Oscuridad || Fan Fic Tom Hiddleston

••••Capitulo 20••••

IRILA

Me muevo por la cama sin sentirme cómoda, volteó de un lado a otro pero falta algo, ese aroma ya no está, logró abrir los ojos con dificultad mis párpados pesan mucho ni siquiera recuerdo cómo llegué a la cama, me muevo con cuidado sintiendo mi cuerpo bastante extraño, salgo de la cama viendo mis piernas al descubierto sin entender nada, recuerdo perfectamente haberme puesto un pantalón cuando regrese de trabajar. 

Camino hacia el comedor viendo a Minerva adormilada sobre el brazo del sillón con la tele prendida, me acerco y la despierto.

—Hey, que haces ahí.

—Linda por fin te despiertas. Salta a mi cuello abrazándome con todas sus fuerzas como si no me hubiera visto en años.

—¿Qué pasó porque tanta emoción?—Estornudo sintiendo la molestia otra vez en la garganta imposible de rascar.

—Irila ¿No te acuerdas de nada? 

—No, sólo me dormí mucho, recuerdo que me sentía un poco mal, me dolía bastante la cabeza.

—Tuviste fiebre alta, muy alta hasta un doctor vino a verte ¿Ni siquiera escuchaste algo?  

—No. Minerva me ve de pies a cabeza y se mofa en mi cara.

—Tienes unas hermosas piernas pero ve a ponerte unos short quieres, en tu mesa de noche hay antibióticos traelos ya te preparé comida ahora la caliento y luego te tomas tu remedio, te contaré todo. 

—¿Todo?

—Si, todo. Camina hacia la cocina mientras voy a ponerme algo, busco ese mugroso pantalón y no lo halló por ningún lado busco en mi silla algo hasta encontrar un short de algodón, reviso entre mí acolchado dónde dejé el teléfono debe estar muerto y lleno de llamadas perdidas, lo encuentro por fin comprobando que aún tiene batería, revisó los mensajes cuando algo llama mi atención. Voy hasta la mesita de noche viendo el libro que el señor Hiddleston me regaló, lo tomó haciendo memoria de toda la pelea y se que lo deje en el Home como llego aquí, habrá aparecido cuando me quedé dormida y seguro Minerva se lo recibió por cortesía. Lo tomó y voy de regreso a la cocina viendo a mi amiga poner el plato en la mesa junto a la cuchara.

—Vino aquí ¿Verdad?—Le muestro el enorme libro y ella solo se ríe sin reparar un poco en mi molestia.

—Sientate a comer quieres, trajiste tu pastilla. Me a chico un poco sintiéndo un poco de vergüenza al haberlo olvidado. 

—¡Uff Irila! Siempre haces foco en lo secundario, siéntate y come yo las traigo. 

—Espera Minerva.

—¡Come, lo digo enserio!—Me siento en mi lugar y dejo el libro a un lado, viendo el colmado plato de sopa crema de calabaza, Minerva le ha puesto trozos de queso y un huevo duro en el centro. Sacó el huevo dándole una primera mordida y no me detengo realmente tengo mucha  hambre termino justo cuando mi amiga regresa sentándose frente a mí.

—Listo aquí tienes. Me deja la tira de comprimidos en frente y la reviso son enormes.

—¿Esto para que?

—Para que no te enfermes, ni tengas fiebre y todo ese tipo de cosas, si te las tomas en diez minutos deberás volver a repetir mañana a la una de la tarde, así durante 7 días.

—Uff. Doy unas cucharadas a mi sopa sintiendo aquella frescura inundar mi garganta mientras la observó en silencio con aquel brillito en los ojos que aparece cada vez que comienza a tramar algo.

—Sucede algo.

—¿De verdad no recuerdas nada de lo que pasó? 

—No, pero por tu cara y este libro aquí, algo sucedió así que dímelo ya no andes con vueltas. Me cruzó de brazos en la mesa con mi mejor cara de mala pero Minerva sólo desvía la mirada divertidísima de mi reacción.