Irila es una joven de 26 años cuenta con un pasado oscuro lleno de dolor el cual desea enterrar y nunca más volver a vivir, escapa de su país natal buscando una nueva vida en Inglaterra con la ayuda de su vieja amiga de la infancia.
Luego de mucho...
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Tom
Apenas oigo su voz baja murmurar algo sin sentido, haciéndome despertar, alzo la cabeza de su cuello notando los pequeños espasmos que generan sus manos, apretando los puños una y otra vez. Le corro el cabello del rostro suavemente sin querer despertarla, observando el detalle de sus ojos cerrados con fuerza, mientras se muerde los labios.
-No me dejes sola mamá....-Las lágrimas comienzan a rodar por su rostro y me desarma, aún en sus sueños el pasado sigue a tormentandola.
-Irila. Le digo en un tono bajo intentando hacerla reaccionar pero se pone aún peor, me empuja, golpea mi pecho y apenas logró pararla sosteniendola de los brazos.
-Irila abre los ojos soy Tom. Sujeto su cara roja y cubierta de lágrimas cuando finalmente su mirada color avellana regresa viéndome arriba de ella.
-Cariño, está bien ya pasó, ya pasó Irila. Cierra los ojos con aquella pena que no la deja libre, sólo llora desconsolada como una pequeña criatura indefensa. La abrazo y se refugia en mi cuello apretando sus manos contra mi espalda, apresandome el corazón su sólo movimiento revela cada sentimiento que aún carga miedo, dolor, tristeza y desamparó.
-Ya pasó, estás segura Cariño, nadie te hará daño aquí. Terminamos por levantarnos y sacó a Irila a respirar un poco en el balcón, me siento en el pequeño sillón de mimbre que tengo afuera y ella en mis piernas, se apoya sobre mi pecho aún con la vista baja.
-Perdón.
-¿Perdón por qué?-Le cuestión pero su voz apenas sale de su garganta bastante apenada.
-Hace mucho no me pasaba esto, lo siento...es sólo que... no se van. Suspira llena de angustia antes de terminar.
-Siempre logran regresar.
-No hay nada por lo que debas disculparte, se por lo que haz pasado... quisiera poder borrarlo todo de tú cabeza pero no puedo, la única forma en que puedo ayudarte es repetiendote que voy a estar aquí cada vez que me necesites para alejarte de esa oscuridad, dándote recuerdos para atesorar sin lágrimas y jurandote que nadie te volverá a herirte mientras yo esté aquí... tu serás la escudera de mi vida pero yo seré el guardian de tu futuro, haré todo lo que esté en mis manos para que los buenos recuerdos sean mayor que las penas.
Sus manos envuelven mí cara acariciándome con aquel brillo encantador en los ojos, únicos en ella, me besa y se abraza a mí cuerpo alimentando cada fibra de mi alma.
Los días han sido más calmos después de aquella madrugada, Irila recuperó su temple habitual dividiéndose entre el trabajo y sus actividades favoritas, pasaba algunos días en casa y otros con Minerva, pudo volver al teatro al menos por sus clases personales de tela saliendo todos los jueves y sábados sin demora para allá, apesar de mis que haceres habituales no apartaba mi ojo de ella con temor a que esas sombras volvieran a rondar su nueva realidad, pero poco a poco y con paciencia como me había aconsejado Minerva la verdadera forma de Irila comienza a tomar fuerza. Se divierte conmigo escuchando música, pinta ¡Mucho! la invite a traer algunas cosas creyendo que mi armario sufriría las consecuencias pero no, el área más afectada ha sido mi sala, un lienzo siempre reposa en una de las esquinas a medio terminar, paisajes, cielos, mariposas, pies, hadas, todo lo hace sublime con colores variados y diferenciados, los cuales me enorgullezco de colgar en mi pared, discutimos bastante la primera vez respecto a ello, pero realmente quería darles el lugar correspondiente a cada uno, los había pintado en mi casa y quería que se lucieran aquí, finalmente Irila aceptó dejándome colgarlos; se tomó su tiempo para darme algunas clases privadas jamás había sido un gran artista pero con paciencia me explico formas y líneas para dar forma a cuerpos como objetos, me guío en las tonalidades del color, las fusiones, los degradé de un tono a otro, sabía tantas cosas del mundo del arte que jamás termina de contarlo todo, algunas había logrado ponerlas en prácticas pero otras no aunque conservaba muy bien su teoría.
