Irila es una joven de 26 años cuenta con un pasado oscuro lleno de dolor el cual desea enterrar y nunca más volver a vivir, escapa de su país natal buscando una nueva vida en Inglaterra con la ayuda de su vieja amiga de la infancia.
Luego de mucho...
Me levantó temprano con un nuevo aire positivo, se que puedo cambiar esto, convencer a Irila de que no soy el clase de tipo que imagina...Aún que cometí algunos errores fueron por una buena causa después de todo. Me cambio la ropa y preparó la correa de Boby y las llaves, Lo llamo desde la puerta y el viene corriendo tras de mí, lo subo en brazos y nos vamos.
Caminamos las cuadras hasta el bar y apesar de que me siento nervioso, me doy la suficiente motivación para entrar, reviso las etiquetas al costado de la puerta viendo que es un lugar amigable a los animales, asique mi mascota y yo podemos entrar.
La busco fugazmente viendo del otro lado de la barra su fleco castaño, se lo sacude en un movimiento inconsciente mientras prepara el café haciéndome suspirar. Tomó asiento en una de las bancas mientras Boby se acomoda a mí lado, agarró la carta y veo por encima el menú mientras la observó moverse por el local, bosteza en pequeños aros y sus ojos se cristalizan como un tierno oso de peluche.
Poco a poco se acerca tomando el pedido de la pareja que está a unos metros míos y me pongo la carta a la altura de la cara para que no me vea. Cuando oigo las patitas de Boby saltando al piso, no llegó ni siquiera a alcanzarlo cuando lo veo besarle las piernas en busca de su atención.
Irila al principio se espanta de la sorpresa, pero al reconocerlo baja hasta estar a su altura acariciándolo una y otra vez, mientras lo ve con sus ojos avellana tan dulce y perfectos que no puedo evitar tener envidia de mí propio perro. Me escondo otra vez aunque ya es demasiado tarde al parecer, pues la pesada mira láser de sus ojos pesa sobre mí por lo cual me apresuró a ordenar.
-Buenos Días Señorita, me gustaría ordenar 2 cafés negros y un par croissant es sábado y me gustaría disfrutarlo. Veo su lápiz clavarse a la mitad del menú y bajarlo, me río en mi propio nerviosismo, ignorando el fuego que arde en sus ojos.
-¡Oh! Vaya que sorpresa. Su mandíbula se mueve levemente de lado a lado, generandome por primera vez miedo de verdad, siento mi espalda transpirar pero me mantengo centrado, como si jamás hubiera visto el volcán echando lava delante.
-Esto no es ninguna casualidad, así que no intenté engañarme, ya se quien es usted y le aseguró que no me da miedo partirle la cara con un salero. Su amenaza debería tomarla en serio, se que no está jugando pero de verdad necesito charlar con ella.
-Okey, lo tendré presente, por eso te pido ahora un momento de tu tiempo para conversar, lo de anoche fue muy extraño es cierto, pero quiero explicártelo. Es brava como una leona no se toma ni un instante para responderme un rugido rabioso.
- Primero no me interesa lo que quiera decirme, segundo estoy trabajando, usted no es un verdadero cliente así que le pido que se vaya. La miro sin creer que algo tan adorable como ella pueda ser tan brava, no gruñe, ataca, como si su vida dependiera de eso, apesar de usar un tono suave y cordial Irila permanece así, me niego a rendirme sosteniendo mi atención a ella respondiendole:
- No, es un país libre, quiero desayunar aquí y tengo el dinero para pagar mi consumición. El tono avellana de sus ojos arden volviéndose amarillentos cuando suelta desde lo más profundo del alma.
-<<"Idiota,Pesado, engreído">>- No puedo enojarme, me causa mucha gracias, a vuelto a hablar español como en la calle, creyendo que no la entendería; me dejó caer sobre el respaldo del Banco sonriéndole.
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