Oscuridad || Fan Fic Tom Hiddleston

••••Capitulo 16••••

(Es un extenso capitulo pero espero les guste, fue un día muy loco para este par)

Irila

Bajo rápidamente las escaleras como una verdadera ladrona experimentada, ni un ruido, debí ser un ninja muy habilidoso en mi otra vida, pero realmente solo quiero pasar este día como un día más. Salgo a la calle disfrutando ese bello juego de luces nacientes sobre mis hombros, corro al subterráneo bajando las escalinatas como todos los días, salvó por la única diferencia que hoy adelante mi horario de viaje, reviso el teléfono viendo el mensaje festivo de Google recordándome lo que quiero olvidar, colocó música y me dejó ir hasta llegar a la estación del centro.

Hago las cinco cuadras hasta su casa cuando veo llegar a Lilibeth de frente a mí, corró hasta ella como una niña pequeña abrazándome a su cuello y no se niega, apesar de ser inglesa y el mito que existe sobre ellos, está mujer es como un rayo de sol hecho carne y hueso, puedes sentirte feliz junto a ella sin hacer mucho, subimos por la escalera y me cuenta sobre sus hijos, la vendrán a ver pronto haciendo cobrar un brillo especial en sus ojos con esa sola idea, debió haber sido una gran mamá en sus tiempos dorados, una mamá que muchos hubiéramos deseado tener. Abre con su manojo de llaves que el señor Hiddleston le confío y entramos rápidamente veo a Boby saltar a mis piernas y me agachó a saludarlo, este perro es sin duda el más adorable que me e cruzado, ya con sus solos ojitos miel logra llevar amor a mi corazón, le rasco la mollera y debajo del mentón viéndolo salibarse.

-Quien es un lindo perrito ¿Eh? Pues tú boby eres el más hermoso de todos. 

-Es triste verlo cuando ambos se van, se queda viendo la puerta un buen rato hasta que se resigna y viene a hacerme compañía.

-Mi lindo Boby, es triste pero es el trabajo que eligió tú dueño, ¿pero sabes que el nunca te dejaría no es así?-Lo acarició y me lame la cara antes de salir corriendo hacia la recámara del señor Hiddleston. Me levanto del piso quedándome del otro lado de la barra oyendo a Lilibeth cuando su maldita aura me dice que está aquí, es extraño y curioso pero e aprendido a conocerlo bastante en este último tiempo tanto que puedo sentirlo al estar cerca, si lo contará me tratarian de loca y chiflada pero de verdad es así, ni siquiera a dicho una palabra pero me volteo y sí está justo detrás.

Desayunamos todos juntos cuando mi teléfono empieza a pitar como loco, se lo que es, pero no puedo dejar de contestar o será peor para mí al volver a casa.

-Hola. 

-¡Oye! ¡Eso no se hace, como vas a escaparte de mí el día de tu cumpleaños! ¡Ni siquiera me dejaste darte un beso! ¡No es justo Irila! Trabajas todo el día aún que sea quería compartir una tarteleta contigo.

-Si, lo sé perdón, no te pongas así, tengo cosas por hacer Minnie, sabes que no quiero nada, nos vemos a la noche, Ya terminala de una vez.

-¡Uff! Irila, eres una agua fiestas. Me corta bruscamente y se que de verdad se molestó, pero es mi derecho no querer celebrar un inmundo aniversario más. Apenas levanto la cabeza y me veo arrinconada por aquellos ojos turquesa que tiene hoy por la mañana. Me pregunta si estoy bien y realmente apenas puedo sostener mi mentira sin que se de cuenta, si hay algo que caracteriza a mí jefe es su grande grandisima curiosidad y es algo que no quiero encima de mí menos un día como hoy.

Saludo a Boby y le recuerdo a Lilibeth que el paseador pasará a buscarlo a la 11hs así que deberá estar atenta, me asegura hacerlo y nos vamos a una nueva jornada en el set. Tomó mi lugar como hace casi dos meses en el asiento del copiloto revisando el vidrio de la ventanilla, aún no ha habido lluvias y no se verá lo que deje escrito, está vez pongo yo la lista musical disfrutando el repertorio de Queen, palmeo sobre mis piernas y canto internamente los coros pero a diferencia de mi el señor Hiddleston canta con su perfecto tono inglés a todo pulmón llenando el auto de su estruendoso eco. Me rió escuchándolo disfrutar cada nota como la más fantástica maravilla mientras da pequeño golpesitos sobre el volante. Lo acompañó en el ritmo de palmas haciendo sin sonar pretenciosos un gran dúo.