Irila es una joven de 26 años cuenta con un pasado oscuro lleno de dolor el cual desea enterrar y nunca más volver a vivir, escapa de su país natal buscando una nueva vida en Inglaterra con la ayuda de su vieja amiga de la infancia.
Luego de mucho...
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Irila
Saludo a Bobby antes de irme tomando de la mesita de entrada el juego de llaves extra que tengo de esta casa, bajo por ascensor saludando a Boris antes de salir por el lobbie central, cierro la puerta y camino por mis cuadras de costumbre viendo las casas y algunos negocios hasta la avenida principal, paso por el anticuario del señor Stewart pero desgraciadamente está cerrado por la hora, es una lastima ya que hace mucho con mi nuevo empleo no e sido capaz de venir a una vuelta.
Diambulo un poco por la manzana central viendo ropa, librerías cuando por fin se hace la hora, avanzó hasta la entrada del subte esperando el sonido magestuoso que se cuela hasta mis oídos junto a sus vibraciones de bajo de mis pies. Cierro mi saco perciviendo esa molesta brisa helada queriendose colar por el cuello; me tapó bien desviando mi atención a las escalinatas divisando sus rizos cobrizos bajo la boina negra.
-¡Linda!
-Minnie. Abró mis brazos y la recibo contenta teniendola de vuelta conmigo; he ido poco a casa en la última semana más que por ropa, lienzos o libros pero ambas sabemos comprender.
-¿Cómo estás? Te vez muy linda.
-Gracias, yo digo lo mismo estás más linda que el invierno en que llegue.
-Que te puedo decir cuido mucho mi piel. Enlazo mi brazo con el suyo diciéndole:
-No prometo cuidar tu estómago de la misma forma, vamos a comer algo.
-Vamos muero de Hambre, George se fue a trabajar y no e comido nada desde la tarde.
-Eso nos da vía libre para comer algo sumamente delicioso. Caminamos por las misma cuadras que hacía antes hasta el local viendo algunas de mis antiguas compañeras.
-Irila bienvenida.
-Hola chicas ¿Cómo están?-Me aferró a Minerva sin apartarme de ella escuchándolas a las dos, hasta poder tomar asiento en una de las mesas junto a la pared.
-Es muy lindo este restauran.
-Si, tiene algo especial. Reviso las paredes viendo la decoración estilo sesenta con los pequeños cuadros, antes de volcar mi atención en la carta.
-¿Qué quieres pedir?
-No lo sé, tal vez una hamburguesa veré qué tienen. Toma su carta mientras yo continúo viendo la mía con la lista de opciones conozco la mayoría pero nada me resulta apetitoso hasta finalmente ver al final de las opciones el pollo frito, sólo imaginar el plato en mi memoria me hace babear.
-Ya se lo que quiero ¿Y tú?
-Creo que me quedo con mi hamburguesa. Llamó a la mesera encargándole nuestro pedido prometiendo traerlo en un momento. Los ojos de Minerva se mueven juguetones a mi alrededor, pone las palmas debajo de su mentón riéndose como una niña ante una travesura.
