiones y de mis opiniones.

Al darme cuenta de que estaba hablando demasiado, cerré mi boca y volteé a ver al joven monarca, que sorprendentemente se hallaba mirándome de forma atenta, como si mis palabras hubieran sido la respuesta a la pregunta que durante toda su vida había buscado contestar.

—Discúlpeme, debería hablar sobre cosas más interesantes —susurré y posé mi vista sobre el suelo—. A veces no me doy cuenta y termino hablando puras estupideces.